Cada semana, Pedro Erquicia despide a la audiencia de su programa: "un
programa para espectadores como usted". Efectivamente, con Documentos
TV ha conseguido demostrar lo que parecía imposible. Que un programa
de información rigurosa puede conseguir una audiencia fiel, sin echar mano
del sensacionalismo.
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Texto: Elena F. Vispo /
Foto: José M. López
C olecciona premios por su profesionalidad,
es uno de los grandes promotores de los reportajes y documentales de producción
propia en España y, además de seguir al frente de Documentos TV desde
hace quince años, es Director de Programas de Actualidad e Investigación de TVE.
Pedro Erquicia es partidario de la información bien contada, que invita a la
reflexión.
-¿Cómo se puede mantener un programa como Documentos TV en tiempo de guerra
de audiencias?
-Yo creo que la guerra de audiencias, o lo que eso ha desencadenado en
las televisiones, ha hecho que casi todos los informativos o programas de
actualidad sean muy similares unos a otros. Documentos TV sobrepasa ese
listón y profundiza en temas que interesan a la sociedad. Creo que ésa es una de
las claves para que una parte de la audiencia nos busque, para tener otros
puntos de vista sobre esos temas que a veces pasan de puntillas en los
informativos.
-Tal y como despide el programa, éste tiene una audiencia muy definida.
-Es una audiencia fiel, y eso lo notamos, por ejemplo, en que a lo largo
de estos quince años de existencia el programa ha bailado bastante en la
parrilla. Tras las dos primeras semanas de despiste, a la tercera semana la
audiencia vuelve al nuevo día y hora de emisión.
-Según las encuestas, los documentales de La 2 son los más vistos, pero luego
las audiencias se encargan de desmentirlo. ¿De dónde sale esta contradicción?
-Pasa lo mismo cuando se pregunta a la gente qué es lo que lee, y dan
una serie de publicaciones que nunca están en el número uno de ventas, y las que
sí están en el número uno son aquellas que nunca se mencionan. Tal vez por
quedar bien, por demostrar un nivel de cultura y conocimiento que no se tiene,
aunque se va a ver otra cosa que realmente interesa más.
-Se dice que la TV es frívola por naturaleza, que no se puede pretender rigor
al contar una noticia en dos minutos. ¿Cuánto más se puede conseguir en una
hora?
-Para eso estamos los programas de 50 minutos, para profundizar en lo
que otros no pueden. Aunque hace mucho tiempo que yo soy de la teoría de que una
información de dos minutos puede profundizar lo suficiente si está bien
elaborada, bien construida y, finalmente, es una historia.
-Últimamente se están dedicando más medios a la producción propia. ¿Qué
supone esto?
-Cuando yo llegué a este programa, en el año 90, me propuse dos cosas:
contextualizar el programa dentro de la actualidad, y que la producción propia,
que hasta entonces era prácticamente inexistente, aumentara. Lo primero lo logré
bastante rápido y en cuanto a lo segundo, las primeras semillas se sembraron en
el año 95, y se empezaron a cosechar tres años después. Y en esta última
temporada hemos producido y emitido casi a la par producción propia con
producción ajena. Es un esfuerzo considerable, aunque no voy a decir que no está
compensado, porque este trabajo tiene la compensación de que cada semana sale un
programa más o menos en las coordenadas que uno quiere.
-¿Dónde terminan los límites de la información y empiezan los del
sensacionalismo?
-Yo creo que todos tenemos más o menos claro lo que es la información, y
podemos distinguirlo de la publicidad y la propaganda. El sensacionalismo es el
siguiente paso para que la información sea rentable al empresario.
-Documentos TV colecciona premios. ¿Para qué sirven?
-Pues para que quienes los reciben, en este caso el equipo del programa,
estemos orgullosos de nuestra selección y digamos: oye, pues hemos acertado. A
veces tienes que tener un punto de referencia externo al trabajo de tu propio
despacho, de tu pequeño medio de trabajo. Es un estímulo para seguir funcionando
y trabajando. ∆ |