CUANDO LA HIPOCRESIA SE VISTE DE GALA
¿Cómo responderá el
pueblo americano ante la moral extrema y enfermiza de su presidente?
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Seguimos
con el nuevo presidente de EE.UU, George Bush, y sabemos que nos va a dar
muchas razones para continuar hablando de él, porque está empezando a
demostrar que las previsiones sobre su política interna y externa se van
a quedar cortas.
Su filosofía de la vida, su moral de extrema derecha arrancada de una
lectura obsesiva de la Biblia, se traduce en contradicciones tan absurdas
como la de negar el derecho al aborto y la de ser, al mismo tiempo, el que
más ejecuciones ha firmado como gobernador en los EE.UU.
Bush dijo que "había que trabajar para que todos los niños sean
bienvenidos a la vida, para construir una cultura de la vida, porque todas
las personas son creadas a imagen y semejanza de Dios". Y suena muy
bonito, pero ¿por qué no lo aplica a los casos de condenados a muerte y
a las súplicas de los familiares para conmutarles la pena máxima?
Animado por las manifestaciones de la derecha cristiana que piden la
anulación del derecho al aborto, Bush va más lejos aún y anuncia que
prohibirá la entrega de fondos a las ONG que están trabajando en el
tercer mundo apoyando la planificación familiar.
Sin embargo, casi al mismo tiempo, anuncia que recrudecerá los embargos a
Cuba y a Irak, lugar este último donde miles de niños se están muriendo
por falta de medicinas y también de hambre.
¿Acaso los niños iraquís no son creados a imagen de Dios?
Parece ser que no, que son otra especie, inferior a la americana, con
menos derecho a la vida.
Y esto no ha hecho más que empezar.
Además, como consecuencia del ascenso de Bush a la presidencia, y por lo
sucedido en el recuento de votos, el país sufre una profunda división
entre sus ciudadanos, división que no tiene precedentes a menos que nos
remontemos a la guerra entre el Norte y el Sur.
Dicha división puede afectar profundamente a la economía y al equilibrio
del país más poderoso del planeta, lo que repercutirá indudablemente en
el resto del mundo por el efecto que las variaciones del dólar causan en
las demás monedas.
Con todo, estamos ante una etapa que se adivina preocupante a nivel
internacional, y todo porque el hijo de papá, la marioneta Bush, se ha
instalado en la Casa Blanca tras un proceso electoral que ya nos preparaba
a todos para lo que se nos venía encima.
Y para que todo sea más completo, se ha rodeado de un gobierno, escogido
por su padre, que representa la pura y dura extrema derecha, con cargos
como el de John Ashcroft, nuevo fiscal general de los EE.UU, extremista
líder de la derecha cristiana, racista y antifeminista, que seguro que
nos va a dar pronto la medida de su talante "democrático".
Y así, la democracia madre, donde todas las democracias se miran, se ha
convertido en un esperpento, en un motivo de divisiones internas, de
chanchullos y de malabarismos para conseguir un poder que, por sus
dimensiones y alcance mundial, hace que todos temblemos.
Pero, como ya dijimos en otra ocasión, no hay nada más temido que un
gobernante que ejerza con la Biblia en la mano, porque esa es la fuente de
todos los "salvadores", de todos los redentores, de todos los
que se apoyan en el poder que el pueblo les concedió para dar salida a
todas sus fobias y sus miserias más ocultas.
Y la primera contradicción evidente ya la tenemos, condenar el aborto y
seguir bajando la palanca de la silla eléctrica.
A lo mejor es que quiere que nazcan y crezcan para luego poder darse el
gustazo de freírlos.
¿Cómo responderá el pueblo americano ante la moral extrema y enfermiza
de su presidente?
Creemos que no muy bien, con lo que la polémica está servida y los
problemas internos también.
A ver cuando salga a flote su vena racista qué pasa con los negros.
La sensación, en general, es que los EE.UU han retrocedido cien años./
MC
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