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Eutanasia a debate

Marcelo Palacios es especialista en Cirugía general y en Traumatología y Ortopedia
Foto: L.G.

 

Recién comenzado el siglo XXI, se impone una reflexión. Los avances científicos y tecnológicos son casi diarios y obligan al mundo civilizado a plantearse qué postura tomar ante una revolución que nos afecta a todos. Cada paso adelante provoca un debate ético en la sociedad, que en ocasiones tiene dificultades para comprender y asimilar los cambios. En este contexto nace la Bioética, con la intención de provocar el debate y sobre todo establecer pautas que orienten tanto a la comunidad científica como a los ciudadanos. La eutanasia es uno de los temas que preocupan en la calle.
Texto: Chabe Hidalgo

El doctor Marcelo Palacios es presidente de la Sociedad Internacional de Bioética (SIBI), una ciencia joven que estará cada vez más presente en nuestras vidas a medida que avance el nuevo siglo.
-¿La opinión pública tiene claro de qué se habla cuando se nombra la eutanasia?
-Para empezar hay que evitar la confusión terminológica y llamar solamente eutanasia a lo que es verdaderamente eutanasia. No es un planteamiento ético decir que con la eutanasia se le quita la vida a un enfermo terminal, porque es la enfermedad la que acaba inexorablemente con la vida de esta persona. La eutanasia, si fuera correctamente llevada a término, no supone una muerte arbitraria, sino que debe definirse como la anticipación del morir en un paciente incurable, en fase terminal irreversible, que padece sufrimientos insoportables físicos y psíquicos, que lo ha pedido reiteradamente, en uso pleno de su razón y de forma libre y voluntaria. Por lo tanto, todas las demás cosas que a veces se llaman eutanasia, no lo son, ni es un homicidio, un asesinato, o un suicidio.

-Se ha creado cierta confusión en torno a este tema. La abundancia de términos no ayuda mucho a clarificar la cuestión.
-Según mi modo de ver habría que eliminar el debate sobre lo que es la eutanasia pasiva o la eutanasia activa indirecta. Como también sobre la cacotanasia, la distanasia, la ortotanasia y todas esas denominaciones (todas están englobadas en la propia definición de eutanasia).
Por ejemplo, no hay una eutanasia activa indirecta, porque ésta es una actuación médica legítima. El médico está preparado, junto con su equipo, para determinar en un momento dado qué medicación precisa un paciente, aunque en algunas ocasiones acorte brevemente su morir, como puede ser la aplicación de la morfina en un enfermo terminal. Esto se realiza todos los días en todos los centros sanitarios del mundo, en las asistencias a enfermos terminales. Por tanto, con esa falsa definición, a todos los servicios de cuidados paliativos los tendríamos que llamar de eutanasia activa indirecta y sería absurdo plantear las cosas de esta manera.

"Continuar con un tratamiento para prolongar a toda costa una vida que ya no se puede salvar podría entrar dentro del ensañamiento terapéutico, y eso sí que no es ético"

-¿Y la eutanasia pasiva?
-Nosotros vamos a darle al paciente todos los tratamientos que requiera, pero el paciente también puede pedir que se le retire la medicación en cualquier momento. Es un derecho legítimo que está recogido en la Ley final de Sanidad, artículo diez, puede renunciar al tratamiento. Por lo tanto, continuar con un tratamiento para prolongar a toda costa una vida que ya no se puede salvar podría entrar dentro del ensañamiento terapéutico, y eso sí que no es ético y hasta delictivo.

-¿Qué opina del testamento vital?
-Me parece muy bien. Tiene además el significado de ir poco a poco concienciando a la sociedad de todas estas cuestiones. Que se apruebe el testamento vital en distintas comunidades autónomas cubre ese vacío que pudiera haber si llegado el momento el paciente no tuviera lucidez a la hora de decidir. Pero en cualquier caso vuelvo a insistir: que el paciente tiene derecho a renunciar al tratamiento, puede dejarlo escrito o puede decirlo verbalmente, pero su derecho constitucional tiene que ser respetado.
Creo que la falta de ética sería ponerle reservas a un testamento vital, y desde luego me resulta muy difícil aceptar que nadie pueda estar en contra de esto. Impedir que una persona pida que no la torturen al morir y que la dejen morir en paz se entendería como una conducta éticamente no defendible. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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