ENERO 2004
SADAM HA CAIDO, VIVA
BUSH
Tal vez, lo que más le tenga que reprochar el
mundo a Saddam es haber dado pie a que el imperialismo yanqui se
desbordara, a que se reventasen todas las leyes, pactos, acuerdos,
etc.
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El mundo ya respira aliviado, se
supone. El enemigo número uno de la humanidad, el terrible Saddam, el
que podía destruir el planeta en 24 horas, según los buenos, está a
buen recaudo, en manos de nuestros salvadores.
¡Loado sea Bush! ¡Larga vida para el salvador...!
Y ahora... ¿Quién nos va a salvar de Bush? Eso ya es más difícil, a
menos que la Justicia divina tome cartas en el asunto y decida que la
humanidad, por muy absurdo que sea su comportamiento, no se merece
tamaño castigo.
Claro que hay muchos que piensan que Saddam era un asesino, un
dictador, un bicho malo. Y es cierto, por supuesto que eso no se pone
en duda, nadie afirma lo contrario.
El problema está en que su capacidad de hacer el mal se limitaba a su
pueblo, a los kurdos y a algún vecino más, sin embargo la capacidad de
destrucción de Bush y su ejército imperial, sobrepasa lo imaginable, o
sea, que se puede cargar un montón de veces al planeta.
¿Tenía Saddam pretensiones de establecer un nuevo orden mundial
custodiado por Irak? No, eso es lo que pretende Bush.
¿Tenía Saddam capacidad militar para imponer su política a los demás
países árabes? No, sin embargo sí la tiene Bush.
¿Era Saddam un fanático religioso que, en nombre del "dios" que fuera,
declararía la guerra al mundo? No, aunque pretendía que los demás lo
creyesen. Era tan sólo un oportunista, un asesino sin escrúpulos que
sólo pretendía vivir bien, él y los suyos.
Sin embargo, Bush hace la guerra con la Biblia en la mano, no se sabe
si el amor también, se considera un predestinado para liberar al mundo
del peligro terrorista y, lo que es peor, está asesorado por su padre
y por un grupo de la élite empresarial del imperio yanqui.
Con todo, la captura de Saddam ha sido sospechosamente oportuna, en un
momento clave, cuando la popularidad de Bush caía por los suelos,
cuando el pueblo americano reclamaba la vuelta de sus soldados y,
también, cuando el mundo occidental estaba metido de lleno en las
fiestas de Navidad, o sea, sobredosis de espíritu religioso, el
triunfo del cristianismo sobre el Islam, la victoria de la justicia
sobre la tiranía, y todo ello de la mano del "nuevo mesías", Bush.
"El mundo está mejor sin usted, Saddam"... decía un eufórico Bush al
poco de la captura.
Pues qué quiere que le diga, yo creo que el mundo no se enteraba de
que estaba Saddam si, Ud., Sr. Bush, no le hubiera convertido en el
epicentro de sus fobias, en la disculpa de sus pretensiones de
acaparar poder, en el malo de la película.
Todos comprobaremos, enseguida, que el mundo no va a acusar la falta
de Saddam, o sea, no va a mejorar, porque Saddam era sólo un capullo
que pretendía, soñaba, con ser el gran capullo. Pero ese puesto ya
estaba ocupado, primero por Bush padre y luego por Bush hijo, y claro,
no está el negocio como para repartir poder, sobre todo si anda por el
medio el petróleo.
Y lo peor es que la captura de Saddam va a enfriar cuestiones tan
relevantes como la ilegalidad de la invasión de Irak, la muerte de
miles de víctimas inocentes del pueblo iraquí, primero por el embargo,
luego por las bombas, el ridículo de la ONU al ser despreciada por
Bush, los chanchullos de la reconstrucción de Irak, etc.
Tal vez, lo que más le tenga que reprochar el mundo a Saddam es haber
dado pie a que el imperialismo yanqui se desbordara, a que se
reventasen todas las leyes, pactos, acuerdos y cuestiones legales que
sostenían el precario equilibrio del mundo, a ser, en suma, el bufón
que propició que al auténtico peligro mundial, Bush, se le vieran los
dientes, y a todos los demás se les viera el culo.
Saddam ha caído... ¿quién nos librará de Bush?
A propósito... ¿se sabe algo de aquello de que el Gobierno de Bush
sabía que iba a ocurrir lo del 11-S y lo consintió?
¿No?... Qué raro... ¿Verdad?
/ MC
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