Foto cedida por R. Larramendi
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RAMON LARRAMENDI
Desde que a los 19 años pisó el Ártico, Ramón
Larramendi ya no pudo olvidarse del blanco de la nieve y sus sueños se
tiñeron de ese color. Con la ilusión intacta tras todas las aventuras
que le preceden, se prepara ahora para la "Gran Travesía de la Antártida
oriental sin avituallamientos". 5.000 Km. inexplorados por el territorio
más salvaje del planeta.
Texto: Marta Iglesias
Sueños blancos
H ace tres años Ramón
Larramendi se imaginó a sí mismo atravesando la Antártida oriental por
un lugar que jamás ha pisado ningún hombre. El mayor impedimento para
tan arriesgado viaje era el medio de transporte, ya que para hacerlo en
el tiempo previsto no se puede ir andando y las condiciones del clima y
el terreno son muy difíciles, incluso para un perro de trineo. Así,
paralelamente, Larramendi imaginó el viaje y el medio de transporte: el
catamarán polar. El ingenioso invento es un trineo especial, propulsado
por cometas gigantes, que lleva incorporada una tienda de campaña. "Con
él -nos ilustra Larramendi-, hemos batido a la primera todos los récords
en un 50%. De hecho, poseemos los récords del mundo de distancia y
velocidad en travesía polar. El concepto es un barco para viajar sobre
hielo y sobre tierra, es un trineo especial desmontable de 18 m2 con
tienda de campaña en la que puedes navegar 24 h. al día". Yendo tres
personas, una descansa y las otras dos actúan como piloto y copiloto,
turnándose de uno en uno de modo que los dos asientos estén siempre
ocupados. "No está aún decidido quiénes son las otras dos personas que
me acompañarán. Pero yo iré seguro. El padre de la idea no puede faltar,
si no estaríamos muy mal" (risas). El último tramo de preparación antes
de acometer este gran reto fue la "Travesía de Groenlandia Sur-Norte en
Catamarán Polar", 2.300 Km. sin avituallamientos donde se probó ya
definitivamente este transporte, junto a Roberto García Lema y Carlos
Mengíbar. Y funcionó a la perfección, como no podía ser de otra manera.
Ya está todo a punto para comenzar la gesta el 25 de noviembre. "Aquí la
fecha es muy importante", puntualiza Larramendi. "No da igual unos días
más o menos porque para atravesar esos 5.000 Km. de la Antártida sólo
hay un periodo de unos 60 días en los que se puede hacer. Antes y
después hace demasiado frío invernal y por ello se necesita un
transporte rápido que nos permita hacer la travesía. Si nos pasásemos de
tiempo, tendríamos menos de 500 C bajo cero y los aviones no podrían
volar para venir a sacarnos". Para preparar todos los detalles,
Larramendi y varios compañeros han estado entrenando en Groenlandia
estos tres años pasados, ya que el lugar es el que reproduce más
aproximadamente las condiciones que se van a encontrar en la Antártida.
Aunque allí habrá más extremos: "Llegaremos a tener entre 40 y 50 grados
bajo cero. El frío hasta -400C es asumible, pero por debajo de -500C es
ya inhumano. La Antártida es más fría, más ventosa y el glaciar es más
salvaje, por lo que las grietas que podamos encontrarnos serán más
grandes".
Foto: J. M. López |
Hasta el momento, Larramendi
ha realizado todas sus expediciones y aventuras en el norte del planeta,
con lo cual ésta será la primera vez que pisa el Polo Sur. Atrás queda
su primer viaje al Ártico con 19 años, embarcado en un barco mercante y
recorriendo con sus amigos Islandia con esquíes. Al año siguiente estaba
en Groenlandia realizando una travesía de dos meses. A los 24 años
lideró la Travesía Circumpolar Mapfre 92, donde empleó tres años en
recorrer junto a tres compañeros los 14.000 Km que separan Groenlandia
de Alaska. La aventura se convirtió en la expedición polar más larga de
la historia, y le permitió conocer en profundidad las costumbres
esquimales. De hecho, este hombre que en otra época sería considerado un
descubridor, habla esquimal y es experto en texturas del hielo,
supervivencia ártica y tiro de perros. La aventura llamó la atención del
programa Al filo de lo imposible y el 27 de abril de 1999 alcanzó
con ellos el Polo Norte Geográfico. 60 días de extremo esfuerzo para
alcanzar el mítico Paralelo 90 Norte. Pero el incansable Larramendi,
pasados unos meses, volvía a encontrar aliciente polar en recorrer con
unos amigos el inlandis de Groenlandia, una estepa de hielo llena
de grietas. En ese momento, el sueño de alcanzar la Antártida se cruzó
en su camino. ¿De dónde saca Larramendi la motivación para hacer estas
travesías tan duras? "Siempre se trata de una superación personal, antes
que la superación de un récord. Digamos que todo tiene una parte
interior y otra exterior. Aunque depende de la travesía, lo importante
es que te motive lo que vas a hacer y yo en casi todo lo que he hecho
estaba muy motivado porque me parecía un reto, algo especial, porque
cada viaje me ha aportado algo diferente", afirma Larramendi. "Luego yo
no soy amante de los grandes viajes arrastrando un trineo 1.000 Km,
durante 60 días, 8 horas al día. He hecho algunos por circunstancias y
no es lo que más me gusta, sin embargo una travesía con perros es
muchísimo más interesante. Por ejemplo, la Travesía Circumpolar me
atrajo porque íbamos en trineo de perros, conociendo poblaciones
esquimales, descubriendo otra cultura, otro universo, pescando, cazando.
Si te metes de verdad en ello y lo vives no se te hace largo para nada.
En este próximo viaje me parece emocionante todo el catamarán:
descubrirlo, inventarlo, desarrollar el prototipo, probarlo, nunca saber
si va a funcionar. Y en la Antártida hay un componente de misterio muy
grande, he estudiado exhaustivamente todo y pienso que es de una manera.
Pero hay muchas dudas, no está todo atado, y hasta que llegue allí no lo
sabré; podemos encontrarnos grietas brutales, zonas por donde no se
podrá pasar... Ese margen de incertidumbre y de reto es lo que me da la
vidilla". De esta manera, Larramendi se vuelve de nuevo a las
nieves, al frío, a lugares que el resto de los mortales consideramos
inhóspitos. "Yo en mitad de la planicie me siento como en casa, y lo que
me gusta de estar allí es que todo es muy básico y muy primitivo. Aquí
la vida es demasiado complicada, allí me pregunto ‘¿qué hay que hacer?
Estoy aquí, tengo que llegar allí y no morirme en el camino’. Pues ya
está, todo lo demás sobra (risas). Todo es muy simple. Y luego, estoy
totalmente a gusto en la llanura polar, en la tienda de campaña, aunque
pueda parecer imposible". ∆ |