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MUJERES EN EL SHISHA PANGMAMUJERES EN EL
SHISHA PANGMA

Las expediciones íntegramente femeninas a la montaña son todavía un hecho atípico. Más si se trata de subir a una de las catorce cumbres que superan los ocho mil metros. Y, más difícil todavía, contando con un equipo local -oficial de enlace, personal de campo base y porteadoras de altura- formado por mujeres. Con todo esto subieron las montañeras de la expedición "Mujeres al Shisha, 2001"

Texto: Rami Ramos / Fotos: "Dones al Shisha, 2001"

"En ningún momento hemos pretendido hacer nada feminista. Somos un grupo de amigas, hace tiempo que salimos de montaña, ¿por qué no proponer una expedición femenina?"

Sin problemas: el 29 de septiembre de 2001 Maite Hernández y Núria Balagué hacen cumbre en el Shisha Pangma. Con el tiempo justo, ya que el intento previsto para el día siguiente no puede hacerse por culpa de las nieves. Si no hubo inconvenientes fue por el mucho entrenamiento previo; por la excelente relación que crearon entre ellas; por el clima, que acompañó en los momentos más importantes; y por un equipo local que, salvo alguna excepción, respondió a las expectativas creadas. Para dos de estas nueve montañeras, Núria Balagué y Nati García, esta experiencia se cuenta entre las más positivas de su vida.

-¿Sorprende hoy en día que nueve mujeres puedan montar una expedición a una cima de 8.000 m.?
-(Núria) Sí, un poco. Nos ha resultado muy curiosa la reacción de la gente, generó muchas expectativas. Cuando íbamos nueve o hasta doce mujeres a los Pirineos o a los Alpes ya se sorprendía la gente, porque es algo poco habitual. También lo que queríamos era normalizar un poco la situación y potenciar otras iniciativas parecidas. Crear un poco de alarma social, aunque mucha gente nos ha tachado de feministas.
-(Nati) Y es curioso, porque en ningún momento hemos pretendido hacer nada feminista. Somos un grupo de amigas, hace tiempo que salimos a la montaña, y ¿por qué no proponer una expedición femenina? Pues ha sido una sorpresa, y eso es lo que queremos romper. Que esté al mismo nivel.

-¿Qué tipo de reacciones encontrasteis?
-(Núria) Todo el mundo nos apoyó, lo que pasa es que sí veías una cierta desconfianza en comentarios, en risitas, en las bromas fáciles. En una expedición femenina es muy fácil hacer un tipo de broma que en una masculina no se hace. Incluso, y sorprendentemente, en los medios de comunicación el tipo de preguntas que te hacían era para pensar: "Estoy segura de que aquí hay dos señores alpinistas y no les preguntan esto".

-¿Cómo fue la experiencia?.
-(Nati) Ha sido una de las experiencias más bonitas para todas. Yo creo que ya íbamos predispuestas a que todo saliera bien. Los dos años de preparación de la expedición fueron tan intensos y con tanta ilusión, que salimos de Barcelona seguras de que no habría ningún tipo de problema. Nuestra relación ha sido inmejorable, hemos venido más amigas que cuando marchamos.
-(Núria) Las dificultades, los comentarios, la reacción de la gente; eso cohesionó mucho al grupo, porque nos lo tomamos como un objetivo personal. Hicimos muchas salidas juntas, y esto es importante, porque cuando hay problemas de convivencia, normalmente ya surgen antes de estar allí, y aquí había mucha convivencia y muy fluida, con un objetivo muy interiorizado. Para nosotras el éxito de la expedición, más que hacer cima, ha sido volver tan amigas y haber tenido una relación tan intensa.
-(Nati) Eso para mí es fundamental, lo más importante, lo que nos ha llenado más. Nos seguimos viendo y, como no vivimos todas en el mismo sitio, preguntamos: ¿cuándo nos encontramos otra vez?

Nati García y Núria Balagué
Foto: M.A. Oliva

-¿Qué dificultades encontrasteis?
-(Nati) Una montaña de estas características nunca es fácil, porque la altura ya te mella, te marca mucho.
-(Núria) Esta montaña nos la tuvimos que trabajar, fueron muchos porteos, subir muchos kilos, montar los campos desgasta mucho. Pensamos que las sherpas nos ayudarían, porque se supone que están más aclimatadas, pero nos encontramos con que una se puso mal y la otra no estaba mucho por la labor. En ese sentido la montaña fue difícil, pero tuvimos suerte con el tiempo. Porque por muy preparada que estés técnica, física o psicológicamente, si el tiempo no te deja, no subes.

-¿Como surgió la idea de crear un equipo femenino, también con el personal nativo?
-(Núria) Siempre que habíamos estado en otras expediciones nos encontramos con que todo el equipo de soporte eran básicamente hombres. Cuando contratabas porteadores para ir al campo base había alguna mujer; pero a partir del campo base, el cocinero, el ayudante de cocina, y los sherpas de altura, nunca eran mujeres. Era una cosa que nos extrañaba, es un trabajo un poco vetado a las mujeres, supongo que porque es una fuente de ingresos muy importante y es un trabajo muy buscado.
Cuando decidimos crear una expedición femenina, nos hacía ilusión potenciar un poco el papel de la mujer allí. Si puedes dar opciones a que las sherpas suban y tengan experiencia, pueden contactar después con otras expediciones. Fue a nivel anecdótico, una pincelada, pero era una manera de llamar la atención respecto a este punto.

-¿Fue fácil encontrar mujeres con experiencia en este campo?
-(Nati) No hay muchas, nos costó bastante contactar con ellas. Nosotros contratamos a cinco: tres se quedaron en el campo base -la cocinera, la ayudante de cocina y la Sirdar, que es la que hace de contacto de la agencia de trekking de allí-, y dos sherpas de altura, las alpinistas. El problema es que eran muy jóvenes y, aunque tenían experiencia en alpinismo, creo que nosotras teníamos más que ellas. Aparte no tenían muy claro cuál era su papel en una expedición, hicimos más de sherpas nosotras que ellas.

-¿Cómo fue la reacción de la gente de allí?.
-(Núria) Estaban sorprendidos con una expedición íntegramente femenina. La Sirdar estaba muy ilusionada porque nunca había trabajado con mujeres, para ella era una experiencia muy peculiar y nos tenían muy cuidadas. Y a la empresa que lo organizaba también le gustó mucho el proyecto, porque casualmente la mujer del gerente fue la primera mujer nepalí que subió al Everest. Era sherpa y murió a la bajada, en el año 1993. Su marido ha creado una fundación que se dedica a potenciar a las mujeres sherpas, para el 2003 están organizando una expedición internacional de mujeres al Everest, conmemorando el décimo aniversario de su muerte, y nos han invitado a ir. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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