EUSKADI: LECCION DEMOCRATICA
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Los vascos han hablado claro,
muy claro, y si alguno se quiere hacer el sordo, es su
responsabilidad política la que está en juego.
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En
nuestro número anterior decíamos que debido a la campaña de
desprestigio que el PP se montó contra el PNV, lo más seguro sería que
los vascos cerraran filas en torno a su partido. Y así ha sido. Ahora,
después de las elecciones, la lectura sólo es una para los que quieran y
sepan leer sin complejos, y es que los vascos quieren nacionalismo y
rechazan todo lo demás, por los dos extremos.
Euskadi ha utilizado lo que todos pedían, las urnas, para dar su opinión.
La abstención ha sido la más baja que se recuerde y eso dice mucho a
favor de un resultado electoral. Y este resultado es contundente. El PNV
es el partido de los vascos. Siendo así de evidente... ¿Qué les queda a
los demás partidos?
Las reacciones posteriores de estos han sido comedidas y prudentes,
excepto la del PP con su líder a la cabeza.
Aznar se ha pasado de listo y ha dejado muy claro con sus declaraciones
que ostenta un respeto muy relativo por la democracia y sus principios.
Negar la victoria del PNV y tacharla de "espejismo" es tener una
miopía política considerable y, siendo él el presidente del Gobierno,
es condenar la situación en Euskadi a un callejón sin salida de fatales
consecuencias.
Si algo ha demostrado Aznar es que no conoce la humildad, o que el poder y
la prepotencia se le han subido al bigote, porque los resultados están ahí
y de la forma que él mismo, antes de las elecciones, demandaba, o sea,
por medio del ejercicio, del derecho, en libertad, del voto.
Además, el pueblo vasco, con su rechazo también en las urnas del partido
que protege a ETA, ha demostrado que está por encima del miedo, argumento
también usado por los populares antes de las elecciones.
O sea, que acabamos de vivir una de esas lecciones que esporádicamente
nos ofrece el ejercicio de la democracia y, de rebote, nos muestra el
talante democrático o antidemocrático de los contendientes.
No saber encajar las derrotas es de necios, y con ello se demuestra muy
poca inteligencia política.
Pero lo importante ahora es solucionar el tema ETA que, también lo
dijimos, no depende del resultado de las elecciones, y la prueba evidente
es que ya han mostrado su tarjeta de visita en forma de paquete bomba y
coches bomba a los pocos días de las elecciones.
Aznar quiere resolver el asunto al grito de "Santiago y cierra España",
como buen discípulo de Fraga. Pero el problema es que desde su poltrona
de poder no percibe que España ya no es, en realidad nunca lo fue,
aquella "unidad de pueblos y valores" bajo el nacional
catolicismo.
España ahora es una pluralidad, donde cada cual tira para lo suyo, y
donde el nacionalismo cada día tiene más peso.
Si el PP piensa que la solución pasa por seguir con su campaña de acoso
y derribo al PNV, después de lo que las urnas dijeron, simplemente estarán
forjando algo muy gordo de consecuencias imprevisibles.
Pero lo cierto es que ETA sigue ahí, y que para solucionar el problema
hay que contar con el PNV, sencillamente porque es quien ganó las
elecciones.
Pero, si en su ceguera política, Aznar no reconoce la victoria de los
nacionalistas y no cuenta con ellos... ¿Qué les queda a estos? ¿Sería
entonces rechazable que el PNV, por su cuenta, reiniciara conversaciones
con ETA?
Lo cierto es que, como anunciamos en nuestro número anterior, todo sigue
igual. Eso sí, los vascos han hablado claro, muy claro, y si alguno se
quiere hacer el sordo, es su responsabilidad política la que está en
juego.
Y en todo esto, Arzallus tiene en sus manos un cheque en blanco para
seguir hablando.
Que Dios nos coja confesados. / MC
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