TEMA DEL MES - CHINA: los
riesgos de un desarrollo inhumano
"Paradojas de la vida, China entra en el siglo XXI con la intención
de unir dos términos hasta ahora antagónicos: consumismo y comunismo"
|
La comunidad internacional parece
estar obnubilada ante la entrada del coloso asiático en la Organización
Mundial del Comercio y ha hecho caso omiso del retraso que sufre este país
en materia de derechos humanos.
El periodista Iñigo Herraiz, del Centro de Colaboraciones Solidarias, nos
comenta su perspectiva de la situación.
-¿Cómo se presenta la entrada de China en la OMC?
-Con el ingreso de China en la Organización Mundial del Comercio (OMC)
asistimos a la apertura del mayor mercado del mundo: 1.250 millones de
potenciales consumidores, un 22% de la población mundial, susceptible de
poseer un automóvil Ford, un teléfono móvil Motorola o un seguro de vida AXA.
Ante la amenaza de una recesión económica a nivel mundial, la incorporación
del mercado chino al comercio mundial se presenta como el remedio a todos
los males de la economía capitalista. Sin embargo, no todo son bondades y,
tras la euforia desatada por esta noticia, se esconden las graves
consecuencias sociales, económicas y ambientales que tendrá para este país
asiático.
-Con lo que es cuestionable ese desarrollo que se pretende hacer en
ese país.
-Frente al estancamiento o mínimo crecimiento de las economías
mundiales, China crecerá este año en torno al 7%. Todo apunta a que se
convertirá en la primera economía mundial para 2020. Ese mismo año tendrá
una población superior a 1.400 millones de habitantes. Ante lo que se
avecina, no faltan voces que cuestionan la viabilidad de un proceso de
desarrollo "a la occidental" para un país tan densamente poblado como China.
Simplemente, por que no hay recursos suficientes en el planeta.
-No obstante el proceso continúa y hay objetivos concretos que este país
quiere alcanzar.
-Como signo inequívoco de la inexorable modernización del país, a mediados
de la década de los noventa, las autoridades chinas se fijaron el objetivo
de que 200 millones de familias tuvieran un automóvil en 2010. En la
actualidad hay 500 millones de bicicletas y 13 millones de coches. Si el
gigante asiático optara por seguir la senda estadounidense y tres de cada
cuatro chinos sustituyeran las dos ruedas de su bicicleta por las cuatro de
un auto, China alcanzaría un flota de 945 millones vehículos, una cifra muy
superior al total de coches que circulan hoy por todo el mundo. Semejante
cantidad de coches y la construcción de las infraestructuras necesarias para
su circulación pondría en peligro grandes extensiones de tierra cultivable;
el aire se tornaría irrespirable por el efecto de millones de contaminantes
tubos de escape y la demanda de combustible superaría el número de barriles
que se producen diariamente en todo el mundo.
-En todo este proceso parece que todos nos veremos involucrados.
-Lester R. Brown, presidente del World Watch Institute, dibuja en su
libro, ¿Quién alimentará a China?, un supuesto escenario futuro en el que la
reducción de las tierras cultivables, como consecuencia de la creciente
industrialización, estancaría la producción de arroz y obligaría a
importarlo para satisfacer las necesidades de una población que sigue
creciendo el equivalente de una nueva Beijing cada año (más de 10 millones
de habitantes). El aumento de la renta per cápita en China impulsará la
demanda de productos alimenticios, que la producción mundial no podrá
satisfacer, provocando un incremento de los precios que afectará en este
mundo globalizado a toda la población mundial.
-¿Qué más efectos se prevén?
-Sin ir tan lejos, y aunque las predicciones de Brown acerca de la
imposibilidad de los mercados de abastecer las demandas chinas ya se están
cumpliendo, existen otros efectos más inmediatos y visibles. En los últimos
5 años, la "economía de mercado socialista" en China ha dejado sin empleo a
20 millones de personas; el paro afecta ya a más de 70 millones de chinos,
un 10% de la población activa. En los próximos 5 años, la reestructuración y
fusión de las empresas estatales para su adaptación a los nuevos sectores
liberalizados provocará 40 millones de nuevos desempleados, a razón de 8
millones por año.
-El empleo no va a ser la única víctima de la liberalización económica.
-Según denuncia Médicos Sin Fronteras, "la comercialización del
sistema sanitario significa que muchas personas, y especialmente las más
pobres, se han quedado sin la más básica atención sanitaria". Los médicos
han abandonado las zonas rurales para asentarse en las ciudades donde la
población sí puede pagar sus servicios.
La progresiva desaparición de los sistemas de garantía social del comunismo
y la liberalización económica amenazan con convertir el elemento comunista
de la política china en una recurrente artimaña represiva, más que en una
opción alternativa al capitalismo mundial. Amnistía internacional denunció
el pasado julio que, de abril a junio del mismo año, durante la última
"campaña de mano dura contra la delincuencia", las autoridades chinas habían
ejecutado a 1700 personas, lo que supone un número superior al total de
ejecuciones llevadas a cabo en el mundo en los tres últimos años.
-Lo que está claro en este proceso es que prima más la economía que los
derechos humanos.
-China cumple con creces los parámetros macroeconómicos para su
entrada en la OMC, y la comunidad internacional mira hacia otro lado ante la
continua violación de los derechos humanos en este país, a la vez que
utiliza ese mismo argumento para perpetuar el embargo comercial al régimen
de Fidel Castro. Con el ingreso de China en la OMC las posibilidades de un
modelo alternativo de desarrollo se desvanecen. La maquinaria represiva del
régimen chino, adaptado a la economía de mercado, puede sembrar el terreno
idóneo para las prácticas más atroces de las grandes multinacionales.
Paradojas de la vida, China entra en el siglo XXI con la intención de unir
dos términos hasta ahora antagónicos: consumismo y comunismo. ∆ |