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El sol y la playa siguen siendo los reyes. Canarias, Mallorca, Levante, Andalucía y Cataluña, son algunos de los lugares más concurridos.
Foto: Fer

 

El trabajo, los horarios, las obligaciones que vivimos a lo largo de todo el año, hacen que llegadas estas fechas todos sintamos la necesidad imperiosa de unas vacaciones. Un tiempo libre donde podamos recargarnos para luego volver a la rutina.
Vivimos en una cultura marcada por el tiempo, el dinero, el trabajo y el consumo. Una sociedad industrial que cada vez pide más para conseguir las mismas cosas. Ante esto, el cuerpo y la mente solicitan time-out y a nosotros nos queda una papeleta pendiente: llenar adecuadamente ese tiempo. ¿Qué sentido damos a nuestras vacaciones y tiempo libre?

Texto: Mariló Hidalgo

Ocio es salud

Aconsejan los psicólogos que el tiempo libre debería llenarse de actividades motivadas, imaginadas, que conjuguen de forma natural el ejercicio físico, el terreno afectivo, la inteligencia y el empleo de la mente, la alegría y el descanso.La OMS considera el tiempo de ocio algo esencial para el correcto desarrollo del ser humano. Básico para su equilibrio psíquico y social. Incluso se ha llegado a demostrar que el correcto disfrute de ese tiempo previene enfermedades, aumenta la creatividad y proporciona una mejor calidad de vida. "Igual que nuestro organismo necesita momentos de actividad -señala Miguel Angel Cueto, psicólogo y director de CEPTECO (Centro Psicológico de Terapia de Conducta)- y otros de sosiego y sueño, así las vacaciones y el tiempo libre son necesarios para la supervivencia estable de los seres humanos. No sólo debemos esperar a las vacaciones sino que diariamente debemos darnos pequeños placeres para hacer más eficaz nuestro rendimiento. Un momento más amplio de ruptura con el trabajo es imprescindible para evitar alteraciones físicas y emocionales. Descansar hace que rindamos más cuando trabajamos". Y descansar no es matar el tiempo contemplando cómo pasan las horas sin hacer nada, sino que hablamos de un tiempo que debe ser ocupado por otro tipo de actividades, de valores que nos reporten algo que nos permita regenerarnos de la fatiga mental que supone el trabajo. El psicólogo francés Joseph Leif decía en su libro Tiempo libre y tiempo para uno mismo que "cada ser humano tiene la posibilidad, o al menos experimenta la necesidad de vivir -sólo en algunos momentos- un tiempo en sí y fuera de sí, pero para sí mismo. Ese tiempo para uno -según este autor-, es tiempo de renovación y de rebeldía frente a todo aquello que en la vida diaria supone un obstáculo para la renovación y además esclerotiza el presente, manteniendo a cada uno prisionero de lo antiguo". Y si es tiempo de renovación, de ruptura y nuevos propósitos personales, aquí cada uno tiene cosas muy distintas que decir. El fundador del Instituto de Estudios de Ocio de la Universidad de Deusto, Manuel Cuenca, comenta en su libro Ocio humanista que "el empleo de ese tiempo libre también servirá de barómetro para entender nuestras relaciones con el entorno, de manera que la diferencia entre lo que estoy haciendo y lo que me gustaría hacer en ocio, puede ser un excelente reto para el desarrollo". Y como, además, raras veces emprendemos las vacaciones en solitario, el resto es negociar con aquellos con los que vamos.

Algunas personas se sienten plenamente valoradas sólo en su actividad laboral y se sienten culpables cuando no trabajan.

Lo malo es que en el tema de la negociación, el typical spanish es algo así como una especie de optimista vestido de pesimista: un poco incongruente.
Un día, a través de la mirilla, podemos ver a Manolo delante de sus compañeros de oficina presumiendo de cómo se va a montar las vacaciones de verano. Pisito en Benidorm, playa, copas con amigos, sol -mucho sol-, alterne, ligues, siestas, cuatro best- sellers en la maleta... "¡Menos nada, que para eso uno curra como un animal todo el año!", exclama. Pasados quince días o un mes, volvemos a encontrar a un Manolo ojeroso -pero moreno-, echando pestes de la parienta y sus compromisos; las excursiones y los interminables atascos con el aire acondicionado estropeado; contando las mil peripecias que le ocurrieron cada mañana cuando iba con la sombrilla y las hamacas a coger sitio a primera hora en la playa. Encima se quemó debajo de la sombrilla en una de esas tardes interminables de playa, vuelta y vuelta. Confiesa que trae sueño acumulado después de tanta salida nocturna -aún sin decir nada, las ojeras le delatan-.
Entre bromas, nuestro españolito medio se sincera y dice que en el fondo estaba deseando incorporarse a su rutinario trabajo para poder recuperarse de tanto trajín. Las expectativas eran mucho más ambiciosas. El tiempo y el dinero no han dado de sí lo suficiente y lo peor de todo es que se siente sin fuerzas para iniciar esta nueva andadura. Al final habla de lo que le gustaría haber hecho y no ha podido. Sueños que no se hacen realidad un año tras otro.
Con toda esta carga acumulada, aparece en escena el denominado Síndrome de la vuelta al trabajo, cuestión muy familiar para los psicólogos llegadas estas fechas. Taquicardias, desánimo, cansancio generalizado, insomnio, falta de voluntad, son algunos de los síntomas contra los que deberán sobreponerse estas personas al regreso de sus vacaciones.

 Muy pocos saben organizar el propio tiempo libre y al final la mayoría se acaba decantando por los estereotipos clásicos.
Foto: Nan

Y es que tan perjudicial es aquel que se deja llevar por los gustos de su familia y acaba en un lugar bullicioso repitiendo los mismos parámetros que en su tiempo de trabajo, como el que escapando del estrés y la hiperactividad se mete en un convento románico para pasar quince días en silencio, rodeado de frailes o monjas sin hacer nada. Muy pocos saben organizar el propio tiempo libre -aseguran los estudiosos del tema- y al final la mayoría se acaba decantando por los estereotipos clásicos.
Para el psicólogo Miguel A. Cueto este rito se repite año tras año por una cuestión sentimental: el cariño. "Las vacaciones de la población en general -señala el psicólogo-, tienen que ver con mantener lazos afectivos familiares o de amistad. Eso hace que volvamos a elegir aquellos sitios donde podemos conseguir el afecto y el agrado de las personas que amamos, o bien, que elijamos otro lugar para estar con esas mismas personas que apreciamos. No creo que al final nos aburra todo esto, ya que solemos repetir".
Recientemente publicó un conocido semanario -entre distintos comentarios políticos- que Ana Botella estaba buscando un nuevo lugar de veraneo para toda la familia. Posiblemente este año no repitan y la esposa del presidente, estaba estudiando otras opciones. Sin entrar en más detalles, y aprovechando la noticia, nos preguntamos hasta qué punto la mujer tiene influencia a la hora de elegir qué hacer en vacaciones.
Para Miguel A. Cueto "la planificación de las actividades de ocio y tiempo libre, culturalmente, ha sido ejercida por las madres/mujeres. Este modelo aprendido ha hecho que se haya repetido en las parejas y familias actuales hasta convertirse en una rutina".

Disfrutar del tiempo libre previene enfermedades, aumenta la creatividad y proporciona una mejor calidad de vida.

El tiempo libre no es un tiempo vacío. Marca la línea entre el tiempo estipulado para el trabajo y la productividad con el empleo voluntario y libre de un tiempo que aportará beneficios a los individuos.
¿Y cómo debería ser diseñado ese tiempo de ocio para que realmente nos fuese provechoso? "Los tiempos de ocio -considera M.A. Cueto- deberían ser parte de las actividades al igual que el trabajo. Planificarlos diariamente (actividad física, cultural, educativa) sería beneficioso. Convendría que las vacaciones se pudieran establecer durante un plazo de 7-15 días por trimestre. No obstante, cada persona aprende a adaptarse, a disfrutar de las mismas en función de sus propias experiencias o actividades laborales (un mes seguido, una semana al trimestre...) Las profesiones que tienen que trabajar con otras personas y de mayor responsabilidad, en general, suelen ser las más estresantes y necesitarían más parones vacacionales y más prolongados".
Aconsejan los psicólogos y estudiosos del tema, que estos tiempos deberían llenarse de actividades motivadas, imaginadas, que conjuguen de forma natural el ejercicio físico, el terreno afectivo, la inteligencia y el empleo de la mente, la alegría y el descanso.

 Remordimientos por disfrutar 

Aunque parezca mentira, de todos los países de la UE, el nuestro es el lugar donde se sienten más remordimientos a la hora de divertirse y disfrutar de los momentos de ocio. Eso al menos asegura la Asociación para el estudio del disfrute. ¿Por qué?
"Buena pregunta -asegura el psicólogo Miguel A. Cueto-. Existen algunas personas que se desarrollan plenamente y se sienten a sí mismas o a los demás plenamente valorados sólo en su actividad laboral (adictos al trabajo) y se sienten culpables cuando no trabajan. Esta dificultad de adaptación al tiempo de ocio les hace generar emociones que les molestan y para escapar de ellas suelen quedar enganchados en la búsqueda de aquello que les complace (el trabajo) y así repetir de forma automática este proceso por evitación. Otras personas presentan problemas de insatisfacción y culpabilidad debido a la creencia de que ellos no se lo merecen (puede a veces ser cierto), preocupados por el gasto que esto les supone, por no saber qué hacer, miedo al cambio o problemas de índole emocional. Aquellos que disfrutan del disfrute son los que se sienten bien y pueden seguir tomando vacaciones (disfrutar del momento). Cultivar un cierto placer hedonista es propio de nuestra cultura y habría que seguir fomentándolo por nuestro equilibrio personal".

Las modas han cambiado. Si antes lo que se llevaba era el mes entero en Torremolinos, ahora se prefieren vacaciones más cortas pero más frecuentes.

Y es que en todo esto de la organización de las vacaciones, las modas han cambiado. Si antes lo que se llevaba era el mes entero de vacaciones en Torremolinos, o los dos meses en San Sebastián de nuestros abuelos, ahora se prefieren vacaciones más cortas pero más frecuentes. Ello ha obligado a que las ofertas se amplíen. El turismo de sol y playa sigue siendo importante en nuestro país pero está tomando cada vez más relevancia el turismo de fin de semana o de quince días, que marca una demanda diferente, más participativa, con mayor ingrediente de aventura, y variedad, en contacto con la naturaleza, incluyendo deportes, rutas, guías, casas rurales, circuitos culturales, de senderismo, gastronómicos... Aparece el turismo activo, el turismo cultural que nos ofrece una amplia e imaginativa oferta. Un consumidor que está cada vez más dispuesto a sacrificar otras prioridades que hasta ahora han sido básicas, por acceder a un mayor tiempo de ocio. En EEUU este movimiento se denomina voluntary simplicity (simplicidad voluntaria), y consiste en no sacrificar el ocio por el trabajo. Sus seguidores se han lanzado a la búsqueda de una serie de valores distintos al consumismo y para ello están dispuestos a trabajar menos y buscar actividades que les reporten más satisfacciones personales. Se habla ya del nacimiento de una civilización del ocio provocada no sólo por el paro, sino también por los horarios intensivos, las jornadas acumulativas que proporcionan varios días de descanso seguidos, las vacaciones repartidas a lo largo del año, etc.

Descansar no es matar el tiempo contemplando cómo pasan las horas, sino un tiempo de renovación, de ruptura y nuevos propósitos personales. VACACIONES DIFERENTES 

Días antes del 1 de julio, Tráfico nos avisa de los increíbles atascos que nos encontraremos a la salida de las grandes ciudades. Esta fecha marca el inicio de una de las "operaciones salida" del verano. Aún con tanta advertencia, muchos conductores y sus familias, se verán "sorprendidos" por las enormes caravanas que nos anuncian la llegada de las tan ansiadas vacaciones. El 80% de los ciudadanos realizan sus viajes estivales dentro de nuestro país.
El sol y la playa siguen siendo los reyes. Ahí se desplaza la mayor parte de la población. Canarias, Mallorca, Levante, Andalucía y Cataluña, son algunos de los lugares más concurridos. Más de 45 millones de turistas acuden a España cada año, haciendo que sea uno de los tres países más visitados del mundo, según informa Turespaña. Luego están los viajes al extranjero a través de las agencias. Africa se ha puesto de moda: un continente con más de cien países llenos de sorpresas al que en algún momento, todos hemos viajado con la imaginación. Cuba sigue eclipsando y es uno de los lugares más solicitados en las agencias de viajes.
Amanecer en el Machu-Pichu, visitar los glaciares de la Patagonia, recorrer alguna parte del Amazonas, contemplar las cataratas del Iguazú, son algunas de las maravillas que atraen año tras año a los millones de visitantes que llegan hasta las tierras de América del Sur. Algunos con intención de quedarse para siempre.
Otros, dentro de España han encontrado el entorno perfecto para la práctica de su deporte favorito, rodeados de naturaleza en todas sus expresiones, silencio, tranquilidad. La montaña cada vez cobra más adictos: cuanto más alto mejor. La altitud marca la separación con el mundanal ruido y hace que te sientas más cerca del cielo, comentan los adeptos.
Luego están aquellos que se retan a sí mismos año tras año para encontrar "lo más original", algo que aporte un ingrediente diferente a sus vacaciones. Al final, siempre lo encuentran. O por lo menos, es el objetivo de las múltiples propuestas que aparecen cada temporada.

 Paintball 
Está de moda. Es conocido como el juego de la guerra, aunque las agencias que ofertan Paintball en nuestro país, insisten en que se trata sólo de un juego ideal para pasar el rato un grupo de amigos. Uno puede llegar a ser Rambo durante un fin de semana, bajo la disciplina, el entrenamiento y las tácticas de una guerrilla. El fuego, por supuesto, no es real: son unas bolas de plástico, algo mayores que una aceituna, envueltas en pintura biodegradable de vistosos colores. Aseguran que cuando impactan con la piel puede sentirse un dolor parecido a un pellizco, o si saltándose las reglas impacta desde una distancia más corta, pueden causar un pequeño moratón. A cada participante, por lo general, se le entrega un traje de camuflaje, un cinturón, una gorra, una máscara -que no se puede quitar bajo ningún concepto-, un arma de aire comprimido y las bolas de pintura. El juego de guerra cuenta con instructores que velarán porque a lo largo de este tiempo nadie pierda los papeles.
Este deporte importado de EEUU es practicado en España por ejecutivos, universitarios, profesionales, todas aquellas personas que quieren disfrutar de algo original y entretenido en su tiempo libre.

 Paleorama 
Es un viaje a la Prehistoria, a los orígenes del hombre. No hace falta automóvil y a cambio se puede aprender a construir una canoa con juncos, cabañas con cepellones de barro, cestería, flechas y arcos, reconstruir sandalias de esparto de la edad de Bronce, aprender a transformar la madera, la piedra, el barro, el hueso, hasta las plantas. Todo ello de la mano de un grupo de especialistas que además de todo esto, aportan conocimientos sobre la vida de nuestros antepasados.
Todo esto se puede desarrollar en un enclave único, próximo a las Excavaciones Arqueológicas de Atapuerca (Burgos). La empresa se llama Paleorama. Es una organización que tiene como objetivo la investigación, recuperación y divulgación de cualquier aspecto vinculado a las tecnologías primitivas y tradicionales desarrolladas por el hombre en su adaptación al medio natural.
Sus organizadores comentan que este tipo de actividad va dirigida a los amantes del aire libre y la aventura. A todos aquellos que quieran vivir una experiencia distinta.

 Adán y Eva 
No se trata de hacer un viaje al Paraíso sino de bucear en los placeres del nudismo o naturismo. Quitarse la ropa es separarse de prejuicios, esquemas y presunciones, es ofrecer al exterior lo que hay, o al menos eso piensan los miles de nudistas que cada año ocupan las playas señaladas a tal fin, a lo largo y ancho de nuestro litoral. La Federación Española de Naturismo (FEN) a través de su página Web aporta amplia información sobre las playas, los campings, hoteles y centros naturistas en nuestro país. Se trata de disfrutar sin textiles de todo cuanto nos brinda la naturaleza. La palabra que agrupa a este colectivo es la tolerancia.

 Caminar sobre fósiles 
Escuchando los murmullos de tiempos inmemoriales, podemos iniciar un recorrido por nuestro país siguiendo las huellas de los dinosaurios. La Rioja, Asturias, Cantabria, Castellón, Soria, o Burgos son algunas de las ciudades afortunadas que hoy cuentan con importantes rutas que nos permitirán acercarnos a ese mundo ya desaparecido. Antes, estos territorios estaban cubiertos por bosques y enormes árboles. Eran lugares húmedos, hábitat idóneo para aquellos dinosaurios primigenios que hoy han dejado impresas sus huellas en la piedra. Huellas de todos los tamaños e incluso fósiles. En estos momentos se está preparando la documentación necesaria para que España pueda convertirse -si así lo estiman conveniente- en Patrimonio de la Humanidad gracias a los restos fósiles encontrados. ¿Te lo vas a perder?. ∆

 

FUSION OPINA

Llega el verano y con él las vacaciones más esperadas del año. Según dicen psicólogos y terapeutas, saber disfrutar de ese tiempo libre aporta estabilidad y previene enfermedades.
En España, año tras año, los ciudadanos repiten lugar y costumbres. Es un ritual marcado normalmente por la familia, el entorno, la comodidad y seguridad de poder contar con lo de siempre. ¿Consecuencia? Insatisfacción al ver que, una vez más, se ha hecho lo que a los demás les gustaba o se ha seguido la costumbre. Se gasta el dinero, se queman ilusiones y surge la frustración, ese pensamiento recurrente de: ¡otra vez será!
Ya lo decía Sócrates: Mens sana in corpore sano. Después de meses de trabajo, rutina, estrés, prisas, obligaciones que piden siempre más atención y tiempo, bien está hacer un parón. Y para ello no es suficiente un cambio de aires, como demuestra el síndrome postvacacional. La clave está en el empleo del tiempo. Un cambio de organización, de ritmo, que nos haga sentir que hemos roto con aquello de lo que huimos. Y esa nueva estructura debe aportarnos algo para nuestro cuerpo y nuestra mente. Si nuestra vida, por ejemplo, es dinámica, debemos diseñar nuestras vacaciones con tiempo para el deporte, el relax, la lectura, el diálogo, la relación con los demás, la reflexión. Unas vacaciones con movimiento hacen que nuestro interior se mueva y, por lo tanto, cambie. No hay peor sensación que llegar a casa y ver cómo todo sigue igual, cuando "lo diferente" solo lo podemos añadir nosotros: las cosas por sí mismas no cambian. Si, a la vuelta, deseamos encontrarnos con ganas de emprender nuevos caminos, ello nos exigirá el buen empleo del ocio. Tiempo a repartir entre nuestro cuerpo y nuestra mente; entre uno mismo y los demás.
Estamos en junio y aún estamos a tiempo. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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