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PLUMA VIAJERA

CRISTINA MORATO
PERIODISTA Y FOTOGRAFA

Cristina Morató. Periodista y fotógrafa

Hace ya veinte años que emprendió aquel primer viaje a Nicaragua, Honduras y Costa Rica, seducida por los grandes reportajes. Desde entonces lleva recorriendo el mundo con su cámara fotográfica a cuestas, transformando sus experiencias en relatos y exposiciones al alcance de todos. Cristina Morató hoy nos cita frente a su último libro 'Viajeras Intrépidas y Aventureras' para demostrar que también las mujeres dejaron su impronta en los primeros descubrimientos.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"No todos estamos preparados para subir el techo del mundo, no todos estamos preparados para vivir en la selva amazónica y convivir con los indígenas, aunque hoy todos estos destinos ‘exóticos’ los ofrezcan las agencias de viajes al turismo de masas."

 

 

 

 

 

 

 

"El único límite que tiene actualmente la mujer para viajar es el que ella se quiera imponer."

Texto: Marta Iglesias / Fotos: Plaza & Janés

El libro es un ameno y clarificador relato que nos lleva a Tierra Santa con Egeria -la primera gran viajera de quien se tiene noticia, que además era española-, a Tíbet con Alexandra David-Néel o a India con Lady Charlotte Canning. Pero lo revelador es el prólogo que escribe Manu Leguineche, quien asegura que Cristina Morató "no presume de nada, no es políglota, ni siquiera se cree valiente, pero lo prueba todo con la sonrisa, la alegría, la audacia, el romanticismo, la facilidad de comunicación y el sentido del humor que le son congénitos". Visto su currículum, habría que añadir otro rasgo a su personalidad: la inquietud. Lo mismo organiza un programa de televisión, que coge los bártulos y se va de viaje; igual se pone manos a la obra con un reportaje que se enfrasca en organizar una exposición.

-Junto a otros compañeros ha fundado la Sociedad Geográfica Española, ¿con qué objetivo?
-Esta entidad sin ánimo de lucro nació el 12 de octubre de 1997 por iniciativa de un grupo de periodistas, escritores, viajeros, empresarios y amantes en general del mundo de los viajes y la geografía. Entre sus socios fundadores están Manu Leguineche, Luis Pancorbo, Jesús Torbado o Javier Reverte. La Sociedad pretende recuperar nuestra historia geográfica española en el mundo, ampliar el conocimiento geográfico, propiciar y colaborar en proyectos viajeros y dar a conocer a nuestros exploradores españoles injustamente olvidados, entre otros objetivos.

-¿Qué queda en el planeta por descubrir?
-El planeta Tierra ya ha sido cartografiado casi en su totalidad, los principales misterios han sido descifrados y la época de las grandes exploraciones ha concluido, pero aún queda mucho por descubrir. Los fondos marinos siguen, por ejemplo, inexplorados y la exploración espacial, comparable a la conquista de América en el siglo XVI, es el gran reto del futuro. Marcel Proust escribió: "El único viaje de descubrimiento auténtico no consiste en ir a nuevos lugares, sino en tener otros ojos".

-La motivación de los antiguos aventureros para viajar era completar los mapas. ¿Qué busca usted en sus viajes?
-Para mí los viajes son ante todo una fuente de conocimiento, viajo para aprender y de paso conocerme mejor a mí misma. No viajo por aventura, porque no me gusta nada el riesgo y me interesan más las gentes que los paisajes. Seguramente no sería la misma si durante estos últimos veinte años no me hubiera dedicado a viajar largas temporadas por el mundo. Por fortuna mi profesión de reportera y fotógrafa va unida al viaje.

-¿El final de un viaje es llegar a un lugar?
-No siempre, a veces en los atajos encuentras lo mejor. Cuando viajo nunca pienso en llegar y, de hecho, muchas veces al perderme o entretenerme en el camino he descubierto cosas aún más interesantes que en mi destino final.

-En un artículo afirmaba que no todos estamos preparados para viajar a lugares remotos que nos enfrentan a culturas milenarias y una forma de vida muy distinta a la nuestra. ¿Qué nos ha hecho perder entonces la civilización?
-Una vida cómoda y fácil nos hace perder muchas cosas, entre ellas la capacidad de sorprendernos, la curiosidad y el respeto a los que no viven tan cómodamente como nosotros... No todos estamos preparados para subir el techo del mundo, no todos estamos preparados para vivir en la selva amazónica y convivir con los indígenas, aunque hoy todos estos destinos "exóticos" los ofrezcan las agencias de viajes al turismo de masas. Hay que saber respetar la naturaleza y las comunidades que habitan en ella desde tiempos inmemorables, la visita de grupos de turistas a estos lugares sólo contribuye a su más rápido aniquilamiento.

-¿Cómo ha ido cambiando a lo largo del tiempo el concepto de aventura?
-Yo creo que los grandes aventureros eran los de antaño, sobre todo los del siglo XIX, época de grandes exploraciones cuando el mundo aún estaba por cartografiar y en los mapas aparecían espacios en blanco que atraían el interés de los más osados. Hoy todo está descubierto o casi todo, y el término aventura se emplea más para designar operaciones de marketing que sirven de escaparate para las grandes marcas, por ejemplo deportivas.

-Se habla mucho de los hombres aventureros pero, ¿qué aportación han hecho las mujeres en todo el tema de viajes?
-Las mujeres han viajado desde los tiempos más remotos para conquistar otros países, como peregrinas y sobre todo como exploradoras. Estas últimas viajaban con fines científicos para conocer mundo y explicarlo después. Algunas como la inglesa Mary Kingsley realizaron los estudios de campo más importantes hasta la fecha en la entonces desconocida África occidental. Otras como Alexandra David-Néel se convirtieron en reputadas orientalistas y los libros y relatos de sus viajes por el Tíbet y sus estudios sobre el budismo resultan aún hoy imprescindibles para entender esta filosofía y la forma de vida en el País de las Nieves.

-¿Qué diferentes características tiene una aventurera frente a sus colegas masculinos?
-La mayoría de intrépidas viajeras y aventureras que he investigado en mi libro tienen en común la sencillez con la que escriben sus relatos de viaje, rara vez hablan de los peligros a los que se enfrentaron -y que hoy pondrían los pelos de punta a más de uno-, la humildad al reconocer sus limitaciones físicas y la admirable capacidad de adaptación al medio. También el sentido del humor es común a la mayoría.

-Precisamente tras la publicación de su libro prepara una serie de documentales sobre las pioneras viajeras. ¿Qué impulsaba a estas primeras intrépidas a dejar el mundo conocido y lanzarse a la exploración?
-En el siglo XIX nacen las más singulares trotamundos. Es la época de viajeras extraordinarias como Mary Kingsley, Isabella Bird -la primera mujer aceptada por la Real Sociedad Geográfica de Londres- o Gertrude Bell, asesora de reyes, exploradora de Oriente Medio y consejera de Lawrence de Arabia. Estamos en la época victoriana, donde la mujer nace para ser una buena esposa y prolífica madre de familia. Para cualquier mujer de aquella época viajar más allá de los límites del hogar era una heroicidad, por fortuna un puñado de valientes mujeres rompieron moldes, se liaron la manta a la cabeza y se lanzaron a ver el mundo. El viaje para ellas era una suerte de liberación y la oportunidad de ser personas.

-En su caso, ¿qué le impulsa a viajar?
-En mi caso viajo sobre todo llevada por la curiosidad, atraída por culturas remotas y muy distintas a la mía. Como he dicho, lo hago de forma egoísta, para enriquecerme personalmente.

-Dados los tiempos que corren, el mundo del viaje parece vedado a las mujeres. ¿Cómo lo hace usted?
-Cada vez son más las mujeres que viajan solas por el mundo, y creo que nos enfrentamos a los mismos problemas que los hombres. Sólo hay que tener ciertas precauciones y sentido común para evitar meterte en líos. Por lo demás, llevo más de veinte años viajando, la mayor parte de ellos en solitario, y el único peligro grave al que me he enfrentado ha sido la petición de mano de un rico propietario de una hacienda en la remota Patagonia, situación que salvé con mi buen humor de siempre.

-¿Tiene entonces realmente la mujer límites para viajar o seguimos poniéndonos barreras para descubrir el mundo y sus gentes?
-El único límite que tiene actualmente la mujer para viajar es el que ella se quiera imponer. La mujer ha llegado ya en este siglo XXI al espacio, a los fondos marinos de la Antártida o al corazón de África y aún quedan tantos lugares a donde viajar... ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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