Revista Fusión

 Subscripción RSS

FUSION también eres tú,  por eso nos interesan tus opiniones,  tus reflexiones y tu colaboración  para construir un  mundo mejor

Recibe nuestras noticias en tu correo

 


 

Ventana Nacional
TEMA DEL MES - La salud democrática de España

Benito Aláez Corral
"Para que un sistema funcione democráticamente no basta con tener una Constitución sobre el papel, sino que es necesario que se ponga en práctica"


La Constitución española se enorgullece de ser una de las más modernas y completas del mundo, sin embargo muchos españoles se preguntan por qué la realidad se aleja tanto de una teoría que parecía tan prometedora.

Benito Aláez Corral es profesor titular de Derecho Constitucional en la Universidad de Oviedo
-¿Goza de buena salud nuestra democracia?
-Sinceramente sí. Nuestra democracia en términos absolutos goza de muy buena salud. En términos relativos podemos discrepar, porque es muy bueno ser hipercrítico.
Nuestra democracia posiblemente sea más saludable que otras, como la colombiana, la mexicana. Es más saludable incluso que la democracia norteamericana o la italiana.
Nuestro sistema, como consecuencia de haber vivido cuarenta años de dictadura, pudo recoger las experiencias de otros países y organizar un organigrama perfeccionable, pero que no contempla vacíos o lagunas. En nuestro país sería impensable hacer lo que está haciendo Bush sin saltarse la Constitución. No es imaginable tampoco el grado de corrupción y de desgobierno democrático que existe en un país como Italia, y eso es por la propia estructura de gobierno que existe en nuestro país.

-La democracia no es el gobierno de la mayoría, sino el gobierno en el que se respeta la minoría. ¿Esto es una utopía?
-Tratando de hacer una valoración de conjunto, creo que en general sí que hay respeto por las minorías, aunque hay casos excepcionales. Un ejemplo patente a mi modo de ver es la Ley de Partidos. Como profesional del derecho, que no como ciudadano, no voy a prejuzgar la voluntad del legislador. Voy incluso a conceder el beneficio de la duda y a pensar que la intención es realmente tratar de buscar un instrumento para acabar con el terrorismo. Pero el efecto que producen las disposiciones normativas de la Ley de Partidos, en particular el elenco de causas de ilegalización de los partidos políticos, es en ocasiones el de excluir, voy aceptar que involuntariamente, a las minorías de la garantía de derechos y libertades que la Constitución le reconoce, en particular del derecho de la libertad de expresión o del derecho de asociación. Y eso es intolerable.

-¿Qué mecanismos existen en nuestro sistema para corregir esa situación?
-Digamos que la corrección más radical sería que el Tribunal Constitucional dijese que eso es contrario a la Constitución; o que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos dijese que es contrario al Convenio Europeo de Derechos Humanos, y por tanto nulo. Esa sería la corrección más radical. Si esto no funcionase también hay mecanismos correctores en el propio sistema que pueden tratar de hacer que la falta de respeto a las minorías sea la mínima posible. Y esto es a través de la interpretación judicial básicamente, porque los jueces están sometidos a la Constitución, y pueden y deben aplicar la Constitución en la interpretación de las leyes.
En el caso por ejemplo de la ilegalización de Batasuna, se han presentado dos demandas: la del gobierno y la de la fiscalía. En cuanto a la primera, no voy a hacer ninguna valoración sobre quién la hizo, pero demuestra cierto desconocimiento de los procesos de garantía de los derechos constitucionales. Por otra parte, la demanda de la fiscalía -seguro que en la mente de todos está quién es el Fiscal General del Estado- aún siendo discutible y sin que yo la comparta como profesional del derecho, está a años luz de la demanda del gobierno. Es mucho más escrupulosa, más profesional, y menos extensa en esa limitación de los derechos y las libertades de una minoría, lo que conduce a un mayor respeto de la Constitución.

-A nivel teórico nuestra Constitución quizás sea avanzada, pero en la práctica queda mucho por hacer.
-Para que un sistema funcione democráticamente no basta con tener una Constitución sobre el papel, sino que es necesario que se ponga en práctica. Si no existe un sistema de justicia gratuita, qué más da que uno sepa que puede recurrir y exigir, si no tiene los medios para poder hacerlo.

-¿Qué influencia está ejerciendo el gobierno del PP?
-Con la entrada del PP en el poder, creo que la moral y el derecho se están mezclando y se tiende hacia un pensamiento único. El juez es el que tiene que distinguir claramente moral y derecho, tanto en beneficio como en perjuicio del ciudadano. Es decir, el juez tiene que saber cuáles son sus límites, y que aunque le parezca moralmente muy adecuado no obedecer una ley que le parece injusta, en un estado democrático la ley hay que obedecerla. Lo que hay que hacer es tratar de conseguir por otras vías que la ley se cambie. Hay que actuar sobre los sistemas sociales, y eso no se consigue meramente con ley y orden, porque aunque son necesarios, no alcanzan objetivos sociales.
No podemos pedirle al derecho que mezcle moral y derecho en beneficio del ciudadano. Podemos pedirle que separe moral y derecho allí donde actúa el poder judicial, es decir en el ámbito del derecho, pero más allá lo único que podemos hacer es no votar al Partido Popular. ∆

   

   
INDICE:   Editorial Nacional, Internacional, Entrevistas, Reportajes, Actualidad
SERVICIOS:   Suscríbete, Suscripción RSS
ESCRÍBENOS:   Publicidad, Contacta con nosotros
CONOCE FUSION:   Qué es FUSION, Han pasado por FUSION, Quince años de andadura

 
Revista Fusión.
I  Aviso Legal  I  Política de privacidad 
Última revisión: abril 07, 2011. 
FA