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TIEMPOS DE PARTO
E xiste un futuro. Y existe un hombre
nuevo diseñado para ese futuro. Y ambas cosas se forjan en este presente, en
medio del ruido y de las prisas, del sufrimiento y de las injusticias, del
conflicto y de la destrucción.
Pero el presente, con todas sus cargas, se vive en un espacio diferente, en
el que estamos, lejos del espacio donde se modela el futuro, porque pasado y
futuro no pueden convivir en un mismo espacio, y el presente actual se
alimenta básicamente del pasado, tal vez por la incapacidad de la mente para
crear nuevas ideas, nuevos sueños.
Pero la auténtica Mente vive en el futuro y desde él contempla la
destrucción de lo que no es útil, de lo que no sirve, al tiempo que
construye el nuevo camino que abrirá sus puertas a los hombres que no se
conformen con ser estáticos, que necesiten renovación, porque la verdadera
naturaleza del hombre tiene que ver con la permanente renovación, con la
búsqueda, con la inquietud, con la necesidad de evolucionar hacia nuevas
concepciones de la vida, hacia nuevos descubrimientos de la mente.
Y quien sepa leer entre líneas verá el futuro naciendo de este presente, al
igual que los dolores de parto de una madre presagian el primer llanto de
vida de una nueva criatura.
Y la Madre Tierra está de parto. Sus dolores, sus contracciones, sus
lágrimas, son el preludio de una nueva Tierra, y todo ello bajo la atenta
mirada de un padre que desde lo alto observa con su ojo y aguarda el momento
de su manifestación, de su proclamación como Rey.
Y mientras todo ello ocurre, el hombre, la criatura por excelencia, se
debate entre el pasado y el futuro. Y el pasado tirará de unos y el futuro
atraerá a otros.
Del enfrentamiento saldrán los nuevos valores que regirán la relación entre
las criaturas, porque todo depende de la relación, todo gira en torno a la
relación y esta debe trasladar su base del corazón a la mente, porque el
hombre es una criatura mental, y sólo cuando domine su mente y la mantenga
en unidad con la Mente del Uno, de su Creador, sólo entonces recorrerá el
camino directo, el de la lógica, el que no contempla el fallo, el que sólo
mira hacia delante, uniendo el Origen con el Fin y sintiendo el poder
circular entre ambos como energía eléctrica que es.
Pero antes de la que la Nueva Tierra esté dispuesta y de que el Nuevo Sol
manifieste su poder en los cielos, en la vieja tierra se vivirá la
definición del hombre, y el examen girará en torno a una sólo asignatura: el
Amor, porque ése es el pasaporte hacia el futuro, el único válido.
Y quien apruebe la asignatura podrá entrar en las aulas de la Mente, y
cursar estudios superiores para conocer la verdad, la razón de su
existencia, la naturaleza del Uno, el futuro diseñado por la Mente.
Pero eso será en otro espacio y en otro tiempo. En un espacio nuevo para
llenarlo de Vida, de Amor y de Mente.
En un tiempo nuevo que existe independientemente de éste, porque el tiempo
actual ya no es parte de la existencia, tan sólo es un préstamo otorgado
para cerrar el pasado y, con él, aquellos que no supieron o no quisieron
abrir sus mentes al futuro.
Y todos los hombres deben cuidar que los ruidos y conflictos de este
presente no distraigan de la observación del futuro que ya está en
movimiento.
Detrás de la tensión del parto viene la alegría del nacimiento.
Y como es arriba es abajo. Todo forma parte del diseño original de la vida.
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