Pese a que en la actualidad
forma parte del Consejo de Administración de RTVE, Diego Carcedo no puede
dejar de lado la faceta periodística que le llevó por medio mundo,
cubriendo guerras, golpes de estado o terremotos. Su innata curiosidad le
conduce de un tema a otro, profundizando en ellos a través de sus libros.
Los últimos: Un español frente al Holocausto y Los cabos sueltos.
"Por desgracia, los
españoles disfrutamos con el morbo que provocan los demás. Así se explica
que hayan surgido todos esos personajillos que se han convertido en
profesionales del cuento"
"Si los medios de
comunicación tuviesen que ejercer algún tipo de poder, sería el hacer de
conciencia de la sociedad, reflejando sus problemas y fallos"
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Texto: Marta Iglesias /
Fotos: NAN
Hace
tiempo que ha cambiado las idas y venidas en avión a lugares en conflicto
por un periodismo más reposado, de investigación. Ello no le ha hecho
perder su carácter afable y su facilidad para entablar conversación. Se
entusiasma y cuenta lo contento que se siente de las ventas de sus dos
últimos libros, salidos casi a la par. Uno trata sobre el eterno 23F, el
otro narra un relato al estilo de La lista de Schindler: "Un
español frente al Holocausto cuenta una historia que permanecía
desconocida, sobre un diplomático español llamado Ángel Sanz que en el
año 1944 estaba destinado en Hungría. Él, viendo la persecución a la
que estaban siendo sometidos los judíos, empezó a ayudarles en la medida
de sus posibilidades y salvó a unos 5.200-5.600 judíos de ir a las
cámaras de gas. Primero buscó mil formas de darles pasaportes
españoles, alegando que eran sefardíes. Cuando se le acabaron los
pasaportes empezó a darles unos salvoconductos, alegando que eran gente
que tenían pedida su residencia en España y que estaban bajo la
protección de la embajada española. Luego alquiló casas, les puso la
placa diplomática de la embajada y la bandera española, los metió allí
y los tuvo hacinados durante un montón de meses, pasando mil privaciones.
Y todo lo pagó él de su bolsillo, porque era un hombre muy rico. El
libro dio a conocer la historia, y con ella Juan Antonio Bardem va a hacer
una serie de televisión".
-Con el 20 aniversario del 23 F salieron varios libros sobre el
tema, entre ellos el tuyo, "Los cabos sueltos". ¿Por qué se
tuvo que dejar transcurrir el tiempo para investigar más a fondo ese
hecho?
-Nunca se ha parado de investigar, lo que sucede es que es un asunto
muy complejo sobre el que se ha intoxicado mucho, y se ha creado mucha
leyenda. Esto ha dado lugar a que la gente pensase a veces que había más
cosas de las que hay. En el pasado se publicaron cantidad de libros de
investigación, pero muchos de los que salieron fueron apresurados. Hubo
libros excelentes sobre el 23-F, aunque siempre han quedado por ahí cabos
sueltos, y otros libros son infectos. Por ejemplo, los hay acusatorios
contra el Rey sin ningún tipo de dato, sin aportar detalles de nada, que
es lo que sorprende y hasta indigna. Y este tema fue el que yo intenté
por todos los medios aclarar.
-También has profundizado en la Revolución de los Claveles. En
Portugal la dictadura de Salazar, que llevaba medio siglo instaurada,
cayó en horas. ¿Sólo es posible derrocar una dictadura cuando envejece?
-Es una pregunta curiosa, pero yo creo que sí, que es más fácil
cuando envejece. Las dictaduras al final acaban carcomidas, haciéndose
muy frágiles porque el propio sistema las deteriora. En las dictaduras se
cometen abusos, no hay ningún tipo de control, los intereses se
desbordan, la corrupción prospera y todo eso hace más fácil que caigan.
Pero hay dictaduras que se resisten muchísimo y muchas hacen mil
estratagemas para sobrevivir. Fíjate lo que hizo Pinochet en Chile, que
antes de abandonar dejó todo atado cambiando la Constitución y
proclamándose Jefe de las Fuerzas Armadas y después Senador vitalicio.
-Precisamente trabajaste como corresponsal en Portugal, un país que
está muy cerca físicamente y muy lejano para los españoles...
-Esa teoría era exactísima y sigue siendo válida, aunque en estos
últimos años se ha aproximado muchísimo. Ya no es ese país
desconocido, hay una convivencia más estrecha en muchos aspectos, y está
lleno de negocios españoles.
-¿Dirías que están empezando a mezclarse las dos culturas?
-A normalizarse más bien. Y en esto tiene una importancia
extraordinaria que estén los dos países en la UE, porque eso les
identifica mucho en todos los planteamientos políticos y les aporta
intereses comunes. Pero lo que tú dices todavía es válido, porque en
muchas cosas aún seguimos bastante alejados. En España hay una gran
excepción y es Extremadura. Allí hay 70.000 estudiantes que estudian
portugués como segunda o tercera lengua, y ya es obligatorio para los
policías municipales hablar algo de portugués en las ciudades
fronterizas. Extremadura es la Comunidad Autónoma que, en este sentido,
está haciendo más por acercarse a Portugal, e incluso dentro del
gobierno extremeño hay un departamento que se llama "Departamento de
Relaciones transfronterizas" que se dedica a las relaciones
culturales con Portugal, lo cual me parece interesante.
-Fuiste director de RTVE y actualmente eres Consejero de
Administración ¿En qué consiste actualmente tu trabajo?
-El Consejo de Administración somos doce personas nombradas por
el Parlamento -yo fui propuesto por el PSOE- y tenemos una serie de
funciones que van desde aprobar los presupuestos, la programación, la
política de personal... El Consejo estudia y debate las altas
disposiciones de funcionamiento de RTVE, y también ejerce un cierto
control sobre los contenidos. Pero al tratarse de un organismo colegiado,
tiene mayoría clara el grupo de consejeros propuestos por el PP, que
además cuentan con el apoyo de los propuestos por algunos partidos
nacionalistas.
Aparte, yo ahora mismo en el Consejo tengo el encargo, junto a Consuelo
Álvarez de Toledo, de elaborar unas normas sobre cómo tratar los
contenidos de los asuntos más delicados, como el terrorismo, la
inmigración, la intimidad o el honor de las personas.
-Hablando de contenidos, se defiende siempre una televisión
informativa y cultural y ahí tenemos La 2, que luego sin embargo es
minoritaria. ¿En realidad qué nos gusta ver a los españoles cuando
ponemos la tele?
-Pues, a juzgar por las audiencias, nos gusta ver el fútbol en
primer lugar, aunque no se puede generalizar porque hay gente que ve una
cosa y gente que ve otra. Pero hay una cosa evidente, y es que los
españoles seguimos muchísimo las transmisiones deportivas,
fundamentalmente el fútbol pero también otras. Hay un valor estable
dentro de la programación de las televisiones convencionales, que es el
cine, y después desgraciadamente está toda esta programación basura a
la que estamos asistiendo con cierta impasibilidad unos, y con mucho
entusiasmo otros. Es evidente que los españoles no estamos nada ajenos,
por desgracia, a disfrutar con el morbo que provocan los demás y así se
explica que también hayan surgido por ahí en periódicos y revistas
todos esos personajillos que se han convertido en profesionales del
cuento; lo cual es bochornoso, pero bueno, ahí están.
-¿Qué ha supuesto a TVE la llegada de la televisión de pago,
ahora que ya está más establecida?
-La implantación de las plataformas digitales, de la televisión de
pago, ya está restándole mucha audiencia a las televisiones
convencionales. Y yo creo que por ahí es por donde va el futuro de la
evolución de la televisión, en poder escoger el programa que quieras, y
hacer tu menú porque te permite una enorme variedad de programas para
escoger y muchos horarios para adaptarse a tus posibilidades. Y eso es muy
importante y está marcando muchísimo el futuro de las televisiones.
-¿Consideras a los medios de comunicación como el cuarto poder?
-Nunca los he considerado. Creo que los medios de comunicación
tienen influencia -y es lógico que la tengan- pero no deberían ejercer
como "poder". Evidentemente lo están ejerciendo, en algunos
casos de poder político y en otros están ejerciendo de poder económico,
lo cual me parece peor todavía. Yo creo que los medios de comunicación
deberían limitarse a tener influencia a través del rigor con el que
ofrezcan la verdad de los hechos. Y si tienen que ejercer algún tipo de
poder yo más bien creo que debería ser un contrapoder, haciendo de
conciencia de la sociedad, reflejando sus problemas, sus dificultades y
los fallos. Que los sistemas de gobierno que la sociedad se ha dado a sí
misma sean de alguna manera seguidos, fiscalizados y controlados por los
medios de comunicación. ∆
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