e su
viaje al centro de la pobreza, queda especialmente impresionado por la riqueza
de ideas y la creatividad que manifiestan las gentes humildes. Con la mochila
cargada de experiencias, diseña un modelo económico alternativo basado en la
igualdad y en la idea de satisfacer las necesidades básicas de todos sin atentar
contra el equilibrio del planeta.
En la actualidad este economista, que sigue trabajando como docente en la
Universidad Austral de Chile, es una de las voces más críticas al sistema
neoliberalista, que según sus palabras, "ha conseguido en tres décadas lo que el
Cristianismo y el Islam no han conseguido en dos mil años: conquistar el mundo
entero".-¿Qué le hizo dar la espalda a su carrera en la multinacional
Shell para dedicarse a estudiar los problemas de los países pobres?
-Para responder a la pregunta debo aclarar en primer lugar que, además de
economista soy músico. Hago esta aclaración porque, como se verá, la
responsabilidad de mi drástico cambio de vida recae en Brahms. Recién graduado
de la Universidad de Chile, a los 21 años de edad, recibí una oferta de trabajo
de la Shell. Me sentí legítimamente orgulloso de ser contratado por una de las
mayores empresas del mundo. Hice muy buena carrera en unos pocos años,
convirtiéndome en un muy joven y exitoso ejecutivo. Pasados cuatro años me
encontré una noche solo en mi sala de estar, escuchando la Primera Sinfonía de
Brahms. Al llegar el segundo movimiento tuve la súbita sensación de que Brahms
me preguntaba: "¿Qué haces con tu vida?" Fue una sensación tan intensa que
comencé a imaginar visiones de mi futuro como ejecutivo a nivel mundial,
realizando grandes negocios petroleros, en medio de connotados magnates. De
pronto tuve la certeza de que ese personaje no encajaba conmigo. No logré
reconocerme a gusto en esas imágenes. Una semana después renuncié sin revelar,
por cierto, las verdaderas razones "brahmsianas". Regresé a la Universidad a
completar mis estudios de postgrado. Adquirí así con Brahms una deuda de
gratitud de por vida.
-Cada vez más, la economía parece prescindir del ser humano a la hora de
trazar sus políticas, en cambio usted habla de que es posible una economía a
escala humana. ¿Cómo se puede poner esto en práctica?
-La economía surgió como hija de la Filosofía moral y, por tanto, como
disciplina preocupada por el bienestar humano. Con el correr del tiempo,
especialmente a partir del neo-clasicismo, comienza a deshumanizarse
sistemáticamente. La economía neoliberal dominante hoy en día es una disciplina
"desmadrada" (que se olvidó de su madre). Hemos llegado a un punto en que en
lugar de que la economía esté al servicio de las personas, son las personas las
que deben estar al servicio de la economía. Los ejemplos abundan. Baste sólo con
recordar que las políticas de ajuste estructural impuestas a casi todos los
países en desarrollo, por parte del Fondo Monetario Internacional, pueden
definirse como políticas que arreglaron las economías a costa de destruir las
sociedades. Es el mundo al revés, el mundo patas arriba en términos de
prioridades.
La "economía a escala humana" representa por así decirlo, un retorno a la
sensatez y al sentido común. Es la economía que se fortalece a niveles locales y
regionales, donde la gente realmente está, sin caer en el deslumbramiento con el
gigantismo y con lo macro como fines supremos. Es la economía de la diversidad,
de la interdependencia, y de la solidaridad. Es la economía que reconoce que el
desarrollo tiene que ver con las personas y no con objetos. Es la economía que
se reconoce como subsistema de un sistema mayor, que es la biosfera sin cuyos
servicios ninguna economía sería posible. Es una economía que no confunde el
crecimiento con el desarrollo. Es una economía que sin ser espectacular, apunta
a la satisfacción de las necesidades humanas fundamentales. Es una economía
orientada por valores, y en la que caben el afecto y la belleza.
-Desde esa perspectiva humana usted se refiere en sus teorías a los
"economistas descalzos". ¿Quiénes son y qué importancia podrían tener en el
futuro?
-Durante muchos años de mi vida profesional trabajé en regiones de extrema
pobreza en varios países de América Latina. En sierras y selvas y en entornos de
miseria urbana. Fue en esas realidades donde descubrí que cuando se meten los
pies en el barro y se mira frente a frente a un nombre y un apellido, a un José
López, pobre, desempleado, con cinco hijos, nada del discurso económico
aprendido sirve para decir algo coherente. ¿Tendría sentido, por ejemplo, que le
dijera a López que debiera estar contento porque la economía está creciendo a un
6%? Decir algo así llegaría a ser obsceno. La "economía descalza" es, por tanto,
la que debe descubrir y practicar el economista que se atreve a meter los pies
en el barro. Una economía que debe responder a la realidad, y no una economía
que fuerza la realidad para que se ajuste al modelo diseñado a priori. Si
hubiese más economistas descalzos, no me cabe duda de que estaríamos en un mundo
de mucha mayor equidad.
-Recientemente comentaba que el libre mercado y sus exigencias funcionan hoy
como una religión para el resto del mundo con Vaticano propio. ¿Por qué lo
califica de religión y qué posibilidades hay de enfrentarse a ello?
-En cuanto al discurso neoliberal he manifestado reiteradamente que la única
manera de comprenderlo es si se lo analiza como discurso religioso. En primer
lugar, y ese mérito hay que reconocérselo, ha logrado en tres décadas lo que el
Cristianismo y el Islam no han conseguido en dos mil años: conquistar el mundo
entero. La razón es que es simplista y dogmático y utiliza un lenguaje
atemorizador. Se proclama verdad universal que no reconoce alternativas. Quienes
no aceptan la revelación están condenados. Tiene sus templos en las
Universidades donde la única economía que se enseña es la neoclásica, que es su
madre. Tiene su santísima trinidad: crecimiento económico, libre comercio y
globalización. Tiene su Vaticano: el Fondo Monetario Internacional, el Banco
Mundial y la Organización Mundial de Comercio que, como vaticano que se precie
es, por cierto, infalible; sabe mejor que todos nosotros lo que es bueno para
nosotros, y en aras de nuestra salvación lo impone. ¿Cómo enfrentarse a ello? La
historia enseña que la única manera de enfrentar un credo que nos parezca
pernicioso, es la herejía. Hoy es urgente atreverse a ser hereje.
-Esta "religión" de la que usted habla, defiende el ALCA (Acuerdo de Libre
Comercio para las Américas) como el modelo ideal de economía para Latinoamérica.
¿Qué alternativas propone?
-Los tratados como el ALCA son, por decirlo en una sola frase, tratados
profundamente asimétricos. En un convenio entre un gigante y un pigmeo, no hay
que ser un genio para saber quién gana, especialmente cuando el gigante se
permite a sí mismo privilegios que se niegan al pequeño, como es el caso de los
subsidios especialmente a los productos agrícolas. La alternativa está en
tratados bilaterales o subregionales que realmente convengan y que garanticen
una mayor simetría entre los contratantes.
-¿Harían falta más Lula da Silva en Latinoamérica?
-Pienso que sí, en la medida en que no acabe fagocitado por los poderes
fácticos nacionales e internacionales, que son, como sabemos, dramáticamente
poderosos y capaces de recurrir a cualesquiera tácticas y estrategias, incluidas
la extorsión y la amenaza, con tal de conseguir sus fines. Si Lula logra lo que
muchos esperamos, podremos mirar el futuro con más optimismo.
-Permítame una curiosidad. ¿Cómo llega usted a conclusiones tan "diferentes"
a lo establecido y tan sencillas que -sin duda- podrían cambiar el mundo? ¿Hay
países que se hayan lanzado ya a esta aventura que usted propone?
-Si se tienen las ideas claras, se pueden explicar de manera simple. Los
lenguajes complicados son un refugio para las mentes confusas e inseguras.
Siempre he admirado lo simple, porque está más cerca de la belleza, y la belleza
está más cerca de la verdad. En cuando a la difusión de mis propuestas, hay que
tener presente que están dirigidas a acciones locales, comunitarias, regionales.
Son útiles a movimientos sociales y a grupos de acción. En ese sentido hay
muchos grupos y redes trabajando los principios de Desarrollo a Escala Humana a
través de proyectos en países tan diversos como Colombia, Sudáfrica, Australia,
Suecia y varios otros.
-¿Qué labor desarrolla en estos momentos en la Universidad Austral de Chile?
¿Cuáles son sus líneas de investigación?
-Después de haber sido durante ocho años Rector de la Universidad, ahora
trabajo como Profesor Titular (Catedrático) de la Facultad de Ciencias
Económicas y Administrativas. Mis líneas de investigación en la actualidad están
en los ámbitos de la Economía Ecológica, la Transdisciplinaridad y el Desarrollo
a Escala Humana. Mi preocupación más inmediata es la reflexión y el análisis en
torno a la pertinencia que, para las ciencias sociales, tienen las
constataciones de la física cuántica. Se trata éste de un tema no sólo
fascinante, sino de inimaginables potenciales, por corresponder a un territorio
hasta ahora escasamente explorado del conocimiento humano. ∆