Es un hombre
polifacético. Un economista preocupado por la ecología y por la
búsqueda de una visión conjunta e integradora del momento actual.
Diputado en las primeras Cortes Democráticas y uno de los firmantes de
nuestra Constitución. Catedrático y escritor, un amante de la vida y de
las utopías "conseguibles a través de la lucha". Está
convencido de la necesidad de "una revolución mental" que ayude
a valorar este "paraíso" que nos rodea, la Tierra.
"En
estos momentos la búsqueda de la utopía es lo más razonable que se
puede proponer. Hablo de una utopía basada en lo que se puede conseguir a
través de la lucha"
"La
investigación militar se tendría que convertir en investigación para la
paz. En la actualidad ¿de dónde pueden venir los ataques?"
"Este
Cristóbal Montoro nos ha salido un poco fetichista al hablar del
"Déficit Cero" como objetivo para los presupuestos del 2001. A
lo mejor hay que aliviar algún problema como las pensiones, los
combustibles, aunque ello pueda elevar el déficit"
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Ramón
Tamames ha hecho y hace de todo. En la actualidad, además de su trabajo
como catedrático de Estructura Económica en la Autónoma de Madrid,
participa en debates, tertulias y aún le queda tiempo para escribir.
Libros que van desde la economía, historia o política hasta la novela
-"La segunda vida de Anita Ozores"(Ed. Sial)-. A sus sesenta y
siete años desprende una energía y jovialidad poco común. Ameno
interlocutor, siempre con la sonrisa a flor de piel, contesta nuestras
preguntas durante la celebración de unas Jornadas sobre Medio Ambiente en
Valladolid.
-Dirige unas Jornadas sobre Medio Ambiente coincidiendo con la Cumbre
del Clima. A la vista de los resultados en La Haya, ¿no tiene usted la
impresión de ir un poco contracorriente?
-Sí, este año vuelven a discutir por cuarta o quinta vez lo de
siempre. No creo en ese tipo de cosas, nada se resuelve de una sola vez.
Soy partidario del método de las aproximaciones: se toma una medida, se
pone en práctica y luego viene el error, el ajuste... y así, poco a poco
se va avanzando. La Cumbre de Kyoto fue una primera proclama y se fijaron
unos objetivos, pero hay que tener en cuenta que existen muchas
resistencias: la industria, el empleo, y esto no se resuelve en tres ni en
cinco años. Los objetivos están puestos para el 2010 ó 2012, para
entonces quizá se vean resultados. Por otro lado está el problema de si
la contaminación de CO2 en los países industrializados se puede
compensar al 100% con los sumideros de los bosques que consumen
precisamente CO2. Yo creo que eso es inaceptable. Está bien que se
mantengan los bosques seculares y se hagan nuevas zonas de silvicultura
para absorber CO2, pero eso no quita que un 80% tenga que ser reducción
de emisiones. No pueden seguir contaminando los países más ricos a costa
de que los más pobres planten arbolitos. Todo eso es una farsa. No
obstante, yo sigo trabajando en estos temas porque considero que la
conciencia ecológica va calando. Muy poco a poco, pero va calando.
-He leído que usted forma parte del denominado Grupo Visionario. Un
grupo creado en el seno de la Unión Europea que tiene como cometido
prever el posible escenario económico y social de la Europa del 2010.
Hábleme de este curioso trabajo.
-Aquí no quiero ser muy optimista. El Grupo Visionario
está medio muerto. Presentamos un informe, y el Señor Prodi, que es
bastante conservador -en el peor sentido de la palabra-, que piensa que
todos son gastos recortables, que existen otras cuestiones que se han
considerado más urgentes, pues todo eso ha contribuido a la desaparición
del Grupo. Más que preocuparse por la elaboración de un informe,
se deberían haber preocupado por el seguimiento de todo lo que está
ocurriendo, en qué va a derivar, para poder adelantarse a los
acontecimientos.
-¿Qué sorpresa cree usted que nos depara el siglo XXI?
-Soy de los que piensa que el milenio ya comenzó el pasado año y
que el siglo XXI ya está aquí. Yo creo que todo ha cambiado muy poco, lo
que no quiere decir que no esté animado. La conciencia ecológica, como
comentaba, va calando, pero de ahí a que se convierta en una acción
transformadora... Hay muchas burocracias, muchas personas que dicen
trabajar por el medio ambiente y lo que hacen es meterse en un despacho
con moqueta, aire acondicionado y un ordenador. El resto les importa poco.
La batalla por el medio ambiente aún no se ha librado.
-En su libro "La reconquista del Paraíso: Más allá de la
utopía" habla de una utopía de carácter planetario y ecológico.
¿En qué está basada esta utopía?
-Yo creo que en estos momentos la búsqueda de la utopía es lo
más razonable que se puede proponer. Pero hablo de una utopía basada en
lo que se puede conseguir a través de la lucha, una utopía posible, con
horizontes amplios. Soy de los que piensa que el único paraíso que
conocemos es éste, por eso debemos cuidarlo. Esto no quiere decir que no
exista una vida más allá, pero lo cierto es que no la conocemos. Cuando
me preguntan sobre esto siempre les digo: ¿A usted le parece normal esta
vida que tenemos ahora, un bípedo andando sólo por ahí durante ochenta
o noventa años en los más diversos lugares del planeta que viaja a
35.000 kilómetros por hora a través de un vacío cósmico a -167 grados
de temperatura exterior, en un navío que es una mota de polvo en mitad de
todo el universo? A mí esta vida me parece maravillosa, la otra no lo
sé. Como decía William Blake, el gran pintor británico del siglo
pasado, "todo lo que es imaginable puede ser posible". Hoy casi
todo el mundo se declara demócrata, un 70% de población cree en los
Derechos Humanos, un 50% se declara antirracista y un 30% es
filantrópico. Estos porcentajes se elevan poco a poco, encaminándose al
tan esperado desarrollo sostenible. Nos dice la sociología del
conocimiento, que cuando las cosas se ponen muy críticas, dan un cambio y
empiezan a mejorar. Ahora bien, creo que tampoco se han puesto las cosas
todo lo mal que se tienen que poner.
-Recientemente el Sr. Montoro declaraba que los Presupuestos del 2001
tenían como objetivo el déficit cero. ¿A costa de qué?
-Este Cristóbal Montoro nos ha salido un poco fetichista. Primero
porque para hacer ese tipo de afirmaciones posiblemente esté trucando
alguna cifra, y segundo porque tampoco tiene tanta importancia el déficit
cero para el 2001. A lo mejor hay que aliviar algunos problemas como el
precio de los combustibles, o la mejora de las pensiones, aunque ello
pudiese elevar el déficit al 0,7.
-Siguiendo con el tema de los presupuestos. ¿Qué opinión le merece
la 'generosa' dotación económica que se ha destinado este año a la
investigación armamentística?
-Eso tiene un doble filo. Yo no soy partidario del armamentismo
pero reconozco que esas investigaciones permiten descubrir nuevos
materiales, ahorro de energía, nuevos circuitos de producción.
Armamentismo no es sólo Guerra de las Galaxias, sino también un
tejido que resista las bajas temperaturas del Polo o un ordenador que
funciona mil veces más rápido que uno normal. Todo esto del armamentismo
es para dar trabajo a un montón de multinacionales. Lo que no se puede
permitir es que no esté explicitado, no esté claro. La investigación
militar se tendría que convertir en una investigación para la paz. En la
actualidad ¿de dónde pueden venir los ataques?
Sonríe
una y otra vez. Posa para las fotos mientras recuerda en voz alta todas
las cosas que le unen a estas tierras castellano leonesas: sus
antepasados. En los pasillos la gente se detiene para saludarle. Su móvil
no para de sonar. Se despide y me promete que me enviará su última
novela, dedicada. ¡Todo un placer, profesor! ∆
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