El segundo fin de semana de julio murieron 38 personas en las carreteras
españolas. De ellas, 21 eran jóvenes menores de 30 años. Unas cifras reales
que sirven como ejemplo de lo que se repite cada fin de semana. El alcohol,
las drogas, la noche, las fiestas, la velocidad, la conducción temeraria...
son algunos de los ingredientes de este cóctel mortal del que nos habla
Antonio Lucas, Responsable de Seguridad Vial de RACE.
-Jóvenes, alcohol, droga y noche, ¿una combinación mortal cuando se trata
de coger un coche?
-Es evidente que es una combinación mortal. Si tú mezclas alcohol y
conducción, o drogas y conducción, o las tres y si además le incluyes
nocturnidad y velocidad pues es un cóctel explosivo, lo cual no quiere decir
que siempre el alcohol sea determinante. Pero no se puede generalizar porque
un accidente no es por una simple causa, es un conjunto de factores que
confluyen al final en un accidente de tráfico.
-La conducción en sentido contrario, las apuestas y la velocidad sin
control están a la orden del día en la gente joven. ¿El no tener sensación
de peligro, el tomarse la conducción como una aventura influye directamente
en los accidentes?
-Sí. La gente joven tiene unas características muy particulares. Por
ejemplo un chaval joven no tiene sensación de riesgo, por lo menos no como
lo tiene otra persona que sepa cuáles son las consecuencias de determinados
comportamientos. Por otra parte también se produce una actitud de demostrar
al resto del grupo lo bueno que se es conduciendo. Es importante destacar
que cuando eres joven y tienes un coche, éste es algo más que un vehículo.
Es un objeto de deseo, es ese anhelo que has tenido durante mucho tiempo y
que al final se materializa. Y de hecho los chavales jóvenes están teniendo
vehículos que no son los que nosotros teníamos hace años. En cualquier caso,
ese vehículo es tuyo y es una especie de símbolo de diferenciación, para lo
cual te voy a demostrar lo bien que conduzco. Además, es curioso ver cómo
los conductores jóvenes conducen de forma diferente si van solos o si van
acompañados. Si añadimos desplazamientos cortos, carreteras conocidas donde
se asume más riesgo porque sabemos cómo son las curvas, velocidad, que es la
hora justa del cierre de discoteca y vamos hacia otra con alcohol en momento
álgido, ir muchos en el coche apretados porque se va cerca... Todo esto se
mezcla y salen las consecuencias que estamos viendo cada fin de semana.
-A un joven que acaba de sacar el carnet se le regala muchas veces un
coche de gran cilindrada o se le deja el del padre, ¿qué grado de
responsabilidad tienen los progenitores, tema que no se suele tratar?
-Absoluto. Tienen la responsabilidad máxima que se puede tener ante este
problema. Si esperamos a que las instituciones solucionen este problema
estamos teniendo un error de base. Nosotros pensamos que la seguridad y la
educación vial tienen que ser una labor multidisciplinar. Por una parte en
el colegio, desde chiquititos. Un chaval que empieza con la bici y se pone
el casco, cuando sea conductor de ciclomotor o motocicleta el casco va a ser
normal. O si va en el coche correctamente equipado con su sistema de
protección infantil, con su cinturón de seguridad, el cinturón va a ser algo
normal. De nada sirve que en un colegio des charlas a los chavales y luego
el padre te desvirtúe todo lo que has estado trabajando. Y en lo que te he
hablado no nombro ningún tipo de vehículo, porque es tan peligroso ir en una
motocicleta como ir en un coche. La accidentalidad está latente. En la
educación la parte más importante son la familia y el contexto grupal. Si un
chaval bebe y otro le dice que si sigue haciéndolo se va en taxi, eso es
básico. Como lo que estamos promocionando en el RACE del conductor
alternativo: que un chaval no beba cuando un grupo sale de marcha, y que
esta persona vaya rotando. Además es algo que ha funcionado en Europa con un
éxito absoluto.
-Un coche es un arma que puede acabar con la vida de otros conductores,
¿deberían aumentarse las responsabilidades penales cuando un conductor que
conduce temerariamente termina con la vida de otro que circulaba
correctamente?
-Aquí hay una parte importante, que es la voluntad de hacer lo que se ha
hecho. La conducción temeraria no es igual que la negligente o imprudente.
Se pueden dar situaciones completamente diferentes: ir en dirección
contraria puede ser por una apuesta, sabiendo lo que hago y que estoy
poniendo en peligro la seguridad del tráfico; pero también puedo ir en
dirección contraria por conducción negligente, porque la señal del tráfico
estaba mal puesta, era por la noche y entré mal, que en cualquier caso tiene
los mismos riesgos pero la voluntad de hacerlo es diferente. Esa voluntad de
poner en peligro la seguridad del tráfico es la que debería estar
penalizada. Es lo que jurídicamente se llama dolo. Eso es lo que
tiene que estar tipificado penalmente de forma clara y manifiesta. El poner
en peligro la seguridad del tráfico con resultado de muerte, tienen que
analizarlo los jueces en cada caso concreto. Aquí no se puede hacer tabla
rasa, porque yo he conocido casos muy tristes de conductores que dando
marcha atrás han atropellado un niño pequeño porque no lo han visto y sé que
les ha destrozado la vida, aunque al niño no le pasó nada. Si a esa persona
encima le metes un procedimiento penal por algo que no tenía voluntad de
hacer sería desvirtuar.
-¿Por qué parece tan difícil introducir nuevos hábitos de conducción en
la gente joven?
-Porque quizás falte ese compromiso de la sociedad. El automóvil hoy en
día en España es una pasión, sólo hay que ver la gente joven y el tunning,
los coches que se venden... Parece que el coche es algo más que un vehículo
y todo aquello que se mueve alrededor de él es pasional y poco consciente.
Un chaval que sale por la noche con su novia y tiene un coche de 4 millones
de ptas, ¿le vas a decir que vaya a 50 Km/h? Pues es muy difícil, tiene que
haber argumentos muy sólidos que hagan que una persona cambie de actitud,
como tener un niño porque cuando eres padre te cambian todos los argumentos
porque te vuelves mucho más responsable. O incluso los estudios demuestran
que hasta tener un animal cambia los hábitos de conducción. Pero son
situaciones que dependen de cada persona.
-¿Sirven de algo los anuncios de TV en este colectivo?
-La gente joven no quiere que les cuenten historias. Según los estudios
sociológicos prefieren que les cuenten la realidad tal y como es. Tenemos
campañas inglesas que son muy crudas, mucho más gráficas y agresivas. Y por
ejemplo en el spot del conductor alternativo, entre varios se eligió el más
duro, en el que la muerte se mete en el coche. Quizás habría que enfocar
bastante la publicidad, aparte que no es lo mismo que estés escuchando los
40 principales y el DJ te diga que no bebas, a que lo haga la DGT a las 9 en
un telediario. La forma como percibe la gente joven los mensajes es muy
variable. ∆