eguir a este hombre
de sesenta y siete años sin haber tomado una buena dosis de ginseng
es casi imposible, aseguran sus colaboradoras. Y es que durante su
estancia en la Facultad, además de dar clases, organiza seminarios a la
hora de comer, revistas orales, debates, lee, escribe, concede
entrevistas. Luego están las actividades de la ONG Solidarios, dedicada
al servicio de los marginados y excluidos. Vive el día intensamente y
confiesa que se le queda pequeño. Presume de que sus clases están
abarrotadas de alumnos y eso que no pasa lista, apunta. "¿Sabe por
qué?", me pregunta. "Porque les hablo del sentido de vivir, del origen
de las cosas, de lo que he escuchado en la radio en el programa de
Gabilondo mientras venía en el coche; me intereso por sus opiniones; les
lanzo preguntas y les propongo un lema: una vida que no esté dominada
por la pasión de la justicia es una vida vacía".
Esta entrevista ha sido realizada antes de los atentados del 11-M y por
tanto, antes de las elecciones generales.
-Hace muy poco criticaba que la Universidad se había
convertido en una guardería de adultos en vez de un lugar donde se
promoviese la búsqueda personal.
-Además de ser padre de seis hijos, a lo largo de estos treinta y
cuatro años que llevo de profesor, he estado en contacto permanente con
jóvenes -cerca de cuatrocientos cada año-. Y he podido comprobar cómo
muchos terminan estudiando aquí por razones de cupo, becas, por temor al
paro o por una visión mal entendida de sus padres, que quieren que su
hijo haga lo que ellos no pudieron hacer en su día. Al final ves que hay
un montón de gente que no debería estar aquí y que esto se ha convertido
en una guardería de adultos en espera de engrosar la lista del paro.
Cada ser humano debería de hacer lo que desea y eso sólo se consigue a
base de voluntad, de grandes dosis de aventura, y viviendo el instante.
No hay mañana, mañana es una hipótesis de futuro. Lo único real es el
presente. Cada día es único y ahí es donde tenemos que centrar nuestra
energía. Yo les digo a los alumnos que me consideraré feliz si al final
de los nueve meses de preñez que pasamos juntos, cada uno de ellos puede
decir: ‘yo sé quién soy’.
-Para usted sólo existe el periodismo comprometido.
-Es que la única manera de vivir con dignidad es vivir con
compromiso. Yo no puedo ser ajeno a que haya una guerra como la de Irak,
a que exista discriminación de sexos. No puedo vivir tan fresco en un
mundo donde los informes de PNUD cada año me recuerdan que el 87% de los
recursos del planeta están en manos del 16% de la población mundial,
mientras que más del 80% tiene que conformarse con algo más del 1% Que
existan 300 millones de niños menores de 12 años que estén trabajando 14
horas para las multinacionales a cambio de un cuenco de arroz. A mí eso
no me puede dejar indiferente. Por ello les obligo a que lean, estudien,
observen, hagan trabajos cada semana, reflexionen en voz alta, que se
expandan en otras formas de pensar. Les ayudo a conocer la historia de
la humanidad, la teoría política, pero también les explico budismo, zen,
hinduismo, fenomenología, las grandes tradiciones... Al final resulta
que todos somos próximos y responsables unos de otros.
"Cuando el
tirano abusa de su condición y su poder para conducirnos a
guerras injustas, el derecho de resistencia de la ciudadanía
se convierte en deber." |
-"Es preciso cambiar de chip, organizar la resistencia y
rebelarnos. Denunciar la injusticia social y echar del poder a quienes
lo detentan", ha comentado. ¿Esa es la única salida que le queda a la
ciudadanía?
-En estos momentos el destino de la humanidad depende de los
dictados del FMI, OMC y Banco Mundial, instituciones económicas, no
democráticas que intentan controlar el mundo. Los Estados sucumben a
estos dictados con muy poca resistencia ya que dependen del capital para
gobernar y, además han cogido a los medios de comunicación como
cómplices y portavoces de esta política. Una política que agrava la
desigualdad entre las distintas zonas del planeta. Una política que
atenta contra los derechos y libertades de los ciudadanos. Una política
que no cuenta para nada con las personas. ¿Qué queda entonces? Pues como
señala el espíritu de la Declaración Universal de los Derechos Humanos,
"el supremo recurso a rebelarse contra la opresión". España participó en
una guerra injusta, ilegal e inhumana. El responsable de estar en ella
es un Gobierno que se saltó la Constitución. Para enviar soldados
españoles allí se necesita la aprobación de las dos Cámaras y la sanción
del Rey. No lo hicieron y además pronunciaron una frase propia de
déspotas: "Hicimos lo que teníamos que hacer". Cuando el tirano abusa de
su condición y su poder para conducirnos a guerras injustas, conculcar
la normativa internacional, despilfarrar los presupuestos del Estado...
entonces el derecho de resistencia de la ciudadanía se convierte en
deber.
-¿Y cuál es su forma de rebelarse?
-En mi caso, cuanto más viejo, más revolucionario (ríe). En vez de jugar
al golf, vivir cómodamente de mi sueldo de funcionario y estar con mis
nietos, pues por ejemplo, hablo con usted; participo en debates y
tertulias en la radio; envío cada viernes mis artículos a más de 450
periódicos de América Latina; me manifiesto en la calle; he fundado y
participo activamente en la ONG Solidarios; organizo seminarios con mis
alumnos, etc. Hay una frase que siempre les escribo en el encerado y
forma parte de mi filosofía: "Lo hicieron porque no sabían que era
imposible".
-¿Por qué quien ostenta el poder intenta seguir
ignorando la voz de la ciudadanía en la calle?
-Los necios gobernantes que tenemos se olvidan de que son
mandatarios. No se han dado cuenta de que hoy la sociedad civil gracias
a Internet y los medios de comunicación, son una fuerza impresionante.
Nadie se pudo imaginar jamás que desde Seattle hasta California, desde
Nueva York hasta París, en Madrid, Barcelona, millones de personas se
echaran a la calle para decir NO A LA GUERRA. ¿Quién les convocó? ¿Qué
partido político hay detrás? ¿Qué ideología religiosa? Ninguna. Somos
los ciudadanos unidos por la necesidad de justicia.
-¿Qué ocurre para que este malestar no acabe reflejado
en las urnas la mayoría de las veces?
-Por una razón, porque el mayor miedo que tiene un pueblo es a la
muerte, a lo desconocido. Desde el poder, la palabra mágica en estos
momentos es el terrorismo. Y la guerra contra el terrorismo es una
entelequia. No existe un terrorismo internacional como se empeñan en
decirnos. Hay grupos determinados que se manifiestan contra estados de
injusticia determinados. ¿Por qué no se analizan las causas? ¡Vamos a
luchar contra el terrorismo! Pero si eso es imposible. Usted luchará
contra una serie de asesinos, que ponen bombas, que conculcan la ley.
Mire usted a Nelson Mandela y otros. Los terroristas de ayer son los
padres de muchas naciones actuales. ¿Quiénes fueron los presidentes del
gobierno y ministro de defensa del Estado de Israel desde 1946 a
nuestros días? Unos terroristas que los del IRA o ETA a su lado, son
unos niños. El señor Aznar insiste en que el primer objetivo del Estado
es la seguridad. Como profesor de Ciencia Política le digo que se
equivoca, su primer objetivo debe ser la justicia social, el bienestar
de sus ciudadanos y la paz.
"No existe un terrorismo internacional como se empeñan en
demostrar. Hay grupos determinados que se manifiestan contra
estados de injusticia determinados." |
-Las ideas republicanas parece que cuentan en estos
momentos con más apoyo por parte de la ciudadanía. ¿Qué lectura hace
usted de ello?
-Yo soy un ferviente partidario de la República. En clase explico a
mis alumnos que la monarquía a estas alturas de la historia es cosa de
aurora boreal. Como profesor de Historia reconozco el papel que
desempeñaron para acabar con el caos del Imperio Romano, con el
feudalismo en la Edad Media y luego como factor de integración antes de
la creación del Estado Moderno. Los actuales Reyes, a los que respeto y
conozco personalmente, han desempeñado bien su papel dentro de la
Transición hacia una democracia. Pero ya está y lo sabe Don Juan Carlos
cuando dice "tenemos que ganarnos el puesto cada día". En estos momentos
no es posible aceptar la superioridad de una familia, de unos genes o
sistema que no proceda de la selección por méritos y sea aprobada por el
pueblo, que es el único soberano. Cuando el Rey cumpla sus años o
considere que sus fuerzas no le acompañan, que tenga la generosidad de
irse al extranjero y vivir tranquilamente en el campo. Aquí pasaríamos a
tener un sistema de gobierno como Francia, Alemania, Suiza, Canadá o
cualquier otro país moderno. Lo curioso es que si uno habla de esto le
tachan de rojo, comunista, anarquista, asesino o ser mal español. El
mundo ha cambiado y no se puede ignorar, como intenta hacer también la
Iglesia.
-¿Qué papel juega en estos momentos?
-Siguen intentando decirnos lo que tenemos que hacer, y eso no
se puede permitir. No hacen más que hablar de sexo, del amor conyugal,
de cómo tienen que ser nuestras relaciones, de la píldora del día
después. Respeto su derecho al celibato o a lo que quieran, pero por
desgracia se ha descubierto lo que se sabía desde hace tiempo: que el
mayor nido de pederastas del mundo se hallaba en los conventos,
monasterios y seminarios. La diócesis de Boston se ha quedado arruinada
pagando las indemnizaciones de la pederastia de sus sacerdotes. Eso no
quita que a su lado también estén personas excelentes, sabias,
entregadas, buenos profesionales. Pero lo que sí deja patente es que son
los menos indicados para hablar sobre esos temas. Después de tantos
siglos siguen aferrados a lo mismo, al sexo y al dinero, y para
conservar su poder siguen utilizando el miedo. Como le decía, todo ha
cambiado y cada vez es más incongruente que el partido en el poder les
pague cerca de treinta mil millones de pesetas al año en sueldos a los
párrocos y obispos. Dinero que pagamos todos los españoles, hasta los no
creyentes. ∆
(*) Centro de Colaboraciones Solidarias es un servicio
gratuito de artículos elaborados a partir de informes de Agencias
Internacionales, dirigidos a informar y sensibilizar a la sociedad sobre
Derechos Humanos, cultura de paz y justicia social. Los artículos son
escritos por periodistas, sociólogos, economistas y profesores de
universidad de forma desinteresada •