-¿Cuáles son los temas más urgentes a tratar para preservar la
biodiversidad?
-En la reciente Cumbre había dos temas a tratar como fundamentales.
Uno era intentar hacer algo serio por la conservación de bosques, y eso ha
sido un fracaso total. Por otra parte estaba el problema clásico
Norte-Sur: el Sur tiene los recursos genéticos de biodiversidad y el Norte
los utiliza y gana dinero con ellos, y encima le pide que conserve esos
bosques sin ninguna compensación. En esto ha habido una oposición bastante
cerrada de los países del Primer Mundo que no quieren pagar un duro, por
una parte, y de los Países del Tercer Mundo que fundamentalmente lo que
quieren es que les paguen, aparte de cualquier otra consideración. Con
esos extremos no se podía llegar a ningún sitio y lo que ha quedado es una
cosa completamente descafeinada, de tipo voluntario y que en absoluto toca
seriamente este tema, que es un problema muy grave de justicia Norte-Sur
que habría que aclarar porque la industria, principalmente farmacéutica,
saca miles de millones de dinero de estos países y la biodiversidad que
mantienen, sin que sean compensados.
-Entonces todas las esperanzas que había puestas en la Cumbre de
Biodiversidad no se han cumplido...
-Pienso que realmente no se ha cumplido en absoluto lo que se esperaba
de ella. Yo creo que se puede decir que ha sido un desastre porque no ha
habido avance serio en ninguno de los campos, sobre todo en los dos que se
esperaban más, que son los que acabamos de comentar.
-¿Por qué no se logró un acuerdo en la lucha contra la deforestación?
-Porque no hay interés por ninguna de las partes en llegar a un
acuerdo importante. Habría que llegar a acuerdos que traten desde áreas
protegidas hasta una gestión más sostenible de los bosques que se explotan
comercialmente. Hay unos intereses económicos brutales que están
destruyendo los bosques tropicales sin ningún freno. Y una explotación más
sostenible es más cara, necesita más cuidados, una planificación mucho
mayor. Además en Países del Tercer Mundo el problema es doble: por una
parte la gestión permitida es insostenible ya de por sí, pero aparte de
eso hay una enorme proporción de talas ilegales en esos países que ni
siquiera dejan beneficio allí. Son compañías del Primer Mundo que llegan
allí, talan ilegalmente un bosque, lo sacan y en el país ni se han
enterado de lo que ha ocurrido.
-¿Qué avance supone el acuerdo por el que las empresas del norte
compensan a países del Sur por utilizar plantas y animales de sus
tierras para hacer medicinas?
-Se ha llegado a una especie de código de conducta de tipo
completamente voluntario, para que las empresas del Norte compensen al
Sur. Pero para la mayoría de ellas eso es papel mojado. No es vinculante y
no es una ley internacional como sería cualquier decisión aceptada en un
convenio internacional que se convierte en ley internacional por una
parte, y en ley dentro de cada país por otra.
-También costó poner una fecha para poner en marcha la explotación
razonable, y se habló del año 2020. ¿Es que tenemos tanto tiempo?
-Sólo teniendo en cuenta lo que dice Wilson, uno de los mayores
especialistas en biodiversidad, que ha estimado que desaparecen tres
especies a la hora, realmente no tenemos tiempo. Pero aquí se suman dos
cosas: por un lado la consideración teórica de que no tenemos tiempo y por
otro, siendo realistas y viendo la situación política, no creo que para el
2020 por desgracia haya algo realmente serio como consecuencia del
Convenio de Biodiversidad. ∆