Foto: Maló |
Nos bombardean constantemente con el alarmante descenso de la
natalidad. Los cambios políticos e ideológicos se suceden en todo el
planeta. La sociedad asiste a un cambio de valores, y como consecuencia de
todo ello y a gran velocidad, surgen nuevas relaciones. Mientras, la familia
y la pareja quedan inmersas en un torbellino de transformación. El
divorcio, la amistad, la homosexualidad y la adopción rompen con los
cánones de relación establecidos. ¿Se trata de una crisis o una
revolución?
Texto:
Mariló Hidalgo
Nuevos
lazos nuevos modelos de relación
La familia: la gran
institución
Decía Groucho Marx que "la familia es una gran institución. Por
supuesto, contando con que te guste vivir en una institución". Bromas
aparte, en nuestro país, al igual que en Italia, Portugal o Grecia, la
familia es una de las instituciones más valoradas. Mucho tiene que ver la
influencia de nuestros antepasados romanos y la figura del pater familias,
que era el amo y señor de la hacienda y de las vidas que se encontraban
dentro de ella. La relación estaba basada en intereses puramente
económicos y de subsistencia dentro del medio rural.
La Iglesia católica también influyó en el mantenimiento de la
institución. Apoya la estructura patriarcal y además "crea una
doctrina para dar cohesión al grupo -apunta el sociólogo Alberto Moncada-,
que consiste en que cada miembro de la familia asume, como obligación
moral, el desempeño de la tarea que le ha tocado en suerte". La mujer
en todo ello tiene un papel secundario, trae los hijos al mundo, no tiene
opción a controlar su fertilidad y está obligada a desarrollar habilidades
domésticas en competición con las mujeres de su entorno. La familia
consigue así convertirse en un código modelo para muchas generaciones.
Para el sociólogo Enrique Gil Calvo todo esto forma parte de la cultura
latinocatólica, herencia de aquel pater familias: "En España
se valora tanto la familia que se ha convertido en un bien casi inaccesible.
Se valora un lugar donde todos nos queramos mucho, nos protejamos, nos
apoyemos... y eso es muy caro. Hoy montar una familia al estilo tradicional
no está al alcance de todos: educar, mantener y pagar los vicios hasta los
25 ó 30 años es costosísimo. Es ese 'quiero y no puedo'. También en esto
ha jugado un papel importante la religión. Mientras los católicos están
comprometidos con todas las relaciones institucionalizadas como la familia,
anteponiendo siempre las exigencias del grupo a las del individuo; los
protestantes cambian de pareja, están predispuestos al divorcio, los lazos
que les unen son más débiles, menos íntimos y educan a sus hijos como
individuos, impulsándoles a emanciparse a edades tempranas. Los latinos
hemos conseguido mantener intacta una institución antiquísima como es la
familia. No sé si es un retraso cultural, una supervivencia o una especie
de continuidad histórica".
Las encuestas realizadas por el Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS)
en nuestro país, señalan que un 75% de jóvenes entre 15 y 29 años,
consideran a la familia como lo más importante de su vida, por encima de
elementos como amistad, estudios, tiempo libre, política o religión. Para
el catedrático de sociología Amando de Miguel es algo lógico. "La
familia tiene ahora más fuerza que nunca, asegura. Antes, lo que
llamábamos familia tradicional era en parte una familia por interés, en la
que el patrimonio contaba mucho. Hoy la familia deja de ser una unidad de
producción para ser una unidad de afectos".
Pero hay una serie de acontecimientos que plantan cara a estos datos o por
lo menos, ponen en entredicho lo asegurado en las encuestas. Hechos como la
incorporación de la mujer al mercado de trabajo; el descenso de natalidad
que en estos momentos se sitúa en 1,07 hijos por mujer; la edad cada vez
más tardía para que los jóvenes se independicen del domicilio familiar;
la transformación de esa figura del padre como máxima autoridad y único
referente ideológico para sus hijos; el surgimiento de nuevas relaciones a
las que no es posible poner una etiqueta... hacen difícil preservar esa
idea de familia tradicional.
Paralelamente, en las mentes de muchos aún perdura ese concepto de
familia-modelo estilo "La casa de la pradera", donde todo era
protección, cariño y entendimiento. La velocidad a la que se mueven los
acontecimientos impone sin preguntar a nadie, una serie de nuevas relaciones
y nuevos lazos. El ciudadano parece debatirse entre dos aguas: la nostalgia
de un ideal y las nuevas exigencias que acarrean los cambios sociales.
"La mayoría de los españoles -explica el sociólogo Alberto Moncada-
apuestan por la familia, pero a veces como individuos deben tomar decisiones
que no se conforman a esa apuesta, aunque en el fondo, muchos desean volver
a ella: volver a casarse, casarse los homosexuales, etc. No hay que olvidar
que la familia es básica en tiempos de crisis personal, divorcio,
desempleo, etc. y generalmente, su prestigio está acompañado por los
hechos".
En cuanto a los cambios, nadie puede discutir que el detonante de mucho de
este caos, crisis o transformación, tiene que ver con la liberación de la
mujer. "Los salarios de la clase media -apunta Alberto Moncada- ya no
permiten ni familias numerosas ni que la mujer se quede en casa, salvo en un
número reducido de parejas. Para llegar a fin de mes, para entrar en la
nueva cultura de los consumos hace falta que la mujer trabaje. Los empleos
están lejos del hogar, la educación vuelve a ser de pago para la clase
media y la red de protección político social a la familia española está
todavía lejos de homologarse a la media europea. Ese escenario produce los
resultados conocidos, especialmente la disminución de la natalidad y pocas
cosas pueden resolver al efecto la vuelta al modelo de autoridad
anterior".
El detonante de la
transformación de la familia tradicional tiene mucho que ver con la
liberación de la mujer. "Los salarios de la clase media ya no permiten
ni familias numerosas ni que la mujer se quede en casa", comenta el
sociólogo Alberto Moncada.
La mujer con su trabajo fuera de casa rompe con la tradición e introduce
cambios. Santiago Dexeus -director del Instituto Dexeus- observa cómo la
mujer en estos últimos tiempos ha superado muchos de los roles
culturalistas que le habían sido impuestos secularmente: "La rémora
culturalista es difícil de borrar en pocos años. Maltratos, diferencias
salariales y discriminación laboral, ausencia de verdaderas ayudas para que
la maternidad no represente un freno en la carrera profesional de la mujer y
un largo etcétera son verdaderos condicionantes de una futura familia muy
distinta a la actual. El hombre que permanezca anclado en un pasado de
injusta prepotencia masculina difícilmente sabrá relacionarse con esta
mujer que ha luchado contra todo tipo de barreras para conseguir el lugar
que con toda legalidad le corresponde en la sociedad actual". Una
sociedad que por un lado asiste asustada a la declaración de 2.125.000
mujeres que dicen haber sido víctimas de malos tratos en algún momento de
su vida: golpes, amenazas, violaciones, insultos, etc. Una sociedad que lee
cada día en el periódico un nuevo caso de violencia doméstica en el seno
de la familia, en muchos casos con resultado de muerte.
Y una sociedad que, por otro lado, también ve cómo cada vez son más las
mujeres que se atreven a denunciarlo. "Antes la violencia en el seno
familiar era mucho mayor que la de ahora, asegura el sociólogo Amando de
Miguel. Lo que ocurre es que ahora somos más sensibles, lo perseguimos y
hay una sanción social y jurídica sobre el particular. La violencia
doméstica ha sido 'el pan nuestro de cada día' durante siglos. Hoy,
afortunadamente, no se da la fórmula del pater familias, propietario
de la vida de los demás y aunque quedan algunos resquicios, sólo son eso.
En los matrimonios jóvenes -estadísticamente hablando- la mujer cuenta con
más años de estudio que el marido. ¿Cómo va a haber una familia
patriarcal con esta estructura?". Antes existía dependencia económica
e ideológica, ahora todo queda más repartido: los ingresos, los trabajos
dentro del hogar e incluso las influencias a la hora de marcar la
educación. El padre pierde jerarquía y desea convertirse en amigo para no
quedarse "fosilizado". Y es que, en estos momentos, la educación
no viene marcada en exclusiva por el padre ni por la familia, sino por una
mezcla difícil de resumir. "Los medios de comunicación incitan a los
chicos desde muy pequeños a una cultura consumista -observa Moncada en su
libro "Manipulación mediática"-, a la que tratan de acceder como
fórmula temprana de emulación social y ni los padres ni los educadores
pueden luchar mucho contra ello. Sin embargo, también en la calle se están
produciendo fenómenos como el ecologismo y las ONG a las que muchos
jóvenes dan su tiempo con tanta intensidad como la mayoría lo hace a la
competitividad y al consumismo".
Los hijos se independizan cada vez más tarde. Según un informe del
Instituto de la Juventud, un 68% de chicos y un 60% de chicas entre 18 y 29
años siguen viviendo con sus familias, principalmente por razones
económicas y precariedad laboral.
Cuando deciden independizarse normalmente es para casarse. Según el CIS,
sólo el 1,27% de españoles elige la convivencia de hecho, el resto se
inclina por el matrimonio y el 80% decide casarse por la iglesia. Pero
existen otras fórmulas de convivencia. Los demógrafos europeos hablan
hasta de once tipos distintos de familias o grupos que comparten un mismo
techo.
Foto: J.M. López
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Sin
papeles
Hoy en día decir sin papeles es sinónimo de decir sin derechos. La ley
sólo reconoce supuestos muy concretos de convivencia y por lo tanto,
legalmente, sólo protege situaciones muy concretas. Para el sociólogo
americano, William J. Goode, la familia ha sido siempre uno de los
mecanismos más eficientes de control social ya que permite tener a núcleos
de población concentrada para producir y consumir, e incluso para asegurar
que sus miembros se comporten según las normas establecidas. Esto crearía
una especie de círculo perfecto de control.
En estos momentos y sin esperar la legalización o protección por parte del
Estado, existen alternativas que se hacen un hueco en nuestra sociedad y
exigen sus derechos. Muchas de estas uniones no están recogidas en los
censos, en las declaraciones conjuntas del IRPF o en los registros
civiles... y sin embargo, existen.
Según el Instituto Nacional de Estadística (INE) un 15% de ciudadanos
viven solos, formando lo que se llama núcleos unifamiliares • Alberto C.
es uno de ellos. Tiene 52 años y vive solo desde hace 15. "Esta no fue
una soledad elegida, por lo menos al principio", asegura. "Vivía
con mi madre y cuando murió me vi en esta situación". Al principio
fue duro pero cree que la madurez le ha ayudado a coger el truco a esta
forma de vida. Lo que más le gusta es la gran dosis de libertad y de
comodidad que disfruta. "No rindo cuentas a nadie y no estoy obligado a
negociar continuamente". Amante del cine y del fútbol, pasa muchas
horas frente al televisor. "Antes pasaba en la cocina más tiempo,
haciendo platos. Ahora, como estoy a régimen, he sintetizado la
alimentación. ¡Si no me cuido yo...!" Hoy cree que le sería muy
difícil acoplarse a otra forma de vida.
Más de dos millones de españoles conviven con su pareja sin estar casados
• José M. encontró trabajo en Zamora, eso le obligó a dejar el
domicilio familiar allá en Galicia. Estuvo una temporada viviendo con unos
amigos hasta que su novia Esther L. se animó y se trasladó a vivir con
él. Ambos comparten una casa de campo a las afueras y trabajan en la misma
empresa.
En las mentes de muchos
aún perdura ese concepto de familia-modelo estilo "La casa de la
pradera", donde todo era protección, cariño y entendimiento.
Esther no entiende por qué esa polémica con la igualdad de derechos y el
registro de parejas de hecho. "Nosotros desde el principio decidimos
pasar sin papeles y sabíamos a qué nos exponíamos. No queremos figurar en
ningún tipo de registro y si algún día cambiamos de opinión, pues
legalizaremos la situación".
Laura P. y Mónica H. son pareja desde hace dos años. Ambas creen que toda
esta situación no hace más que demostrar la discriminación que se está
realizando hacia un grupo de ciudadanos a la hora de legislar. "Creo
que esto ha sorprendido un poco a nuestro gobierno conservador. Creían que
se trataba de cuatro alterados que reivindicaban sus derechos. Ahora pueden
ver en cualquier manifestación de la calle, que no se trata sólo de
homosexuales, sino de muchas personas que conviven juntas y no lo hacen bajo
el esquema tradicional".
Recientemente, la Asociación Española de Abogados de Familia, ha expresado
su malestar ante la situación actual. A falta de una ley estatal que regule
estas situaciones, se ven obligados a lidiar con casos imposibles de
resolver (parejas de hecho con o sin hijos, homosexuales, heretosexuales que
reclaman pensiones, lucha por las custodias, etc.).
Mientras, el Presidente Aznar declara a los medios de comunicación que
descarta regular las parejas de hecho en esta legislatura. El Secretario
General, Javier Arenas, insiste en las razones: este tipo de
reivindicaciones proviene de un colectivo minoritario -principalmente
homosexuales- dentro de la sociedad y explica que al PP no se le ha perdido
nada en ese debate porque a la mayoría de los ciudadanos ni les afecta ni
les preocupa.
Mientras, la dirección del Partido Popular llamaba a la orden al Sr.
Zaplana y al Sr. Gallardón por adoptar medidas al respecto en sus
correspondientes Comunidades Autónomas (Valencia y Madrid), sin haberlas
consensuado previamente con la dirección del Partido.
No existen cifras • Los estudios, el trabajo son suficiente
razón para juntar a un grupo de personas a convivir bajo un mismo techo,
por muy dispares que sean. Los sueldos precarios, alquileres demasiado
elevados hacen que, por lo menos al principio, haya que optar por esta forma
de vida hasta conseguir mejores condiciones que permitan plantearse otra
cosa. En cuanto a los estudiantes, hay que tener en cuenta que la mayoría
de ellos dependen del dinero que cada mes le envían desde casa; si a ello
añadimos el precio de las tasas, los libros, el transporte, el coste de las
residencias universitarias o colegios mayores que no están al alcance de
todos los bolsillos... la oferta de pisos para estudiantes les viene como
anillo al dedo.
Compartir sin problemas gastos, comidas, tareas, es casi imposible si no se
introduce algún ingrediente más afectivo. La mayoría de estas
"uniones" son temporales, mientras dure la situación que las
origina. Luego pasan a ser una experiencia como la "mili": todo el
mundo tiene alguna anécdota que contar.
Además de estudiantes, hay otros grupos que deciden vivir juntos por otras
causas: ideología (voluntariado, ONG, afiliación política, ecologismo),
amistad o compañerismo. "Lo que hay son nuevas formas de afecto
-apunta Amando de Miguel- distintas a las conocidas. Efectivamente, niegan
en cierta forma a la familia tradicional y es lógico que la Iglesia esté
en contra de estas fórmulas, pero es el mundo que tenemos. Cada uno que
defienda lo que quiera".
En España cada año se producen cerca de 100.000 divorcios o separaciones.
Cifra poco elevada si tenemos en cuenta que en la UE se han duplicado las
cifras de divorcios en estos últimos tiempos • "Antes no había más
divorcios -explica Amando de Miguel- porque en el fondo no importaba el
afecto, lo que unía a la pareja era más una cuestión de intereses. Eso
ahora no es así". Hombres y mujeres solos o con hijos son una imagen
bastante común. No era así hace unos años, recuerda María Teresa D.,
separada desde hace 21 años. "Yo era una de esas mujeres que se casó
locamente enamorada, siendo aún muy niña -tenía 18 años-. El era para
mí como mi príncipe azul. Pronto empecé a sufrir malos tratos y
agresiones cada vez más fuertes. Un día dije basta, renuncié a todos los
bienes -habíamos puesto ya la casa- y me marché con mi hijo de sólo unos
meses. Me costó salir adelante sola, menos mal que mis padres también me
echaron una mano con el niño". Hoy, madre e hijo viven y trabajan
juntos. ¿Hasta cuándo? "Hasta que él decida emanciparse. Pero por
ahora no parece tenerlo muy en mente. Nos sentimos bien juntos".
La familia está en
transformación, no en crisis. Según el sociólogo Gil Calvo, la familia
del futuro será más diversificada, múltiple, variada, pluralista, bajo
nuevas fórmulas.
Los hijos • El dicho popular de que un matrimonio sin hijos es
como un jardín sin flores se está quedando caduco. En España nos
encontramos en este momento, por debajo de la tasa necesaria para la
renovación generacional. Según las encuestas del CIS un 58% de los
españoles piensan que dos es el número ideal de hijos que se pueden
mantener; un 5,6% piensa que uno y un 23,8% cree que tres. Lo cierto es que
a la hora de la verdad la mujer retrasa su maternidad todo lo que puede, hay
parejas que deciden no tener hijos aunque tengan relación estable y otros
esperan que vengan tiempos mejores. ¿Egoísmo? Ellos hablan de cambios de
valores, enorme responsabilidad y de maternidad responsable.
En la otra cara de la moneda están las parejas de hecho homosexuales que
reclaman el derecho a formalizar una familia. Para ello, exigen el derecho
de adopción en las mismas condiciones que las parejas heterosexuales. La
picaresca demuestra que al final muchos gays y lesbianas están adoptando
niños, pero lo consiguen a nivel personal, no como pareja.
Con ley o sin ella, esto está ocurriendo.
La familia
del futuro
Después de todo lo anterior parece difícil imaginarse cómo será la
familia del futuro. Amando de Miguel no ve muchos cambios. Recuerda que todo
tipo de transformación social lleva su tiempo: "Todavía hay restos de
la familia romana patriarcal, así que fíjate. Lo que sí se va marcando es
una relación basada en el afecto como centro de esa nueva familia. La gente
se refugia en la familia mientras que antes eran los amigos, vecinos y
compañeros", concluye el sociólogo.
Enrique Gil Calvo puntualiza que la familia está en transformación, no en
crisis. "La familia -continúa- está en un punto de inflexión y va
hacia un punto nuevo. Será una familia más diversificada, múltiple,
variada, pluralista, bajo nuevas fórmulas. Si hasta hace poco había un
modelo de familia canónica, basada en el modelo nuclear-conyugal, ahora
aparece un modelo con geometrías muy variables. ¿Hacia dónde va esta
familia? No se sabe muy bien, sí que está en transformación. Lo que
también se prevé es la extinción de la institución del matrimonio que
ahora ya se está viviendo en el norte de Europa y pronto llegará al resto
de países. El divorcio ha venido para quedarse y eso traerá una serie de
consecuencias".
Por mucha sociedad industrializada, tecnología, consumo, bienestar; por la
existencia o no de leyes, incluso por todas las sorpresas que nos pueda
traer el recién estrenado siglo XXI, los antropólogos afirman que hay una
realidad que permanece desde el principio de la raza humana: la necesidad de
compartir su vida con otros.
Foto: Maló
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La
última condena
Coincidiendo con todas las reivindicaciones de las parejas de hecho, la
Conferencia Episcopal hizo pública una dura pastoral hace unos meses,
condenando todo tipo de uniones distintas al matrimonio: "Las formas
alternativas no son sino degradaciones que dañan profundamente a las
personas y a la sociedad".
El documento La familia, santuario de la vida y esperanza de la sociedad,
condena las prácticas anticonceptivas que no sean naturales, solicita que
se le pague un salario al ama de casa para que su trabajo fuera del hogar no
sea incompatible con el cuidado de la familia y critica la falta de
política familiar que permita colaborar con la idea de familia
"fundada en un legítimo matrimonio y abierta a la descendencia".
Aprovechando la coyuntura, el Vaticano también ha decidido elaborar un
diccionario sobre sexualidad y familia. En la elaboración del texto
colaborarán 50 especialistas católicos y no católicos. Su intención es
"esclarecer la terminología, tanto frente a los cambios sociales como
de los conceptos empleados en las conferencias internacionales". Según
el cardenal López Trujillo, "cada vez hay más parejas de hecho y
nacen más hijos extramatrimoniales", y eso es causa de gran
preocupación.
Sólo el 1,27% de
españoles elige la convivencia de hecho. El resto se inclina por el
matrimonio. Pero existen otras fórmulas de convivencia. Los demógrafos
europeos hablan hasta de once formas distintas de compartir un mismo techo.
Amando de Miguel considera lógico que la Iglesia Católica defienda a la
familia tradicional, "porque alguien la tiene que defender, sino
desaparecería. La Iglesia hoy se ha ido adaptando a los tiempos y no
defiende, una familia patriarcal, sino una familia afectiva que sería la
esencia del actual núcleo familiar".
Para Enrique Gil Calvo existe un gran divorcio entre lo que dice la Iglesia
Católica y lo que hacen los católicos: "Por un lado está la clase
eclesiástica y por otro el pueblo llano, que pasa de todo eso. Con ello
podría parecer que la religión no tiene influencia en todo este tema, pero
no es así. La realidad es que predetermina el comportamiento familiar e
individual. Pero no es por la influencia de las instituciones, sino por lo
que aprendes en casa, por la cultura tradicional o histórica, dependiendo
de la educación que reciba cada uno".
Los hechos demuestran que aunque muchos se denominan católicos, a la hora
de la verdad cada persona toma sus propias decisiones. Como decía el
teólogo seglar, Enrique Miret Magdalena, en el fondo e
"independientemente a las creencias o religiones, el hombre tiene que
actuar siempre conforme a su propia conciencia, y en esa decisión cada uno
está solo". ∆
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