BUSH Y EL TERRORISMO
Existe una supuesta amenaza terrorista mundial y un lunático, Bush,
que promete acabar con ella. Pero ni está preparado, ni sabe cómo
hacerlo.
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El día en que Bush se autoproclamó
como líder mundial contra el terrorismo, abanderado de las fuerzas del
bien contra el eje del mal, mejor hubiera sido que nos hubieran
invadido los marcianos, así por lo menos sabríamos de qué iba la cosa
y el supuesto "enemigo" tendría una identidad definida.
Pero, a falta de marcianos belicosos, nos tenemos que conformar con
las informaciones que nos dejan caer los gobiernos "aliados", palabra
absurda donde las haya, y que nos sitúan al enemigo terrorista en los
lugares más inverosímiles que uno se pueda imaginar.
Es más, ya se albergan serias dudas por parte del ciudadano atento a
los acontecimientos, la mayoría ya perdió el interés, sobre la
veracidad de la existencia de tanto terrorista, de tanto complot, de
tanta maquinaria subterránea del terror, y se empieza a pensar,
pruebas suficientes hay para ello, si no será todo un invento para
camuflar otras intenciones bastante más evidentes, y que tienen que
ver con el proyecto de globalización mundial y la eliminación
sistemática de "opositores" incordiantes, enemigos radicales del
imperialismo que amamantan EE.UU e Inglaterra, y que todos los demás
apoyan con resignación y una pizca de eso que en lenguaje de calle se
denomina "bajada de pantalones".
Ahora se sabe que a primeros de año Bush dio poderes a la CIA para
cargarse a Saddam Hussein. Al mismo tiempo el FBI y la CIA reconocen
que la guerra de Afganistán, o sea, el pataleo de Bush, fue un rotundo
fracaso y que, además, sirvió para diseminar a los terroristas de Al
Qaeda por todo el mundo, lo que hace mucho más difícil su localización
y captura.
Conclusiones, estamos como al principio, es decir, existe una supuesta
amenaza terrorista mundial y un lunático, Bush, que promete acabar con
ella. Pero ni está preparado, ni sabe cómo hacerlo, ni tiene la
capacidad para ello, porque lo único que sí ha conseguido Bush es que
las organizaciones terroristas mundiales, todas, estén vinculadas y
colaborando como nunca lo habían hecho hasta ahora. O sea, que si
existe un proyecto de globalización mundial de la economía, y de otras
cosas, ya existe, en contra, una realidad de la globalización del
terrorismo mundial. Eso es lo que ha dado de si, hasta ahora, esta
extraña historia que pareció comenzar el 11-S, pero que en realidad ya
había comenzado mucho antes, porque el 11-S al fin y al cabo, fue sólo
un eslabón más de una larga cadena de acontecimientos donde nada está
claro, donde existen muchas sospechas, donde se practica el ocultismo
y el secretismo, donde Bush pide colaboración a todos pero él no
cuenta nada a nadie de sus más íntimos secretos, tal vez porque de
hacerlo todos le darían la espalda.
De todas formas resulta muy sospechoso que nadie, ningún gobierno
mundial, haya exigido explicaciones a Bush, antes de seguir adelante
sobre los hechos comprobados que precedieron al 11-S, y donde está
claro que todos sabían mucho y que nadie hizo nada. ¿Por qué? ¿Es
lícito que con tales sospechas y evidencias nuestro gobierno, y todos
los demás, continúan con esa fe ciega en Bush, en sus manías y
obsesiones?
Y ahora quiere cargarse a Saddam, a pesar de que algunos países
europeos dijeron que no apoyarían tal operación. Pero ¿le importan a
Bush las opiniones de los demás? ¿Respeta Bush a alguien?
Mucho temo que el futuro de Bush es quedarse más solo que la una,
obsesionado, como su padre, con liquidar a Saddam Hussein y con
establecer un nuevo orden mundial donde él, ellos, sería el Emperador,
algo así como Palpatine, de la Guerra de las Galaxias, pero en simple.
Y mientras, el resto del primer mundo se enganchó a la obsesión por el
terrorismo, como Bush, cuando deberían preocuparse más de buscar
soluciones para los problemas que son el caldo de cultivo del
terrorismo, tales como el hambre, las injusticias sociales, las
dictaduras camufladas bajo la bandera de la democracia y alentados por
la CIA.
Bush quiere convertir al planeta en su cortijo, en su reino. Quiere
imponer sus leyes, sus razones, sus valores. Y para ello se inventó un
terrorismo a escala mundial que no existía, pero que ahora está
empezando a tomar cuerpo.
De momento es todo lo que le tenemos que agradecer a Bush. Luego, más
tarde, más de un gobernante mundial se arrepentirá de haberle apoyado
en sus obsesiones, o en sus maquinaciones../
MC
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