Foto: Fer
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EL HOMBRE NUEVO:
Un proyecto ilimitado
H asta ahora se ha
estudiado y hablado del hombre desde un punto de vista biológico,
evolutivo e incluso espiritual, aunque este último bajo un enfoque muy
limitado.
Con todo ello, lo que prevalece es la idea de que el hombre es una
consecuencia de una serie de transformaciones que le condujeron del
estado animal al humano, pero sin que detrás exista un plan o proyecto
de un ser superior, un objetivo, un fin último. Esta es la visión
científica.
Por otro lado, la visión de las religiones es tan mística que deja al
individuo de a pie aún más confundido, porque todo está basado en la
promesa del retorno a un estado paradisíaco o sobrenatural del que se
disfrutará eternamente de la presencia de Dios. Pero si analizamos
detenidamente todo ello, no nos ofrece nada realmente apetecible, porque
la oferta anula lo que más nos enriquece, que es la búsqueda, la
aventura, el riesgo, la superación constante.
En cambio, Fusión propone algo diferente.
Imaginémonos por un momento a Dios como a un aventurero, como a un Ser
que un día se embarcó en una poderosa y gigantesca aventura de la cual
hizo partícipes a sus colaboradores.
La aventura consistía en diseñar una nueva criatura y dotarla de su arma
más poderosa, la Mente. Esa criatura viviría y pasaría por todas las
fases imaginables, conocería todo lo bueno y lo malo, se iría poco a
poco desarrollando y aprendiendo de sus propios errores.
Periódicamente Dios enviaría a un mensajero para abrirle un nuevo
camino, para guiarlo y conducirlo a través del Sueño. Y aún a sabiendas
que muchas cosas se confundirían, se manipularían y se desviarían,
también era cierto que habría algo que permanecería inquebrantable como
herencia directa del Creador, y era la necesidad, la necesidad de
superación, de aventura, de investigación, de búsqueda. Sencillamente
Dios depositó su semilla en el interior de cada criatura y dejó que el
tiempo hiciera su lento trabajo.
Y en el tiempo, inexorablemente, la semilla va creciendo y
desarrollándose.
La Biblia dice que Dios hizo al hombre a su imagen y semejanza.
Efectivamente, lo que no dice, que es precisamente el gran y pendiente
descubrimiento del hombre, es cuál es la imagen de Dios, cuál es su
naturaleza, a semejanza de Quién está construido el hombre.
En el
conocimiento y comprensión de la Naturaleza del Padre está la
respuesta que el hombre busca desde siempre y lo que le convierte
en un ser ilimitado, porque la limitación no existe en la Mente
del Padre. |
Esa es la gran incógnita pendiente por resolver, y
contiene en sí la clave del futuro, el despertar definitivo de la
humanidad, la solución definitiva a todos los problemas, a todas las
confusiones.
Desde luego, no es lo que las religiones mostraron. Eso es seguro. Y
precisamente en el conocimiento y comprensión de la Naturaleza del Padre
está la respuesta que el hombre busca desde siempre y lo que le
convierte en un ser ilimitado, porque la limitación no existe en la
Mente del Padre.
Y esa Mente es la que está depositada como semilla en cada uno, en cada
criatura, pendiente de su desarrollo y realización.
Por eso el hombre, la criatura nueva del Sueño, está soñada para ser un
Dios, y un Dios es aquel que es Creador, y el hombre, desde siempre, es
un Creador, porque precisamente ahí radica su aprendizaje, su práctica.
Todo lo bueno y lo malo que disfruta y sufre la humanidad es una
consecuencia de la capacidad creadora del hombre, sólo que está sin
control, sin dominio, sin haber acabado las prácticas.
Y precisamente para ayudar a canalizar ese aprendizaje creador, se le
mostró al hombre el Amor, que es lo mismo que decirle, haz que tus actos
sean útiles, positivos, para los demás. Si así lo haces progresarás,
sino sufrirás las consecuencias.
Y en medio de esa dualidad se debate la nueva criatura, en este tiempo
que es para su aprendizaje, que forma parte del proyecto de Dios y de
sus planes, y que le conducirá a otra fase en la cual será más
consciente de su poder, de su Mente y de lo mucho que puede conseguir
con el correcto uso de ella. ∆ |