Foto: (c) ACNUR E. KNÜSLI |
SAHARA,
la indiferencia
internacional
Aunque los países que
forman parte de Naciones Unidas han aprobado los presupuestos para este
2002 en tema de refugiados, el dinero no llega. En junio el ACNUR se
reunió con los países donantes para pedir los fondos prometidos. Aún así,
a la vuelta de vacaciones se ha encontrado con las arcas vacías y un
problema urgente: desde principios de octubre los refugiados saharauis
sólo disponen del 11% de los alimentos necesarios para subsistir.
Texto: Marta Iglesias / Fotos:
1 55.000 refugiados del Sáhara
Occidental que viven en pleno desierto, cerca del poblado de Tindouf,
necesitan ayuda alimentaria urgente. Para satisfacer estas necesidades
hasta enero de 2003, es preciso reunir 3,7 millones de dólares que los
estados que forman parte de Naciones Unidas (NU) no tienen prisa en donar.
De hecho, el director del Programa Mundial de Alimentos (PMA), ha
denunciado que este pueblo lucha contra el olvido mundial: "Con la falta
de interés internacional sobre su situación, es extremadamente difícil
obtener contribuciones regulares de ayuda alimentaria para los refugiados
saharauis". En España el llamamiento lo están llevando a cabo la
Asociación España con ACNUR y la Escuela de Cultura de Paz de la
Universidad Autónoma de Barcelona (UAB). Su director, Vicenç Fisas, ha
solicitado al gobierno español una contribución extraordinaria y urgente
de 2 millones de dólares, pero la respuesta a día de hoy ha sido el
silencio. Para Fisas, "normalmente se da este efecto de cansancio cuando
se trata de conflictos que llevan muchos años y éste ya lleva 26. Entonces
siempre es más difícil obtener los medios. Pero debido a nuestro pasado en
el Sáhara, tenemos una deuda histórica con este pueblo. Por eso siempre
hay que insistir más al gobierno para que asuma esta responsabilidad".
Foto: (c) ACNUR |
En agosto del año pasado, el Sáhara se encontró ante esta misma situación
y, tras la presión de NU, la Unión Europea y Japón aportaron diez millones
de dólares para zanjar la crisis humanitaria. De la misma forma esta vez
se ha ido alargando la situación hasta que se ha hecho insostenible, con
un 35% de niños que sufren ya malnutrición crónica.
La situación del Sáhara sirve para poner sobre la mesa el papel de las
diferentes agencias de NU, como el Programa Mundial de Alimentos o el
ACNUR, ya que aunque se aprueban los programas, difícilmente los gobiernos
aportan la financiación necesaria para llevarlos a cabo. A principios de
septiembre, el Alto Comisionado del ACNUR, Ruud Lubbers afirmaba que "para
convertirse en una verdadera institución multilateral, el ACNUR necesita
también una base financiera más amplia, de manera que pueda responder
efectivamente a las demandas de la comunidad internacional". Lubbers
declaró que él "no puede aceptar la práctica que se ha seguido y se sigue
hasta ahora, de que el Comité Ejecutivo en su conjunto no financie el
presupuesto que aprueba cada año". Sin ir más lejos, al ACNUR todavía le
faltan por recaudar 80 millones de dólares para alcanzar los presupuestos
aprobados para 2002. Además de la financiación, en casos como el del
Sáhara se añade una situación política de difícil solución que alarga la
existencia de los campos de refugiados. Según Fisas "NU tiene una
diplomacia muy clara en este tema, que es el cumplimiento de los acuerdos
de Houston, un plan que fue ratificado en 1997 y que después Marruecos no
ha querido cumplir. Entonces el Consejo de Seguridad tiene que presionar
al máximo para que, bien con este acuerdo o con uno nuevo, permita el
retorno de los refugiados a su tierra; pero de momento no hay una vía a
nivel político que permita una solución". ∆ |