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LA MADRE TIERRA
Foto: Juanjo Arrojo


LA MADRE TIERRA

En la antigüedad el hombre y la Tierra eran uno. Él conocía y respetaba la naturaleza, recibía de ella su alimento e incorporaba las enseñanzas a su vida. Lo que llegaba de la Madre Tierra era sagrado, venía directamente del Uno, el Creador. El hombre de hoy ha perdido el recuerdo del origen. No sabe de dónde partió ni hacia dónde va. Destruye la naturaleza, extermina animales, contamina cielo, tierra y agua. Los cuatro elementos están ahí para restablecer el equilibrio perdido.

Los indios de las praderas, los esquimales, las tribus africanas, los mayas, aborígenes australianos... todos ellos rendían culto a la Madre Tierra. Gracias a ella se desarrollaban las plantas, los animales y era posible la existencia del hombre y su sustento. En ella se concentraba todo el poder y de ella extraían enseñanzas, como ha quedado recogido en sus ritos y leyendas.
Por los testimonios que han llegado hasta nosotros y que aún mantienen vivos algunos hombres en el planeta, sabemos que existió un tiempo en que los espíritus de la naturaleza, los elementos estaban en comunicación con el hombre. En muchas ocasiones esta relación estaba representada en determinados animales considerados sagrados para las tribus, porque eran el símbolo del poder del Uno.
Ha pasado el tiempo y con ello lo sagrado se ha olvidado. El hombre ha avanzado tecnológicamente y en esta carrera ha aniquilado la tierra que le vio nacer. Ya no la ve como un lugar abundante para todos, sino como una mercancía con la que enriquecerse sin temor a lo que pueda provocar. Explota los recursos naturales sin escrúpulos, esquilma los mares, tala bosques, contamina ríos, envenena con productos químicos las tierras de cultivo y el aire que respira. El hombre no ha recogido el mensaje de Amor que le ha mostrado la Madre Tierra, dando todo a lo largo de este tiempo, sin esperar nada a cambio. Ha ignorado la Fuerza que Ella le ha mostrado y se ha creído superior. Por eso la Madre Tierra se ve obligada a mostrar su poder para restablecer el equilibrio.

El hombre ha aniquilado la tierra que le vio nacer. Ya no la ve como un lugar abundante para todos, sino como una mercancía con la que enriquecerse sin temor a lo que pueda provocar.

Y este es el momento en el que nos encontramos. El planeta, a través de los cuatro elementos, se está manifestando para recordar al hombre que sólo acudiendo al origen, a los antepasados, podrá recuperar su lugar en la creación y por lo tanto su equilibrio con el Todo.
Todo está en marcha. Sólo hay que echar una ojeada a lo ocurrido este verano. Incendios por todo el mundo que han devastado miles de hectáreas y han tardado días en ser sofocados. Gotas frías que han provocado inundaciones. Una ola de calor que causó la muerte de miles de personas y generó pérdidas millonarias en la agricultura. Aumento del consumo eléctrico que produjo cortes en el suministro al no poder satisfacer la demanda. Tormentas eléctricas. Tornados. Sequías. Ante tanto despliegue de poder, el hombre poco ha podido hacer.
Existe una parte de la humanidad que sigue aniquilando el planeta y las vidas que en él habitan, mientras que otra parte se esfuerza cada día más, no sólo por protegerla sino en fundirse con Ella, con sus misterios, sus vidas y su poder. Todo está cambiando. Algo maravilloso está a punto de suceder. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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