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TEMA DEL MES - LAS PROTESTAS DE LOS PROFESORES DE RELIGION

Luis Guridi, presidente de FEPER
"La jerarquía de la Iglesia busca el servilismo de los profesores de Religión de la enseñanza pública"

Abundante documentación, testimonios y hechos como el despido de las profesoras Resurrección Galera, Francisca Urbano y María del Carmen Galayo, han sido presentados a los medios de comunicación por la Federación Española de Profesores de Enseñanza Religiosa (FEPER). Con ello pretenden dar a conocer a la opinión pública la situación que de forma continuada viene sufriendo este colectivo como consecuencia del Acuerdo firmado en 1979 entre el Ejecutivo y la Santa Sede. Este Acuerdo reconoce al Obispado la potestad de proponer y cesar a los profesores de religión, y al Estado la de contratarles y pagarles. Contratos basura, presiones, falta de transparencia, impuestos "voluntarios", arbitrariedad, atentados contra la intimidad, etc. son algunas de las cuestiones que denuncia este colectivo. Por otro lado, la Conferencia Episcopal niega estas acusaciones al considerarlas carentes de fundamento.
Hablamos con el presidente de FEPER, Luis Guridi.

-Desde el Ministerio aseguran que la Iglesia es la única capacitada para elegir a los profesores de Religión, pero en cambio es el Gobierno quien les contrata y paga el sueldo. Entre ambas actuaciones ustedes denuncian que se vulneran sus derechos constitucionales. ¿Cómo es posible esta situación?
-Nosotros hemos creído siempre que los Acuerdos Iglesia-Estado deben ser constitucionales. Si lo son, dentro de ellos estaría la solución y no habría que hablar de revisiones. Si la interpretación de esos Acuerdos se hace de forma interesada, entonces se llega a una situación de injusticia social que es ante la que nos encontramos, y por lo tanto es obligado hacer esa revisión. Los profesores de Religión de la enseñanza privada -la mayoría pertenecen a la Iglesia- gozan de un contrato fijo e indefinido. En cambio, nosotros estamos en una situación de precariedad a expensas de que el Obispo cada año te considere idóneo y te proponga para esa plaza. Exigimos que haya razones para un cese, no que sean decisiones arbitrarias que en un momento determinado se saquen de la manga. Me recuerda al derecho de pernada de la Edad Media, donde una persona podía hacer lo que le diese la real gana con otras. Hoy en día, en un Estado de derecho, eso no se puede admitir.

-¿Qué requisitos exigen a un profesor de Religión para impartir clases en un centro público?
-Para enseñanza primaria exigen la diplomatura de maestro y para secundaria, ser licenciado en Ciencias de la Religión o bien en cualquier otra materia (filosofía, literatura, etc.) además de tres años de Teología. Además de esta titulación, los Acuerdos Iglesia-Estado nos exigen la DEI (Declaración Eclesiástica de Idoneidad) que asegura que posees créditos en Teología y Pedagogía y estás capacitado para dar clases de Religión. Por último, debe proponernos el Obispo. Y es ahí donde vemos una arbitrariedad ya que entendemos que te proponen una vez, no te tienen en sus manos toda la vida. No hay que olvidar que existen clases de Religión en la enseñanza pública, no por los Acuerdos del 79, sino por el art.27.3 de la Constitución.

-En sus declaraciones denuncian una connivencia entre Administración y Jerarquía.
-¿Cómo es posible que ante la existencia de una relación laboral (profesor-Administración) que hasta los propios tribunales, -incluido el Supremo-, reconocen, al final sea la Iglesia quien, saltándose todas las normas, determine nuestra situación laboral? Nosotros entendemos que eso va contra el derecho y contra la Constitución. Creemos que existe una dejación de funciones de la Administración en manos de la Jerarquía, por lo que esta última no hace más que aprovechar la situación. Nos parece normal que se empleen criterios de selección, pero una vez seleccionado no pueden jugar con las personas y sus derechos. Como cualquier trabajador, si encuentran razones para un cese, tendrían que abrir un expediente, cosa que actualmente no ocurre.

-Hemos leído que algunas Diócesis pedían a los profesores un porcentaje de su sueldo. Ellos insisten en que se trata de un "donativo voluntario", mientras que ustedes lo califican de "impuesto revolucionario". ¿Cuál es el fin de estas aportaciones?
-Lo piden para ayudar a la delegación diocesana. Y es cierto que aquellas personas que no lo pagan, luego son presionadas. Llevan un control de quién paga y quién no, y hay profesores que están en el paro por negarse. Algunas Diócesis van más allá y exigen al profesor de Religión que haga un juramento de fidelidad a su Obispo como requisito para desempeñar su trabajo. Todo ello lo corroboramos con pruebas documentales, circulares y comunicaciones. En general existe una situación de miedo y muchos profesores han firmado papeles -requisito indispensable para ser propuestos para el año siguiente-, con los que no estaban conformes. Hace tiempo, cuarenta y cuatro profesores de Madrid iniciamos una serie de protestas y manifestaciones que terminaron en una huelga de hambre durante 28 días para denunciar la situación que vivíamos y explicar nuestra negativa a firmar unos contratos "basura". Hoy seguimos siendo profesores de Religión, gracias a aquella huelga.

-¿Qué creen ustedes que pretende la Conferencia Episcopal con este tipo de actuaciones?
-Tener adeptos. Por ejemplo, este año nos obligan a realizar un curso de reciclaje sobre Evangelización. Yo no puedo hacer eso en un centro público, pagado con dinero público donde el Estado es aconfesional y donde existen creyentes y no creyentes a los que hay que respetar. Eso va contra la Constitución.

-Está usted hablando de trato discriminatorio, arbitrariedad, de atentado contra los derechos de las personas por parte de la Iglesia. Todo esto parece chocar con lo que dejó demostrado Cristo con su vida y lo que tanto se predica.
-La jerarquía de la Iglesia busca el servilismo de los profesores. A mí me han llamado radical por defender posturas y decir la verdad. ¿Cómo se llama entonces a esa persona que actúa abusando de su poder, con prepotencia, amenazas, chantajes y represalias...? Yo creo que el mensaje de Cristo en aquella sociedad también era radical. Precisamente por eso le mataron, no porque fuera Dios. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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