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PROSTITUCION.
Juego de doble moral.
El negocio de la prostitución es hoy uno de los más lucrativos del
mundo, por encima del tráfico de armas o las drogas. Aunque en este terreno
es difícil hablar de cifras, en nuestro país se mueven alrededor de cinco
mil millones de pesetas por este concepto. Los gobiernos y
administraciones no se atreven a hablar del tema, demuestran una actitud
ambigua y por supuesto no se ponen de acuerdo a la hora de crear una
legislación seria al respecto. La sociedad, en silencio, admite la
prostitución como un "mal necesario". ¿Hay quien dé más?
Texto:
Mariló Hidalgo /
Fotos:
M.A. Oliva
Negocio lucrativo
Según datos del Instituto de la Mujer, se calcula que 300.000 mujeres se
prostituyen en España. Datos difíciles de cuantificar si tenemos en cuenta
lo irregular, indocumentado, estigmatizado, criminalizado de esta
profesión. Si a ello añadimos el sinfín de lugares donde se puede
"trabajar": salones de masaje, clubes, saunas, discotecas, bares,
cabarets, líneas eróticas, sexo virtual por Internet, pensiones, hoteles,
pisos, anuncios en periódicos, películas, vídeos... abrimos un amplio
abanico de servicios sexuales difícilmente catalogables. Todos ellos
completan una extensa oferta que se ajusta cada día a una variopinta
demanda: "Cuatro de cada diez españoles pagan o han pagado alguna vez
los servicios de una de las 300.000 prostitutas que hay en España, lo que
sitúa a nuestro país por encima de la media europea", así aparece
recogido en un estudio presentado en junio del pasado año, en un Encuentro
Internacional sobre Prostitución y Tráfico de Mujeres que se celebró en
Madrid.
Así que las posibilidades para trabajar dentro de esta industria son
muchas, especialmente para las inmigrantes sin papeles, que deben pagar el
billete a la mafia de turno que las ha traído hasta aquí, o para aquellas
que sólo tienen como opción trabajos mal pagados como servicio doméstico,
cuidado de niños y ancianos, limpieza, etc. Además, en los últimos años,
y dadas las legislaciones restrictivas de entrada de personas, las
situaciones de ilegalidad y clandestinidad aumentan y eso quiere decir menos
opciones a un puesto de trabajo "legal". Según la Organización
Internacional para las Migraciones (OIM), se calcula que más de cuatro
millones de personas son víctimas de la trata de mujeres en todo el mundo,
de las cuales medio millón cruzan las fronteras de la UE secuestradas por
bandas internacionales con falsas promesas de trabajo. Es la última forma
de esclavitud.
Según un estudio elaborado por la Guardia Civil durante el pasado año, el
90% de las prostitutas que trabajan en España son inmigrantes. Esto pone de
manifiesto la existencia de redes encargadas de traer mujeres a nuestro
país, concederles un visado de turista y luego distribuirlas por clubes a
lo largo y ancho de nuestra geografía para trabajar como prostitutas. Este
mismo informe señala que un 70% son latinoamericanas, predominando las
colombianas. La crisis en los países del Este sin duda ha influido para que
casi un 17% de prostitutas sean rusas o ucranianas. Las que provienen del
continente africano van en aumento, hasta un 12,8% Y, por último, un 0,02%
son de origen asiático. El número de españolas va disminuyendo y entre
ellas aumenta el número de toxicómanas (un 90% de las nacionales) y
seropositivas (un 3%) que hacen servicios desde 1000 pesetas para conseguir
dinero rápidamente a costa de lo que sea. "Antes, en la calle -informa
la doctora Angeles Rodríguez de Médicos del Mundo- te encontrabas a
mujeres prostitutas de nacionalidad española relacionadas por completo con
el mundo de la droga. Eran drogodependientes y ejercían la prostitución
para financiar su propio consumo. En la actualidad, este colectivo ha
disminuido porque ha empezado otro a estar más en la calle, el de las
inmigrantes. Chiquitas jóvenes, de distintas nacionalidades y razas,
que no están tan deterioradas físicamente como las drogodependientes, y
que han hecho "caer" la demanda de estas últimas".
Según testimonios de ONG que trabajan en el tema, cientos de mujeres
inmigrantes que llegan a nuestro país lo hacen arrastradas por la miseria,
engañadas, explotadas o violadas. La mayoría provienen de países
subdesarrollados que han sufrido los efectos de los ajustes estructurales
impuestos por el Fondo Monetario Internacional. Por ello, eligen como país
de destino uno que esté inmerso en esa prometedora economía global que
aporta libertad y calidad de vida. Aunque se trate de una economía que
santifica el mercado como medio supremo para dar respuesta a todo tipo de
necesidades humanas. Aunque a esta economía no le importe que el objeto de
compra-venta sean las personas y no los artículos. Y aunque esta economía
se haya convertido en un canal perfecto que permite el desarrollo y
proliferación de esta industria sexual que, más allá de las
consideraciones morales en las que no vamos a entrar, crea situaciones de
explotación y esclavitud de mujeres y niñas que suponen una fuente muy
importante de ingresos para muchos países. La propia Hillary Clinton
reconoció en el Foro Mujeres 2000 en la sede de la ONU, que el tráfico de
mujeres es el trágico producto de la mundialización. "Hay que
intentar que este sistema sea beneficioso para todos, no un sistema para
marginar a las personas", concluyó.
Cientos de
mujeres inmigrantes llegan a nuestro país arrastradas por la miseria,
engañadas, explotadas o violadas. La mayoría provienen de países
subdesarrollados.
Las investigaciones realizadas indican que la explotación sexual va en
aumento. Se calcula que cada año en todo el mundo ingresan en el comercio
sexual más de un millón de menores. La mayoría son niñas y la edad de
incorporación, cada vez es más baja. El propio Defensor del Menor de la
Comunidad de Madrid, Javier Urra, visitó recientemente la Casa de Campo de
Madrid, -lugar de trabajo de muchas prostitutas- y comprobó que muchas de
las chicas que se estaban ofreciendo tenían apariencia de ser menores de
edad, por lo que informó al Fiscal Jefe para que tomase las medidas
oportunas para protegerlas. Estas sospechas se ven fundadas en muchas
ocasiones cuando agentes de la policía detienen a menores en plena calle
ejerciendo la prostitución. Por supuesto se niegan a decir su edad, carecen
de papeles y tras los análisis médicos oportunos, se llega a comprobar que
sus edades oscilan entre los quince y dieciséis años (El Mundo, 28-3-01).
Al final las leyes -reflejo de la confusión y crisis de valores presentes
en la sociedad- siempre acaban incidiendo sobre las prostitutas y no sobre
las personas que viven de ellas, que es lo único legalmente perseguible.
"Pedimos que se regule la prostitución -asegura una portavoz del
colectivo en defensa de los derechos de las prostitutas, Hetaira-
para defender los derechos de la parte más débil, que es la mujer, y dejar
de criminalizarla".
¿Un
trabajo como otro cualquiera?
SE BUSCAN jovencitas, buena presencia, voz cálida. Dispuestas a hablar y
trabajar en el mundo del sexo, sin tapujos. Con ganas de aprender todo lo
concerniente al tema y preparadas para innovar según las exigencias del
mercado. Indispensable sepan escuchar y hacerse desear. Dotes para adivinar
lo que quiere el cliente. Saber ejercer de activas y pasivas. Capaces de
proporcionar placer a través de su cuerpo o de su voz. Se valorará
experiencia. No se requiere ningún tipo de formación.
SE OFRECE: Horario flexible. Salario libre de impuestos. Trabajo al aire
libre o en locales cerrados. Amplia cartera de clientes. Bien remunerado.
Con protección. Promoción según valía. Garantizamos discreción.
¿QUIERES SER TU UNA DE ELLAS?
¿Por qué no? Al fin y al cabo es vivir del placer. Lástima que este
tipo de trabajo tenga también algunos pequeños inconvenientes.
En la mayoría de los países las prostitutas no tienen ningún tipo de
derechos, ni contratos, ni seguridad social, ya que esta actividad no está
reconocida como legal. Cuando alguien decide dejarlo por enfermedad,
deterioro o simplemente quiere cambiar de vida, por lo general no puede
acceder a programas de reinserción social, salvo unas pocas iniciativas que
en la actualidad han puesto en marcha distintas ONG, que trabajan en lugares
muy concretos de nuestra geografía.
La violencia suele ir aparejada con la prostitución, ya que casi siempre
forma parte del proceso de aprendizaje. Chulos, proxenetas, clientes, mafias
callejeras emplean sin ningún tipo de escrúpulos el chantaje, un trato
denigrante, agresiones, palizas, etc. Esto ayuda a curtir a la profesional
del sexo para futuras ocasiones. La sombra de la violencia siempre le
acompañará, esté donde esté.
Es muy fácil sentir asco, soledad, miedo o tristeza. Algunas aseguran que
van desapareciendo con el tiempo, pero otras dicen que son cosas a las que
nunca te llegas a acostumbrar. Lo más difícil en todo ello es mantener
alta la autoestima, la positividad. Por último está el tema de la salud y
las enfermedades -del que hablaremos más adelante- que se ceban
especialmente con estas mujeres. Las cifras de mortalidad en este colectivo
son cuarenta veces más elevadas que las de la población general.
¿Se trata pues de un trabajo como otro cualquiera? Para la Organización de
apoyo para la mujer excluida (APRAMP) "no se puede considerar un
trabajo porque son minoría las que optan por él libremente". La
Comisión para la Investigación de Malos Tratos a Mujeres, que trabaja hace
años en el tema, insiste en señalar que "no significa lo mismo vender
la fuerza de trabajo que mercantilizar el propio cuerpo, ya que la identidad
y la intimidad son derechos fundamentales de todo ser humano. Por todo ello,
el ejercicio de la prostitución no se puede considerar como una alternativa
laboral ni una salida para tiempos de crisis". Por el contrario,
Hetaira estima necesario considerar la prostitución como un trabajo para
que la situación de estas mujeres pueda mejorar. Se apoyan en el hecho de
que existen muchas mujeres que consideran a esta actividad un trabajo, que
les aporta lo suficiente para vivir, aunque sea en medio de muchas
calamidades y desgracias. Insisten en cambio en que se doblen los esfuerzos
para perseguir a las mafias organizadas.
Cada año
en todo el mundo ingresan en el comercio sexual más de un millón de
menores. La mayoría son niñas.
Se estima que tan sólo un 5% de mujeres decide prostituirse de forma
libre como medio para obtener dinero con facilidad y ese porcentaje
pertenece más bien a prostitutas de alto nivel. El resto de mujeres, que
son una mayoría, se encuentran atrapadas en una red de la que no pueden
salir. La legalización de la prostitución no sólo comportaría una mayor
seguridad sanitaria y laboral, sino que impediría el aumento de las mafias
en los sectores más pobres y desprotegidos. "Lo primero es dar una
salida integradora a las mujeres -asegura Pilar Dávila, directora del
Instituto de la Mujer- para que puedan abandonar la prostitución, si lo
desean, y tener un trabajo digno. También hay que luchar contra las redes.
Cuando se consiga todo esto, sería el momento de debatir si la sociedad
pide o no la legalización. Creo que la prohibición no se la plantea nadie
porque es uno de los 'servicios' más antiguos. Pero hay que lograr que no
sea forzado".
La cantante Cristina del Valle, que colabora con APRAMP y que ha trabajado
con el sector de mujeres prostitutas, se declara también a favor de la
legalización de la prostitución. "Yo creo en la legalización y en la
libertad de las mujeres para ejercer. Ojalá la prostitución se acabase,
pero es una realidad social y como tal creo que las mujeres son libres de
trabajar en ella. Eso sí, desde el respeto y la dignidad, y sin el abuso ni
la explotación. El ejemplo más cercano que nos sirve de referencia es
Holanda como están llevando allí la legalización donde las mujeres
trabajan libremente y se les paga un tanto por ciento. Es una realidad
social y no se puede mirar hacia otro lado y dejar a estas personas
desprotegidas para que abusen de ellas desde la policía hasta los clientes,
pasando por las instituciones".
Derecho a la salud
La ONG Médicos del Mundo empezó en 1993 a trabajar con este colectivo,
en principio con la idea de reducción de daños de VIH y Sida, nos informa
Angeles Rodríguez Arenas, responsable de los Programas de Cuarto Mundo. Al
principio enviaron unidades móviles con educadores de calle a los lugares
más calientes de la capital de España, ofreciendo preservativos y material
informativo, recursos, consejos, etc. Hoy este tipo de programas ha
evolucionado y, además de ampliarse a distintos puntos de nuestra
geografía, son mucho más completos ya que incluyen intervenciones de
atención a la salud y llegan hasta clubs y locales de alterne. "En la
actualidad -señala la doctora Rodríguez- hemos puesto en marcha dos
centros fijos donde se llevan a cabo intervenciones de tipo medicina
preventiva, ginecología, apoyo a mujeres. Y luego tenemos una serie de
programas especialmente dirigidos a mujeres inmigrantes que no tienen acceso
a recursos, para que se puedan hacer análisis, pruebas y
reconocimientos".
¿Cuáles son las enfermedades o patologías más comunes de este colectivo?
"No se puede generalizar -apunta Angeles Rodríguez- pero lo más
típico en estas mujeres, debido a la actividad que desarrollan son las
enfermedades de transmisión sexual. El Sida o el VIH no es una patología
que haya crecido en los últimos años, exceptuando lo derivado de la
drogodependencia. Entre las mujeres que no se drogan el VIH es mucho más
bajo, puede estar entre el 1% y 5%".
Curiosamente, en estos últimos tiempos se ha observado un preocupante
resurgimiento de la sífilis y la gonococia, dos enfermedades de
transmisión sexual que estaban prácticamente erradicadas en Europa.
"El turismo sexual -asegura el doctor Juan José Vilata del Hospital
Provincial de Valencia- la prostitución importada de los países del Este
europeo y la trata de mujeres son los principales motivos por los que se ha
invertido la tendencia. Un estudio realizado en la comunidad asturiana
demuestra que entre los años 1993 y 1996, el 85,5% de las prostitutas eran
foráneas. En esta misma comunidad, pero entre 1997 y 1999, este porcentaje
aumentó hasta el 91% La mayoría de las prostitutas procedían de
Sudamérica y Europa del Este".
Desgraciadamente, además de las enfermedades de transmisión sexual y en
menor medida el Sida, el 68% de mujeres que se dedican a esta actividad
sufre el Síndrome del estrés postraumático. El resultado de un
estudio llevado a cabo entre mujeres prostitutas por la Asociación
Americana de Psicología, pone de manifiesto la elevada incidencia de
trastornos psíquicos entre estas mujeres, debido principalmente a la
extremada violencia a la que son sometidas: amenazas físicas, violaciones,
agresiones de clientes. También al miedo que viven de forma continuada, a
los fantasmas del pasado -abusos sexuales en la infancia-. Cuestión con la
que coincide la doctora Rodríguez de Médicos del Mundo: "El hecho de
que haya violaciones o abusos en algún momento es un factor importante a la
hora de valorar todo esto. En un estudio que acabamos de realizar vemos que
el tema de la violencia está muy relacionado con la vulnerabilidad para
depender de otros".
Al
otro lado
En España se ha calculado que un millón de hombres solicita cada día
los servicios de las prostitutas (El Mundo 27-12-96). Teniendo en cuenta que
todos los días no son las mismas personas, que unos van diariamente, otros
una vez a la semana, o al mes, nos daremos cuenta del enorme sector que
demanda este tipo de servicios. En cuanto a las motivaciones de estos
hombres, el sociólogo sueco Axel-Sven Mansson, diferencia dos tipos. Los
que tienen relaciones normales con mujeres y buscan algo distinto, original,
que no se atreven a pedir y pagan por ello; y luego un porcentaje muy
elevado, un 42% que asegura tener problemas de relación con el sexo
contrario debido a la timidez u otras cuestiones. En un último grupo
estarían los hombres mayores, discapacitados, acomplejados o poco
agraciados para los que la prostituta supone una alternativa a todos sus
problemas.
Y es que la prostitución a lo largo de la historia siempre ha tenido rango
de materia, no tanto protegida, pero sí tolerada por todos los sectores,
incluida la Iglesia. Ya en tiempos del imperio romano, el poeta latino
Horacio alababa en sus escritos a los burdeles porque así "los
jóvenes desfogan la sangre y no seducen a honorables esposas". Se da
salida al vigor masculino, se mantiene a raya el honor de las mujeres
decentes, se inicia a los jóvenes en el complejo mundo del sexo y se
proporcionan relaciones fugaces sin más complicación.
La feminista Lidia Falcón explica que "la fuerza del hombre se ha
manifestado a lo largo de la historia en las leyes que ha hecho, con las
cuales, y ayudado por su fuerza bruta, sometió a la mujer, la cual buscó
en la prostitución el único comercio que la liberaba y le proporcionaba
beneficios económicos personales". De ahí surgiría lo que se ha dado
en llamar "servicio a la sociedad. Una actividad que la sociedad admite
pero que no protege y además procura mantener en silencio. "Debemos
conocer esa realidad -asegura Cristina del Valle-, contarla a los medios de
comunicación y hablar de las cosas desde otro punto de vista para que
llegue el mensaje de otra manera. Intentar dentro de lo posible cambiar la
imagen que hay de la prostitución y por supuesto luchar y criticar esa
doble moral social que existe y permite que al final no se haga nada por
cambiar las cosas y se mire para otro lado".
La mujer, continente oscuro
La prostitución es uno de esos temas que siempre tiene audiencia, genera
polémica y nunca llega a ser lo suficientemente serio para hablar
formalmente de él.
A lo largo del reportaje hemos hablado de la prostitución desde diferentes
perspectivas pero creemos que faltaba una parte importante lo que piensa, lo
que siente la mujer prostituta.
Todo el mundo cree conocer lo que está detrás de esa mujer que camina
provocativa entre los coches a lo largo del paseo. Que viste con poca ropa
para mostrar claramente "la mercancía". Que asalta a los
viandantes para ver si "hace negocio". ¿Viciosa? ¿putón?
¿vulgar? ¿amoral? ¿ninfómana? ¿Todas son iguales?
Isabel Pisano ha publicado recientemente "Yo, puta" (Plaza &
Janes), un libro en el que recoge testimonios, reflexiones y pensamientos de
una serie de mujeres prostitutas. "El que alguien se vea obligado
-comenta la autora- a vender su cuerpo, no significa necesariamente que
esté disponible para poner en plaza pública sus dramas personales, sus
miserias o sus vicios. Finalmente, vencí la resistencia de casi todas las
mujeres. No por méritos especiales sino porque tal vez las que están
acostumbradas a escuchar no fueron nunca escuchadas". Un año y medio
dedicó Pisano a dialogar con estas mujeres. El resultado ha sido un libro
estremecedor.
Siguiendo con la voz de estas mujeres, a primeros de año se celebró en
Buenos Aires un Encuentro entre asociaciones y representantes de las
"trabajadoras sexuales" del sur del continente americano. Allí
hablaron de transformar el oficio más antiguo del mundo en una profesión
legalmente sindicalizada, con cobertura social, etc. Pero también hablaron
de cómo veían ellas su trabajo (La Insignia.Marzo 2001.Argentina)
Elena Reynaga, presidenta de la Asociación de Mujeres Prostitutas de la
Argentina, explica que su trabajo no es como cualquier otro. "Tenemos
horarios, tenemos un lugar de trabajo. Somos actrices, y a la vez
psicólogas, pero después que terminamos dejamos todo de lado y nos
volvemos a nuestras casas, a dar de comer a nuestros hijos, a atender
nuestra vida. Nadie entiende que estemos pendientes de terminar para volver
a casa". Lydia Castelú es representante de las prostitutas
profesionales de Uruguay y señala que ella no se siente prostituta aunque
la llamen así. "Nunca estuve prostituida, en todo caso, trabajé en la
prostitución. Y tampoco soy puta, porque puta es la que lo hace y no cobra,
y yo no me estuve regalando". Dicho esto habla de los hombres que han
pasado por su vida y explica: "Están los que te pagan lo justo, pero
te tratan como verdaderos caballeros. Son los que estás esperando que
vuelvan, aunque sea por poco dinero. Y están los otros, los que te pagan
bien, toda una noche, y se creen que son tus dueños. Muchas veces me
tocaron tipos así, y lo hacía y no podía más con las mandíbulas y se me
caían las lágrimas". Con dinero se puede comprar un cuerpo, pero no
lo que está al otro lado.
La
violencia suele ir aparejada con la prostitución, ya que casi siempre forma
parte del proceso de aprendizaje. Chulos, proxenetas, clientes, mafias
callejeras emplean sin ningún tipo de escrúpulos el chantaje, un trato
denigrante, agresiones, palizas, etc.
"Nos prostituimos mucho más cuando trabajamos en cosas que no
deseamos -asegura Cristina del Valle-, cuando vendemos nuestra forma de
pensar. Criticamos la prostitución y yo creo que se puede separar
perfectamente la cabeza del cuerpo, y se puede hacer de ello una elección
libre. Una persona puede tener una relación sexual, cobrar por ello y verlo
como un servicio, no como una venta. La polémica viene como resultado de
prejuicios morales, ideologías y sobre todo de la educación
recibida". Cuestiones que siempre van a impedir conocer lo que ocurre
detrás de la escena.
Freud, estudioso de la psique humana a través de su revolucionario método
de conversar con los pacientes y trabajar con asociación de ideas, definió
a la mujer como un "continente oscuro".
Nadie sabe lo que hay al otro lado y algunos, que han intentado
superficialmente sacar sus propias conclusiones, han fallado en su
propósito. En la misma línea, el filósofo Javier Sádaba asegura que
"los filósofos, salvo alguna notable excepción, han coleccionado un
montón de sandeces sobre las mujeres. Todo un tema psicosociológico,
puesto que la mayor parte de ellos o no tuvo relación con mujeres o mantuvo
una relación extraña con sus madres. El colmo de una elaboración perversa
sobre la mujer se debe a Weininnger quien, graciosamente, quitó a la mujer
su capacidad lógica y moral. Hay que añadir que se suicidó muy
pronto".∆
Para más información: "Causas de la prostitución y estrategias
contra el proxenetismo", Instituto de la Mujer • "Mujeres
Públicas" (Temas de Hoy) de Francisco Núñez Roldan •
"Tráfico de mujeres" (Narcea) de Siriporn Skrobanek, Nattaya
Boonpakdi y Chutima Janthakeero • "Trabajar en la industria del
sexo" de Mujeres en Red ( www.nodo50.org/mujeresred
).
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FUSION OPINA
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Que la prostitución ha existido
siempre es algo muy dicho y que todos sabemos, pero, en los tiempos que vivimos,
debemos mirar hacia la prostitución bajo el prisma de la liberación de la
mujer, de sus derechos, de sus reivindicaciones, de su dignidad, y tratarla como
una consecuencia del machismo reinante que la creó, la mantiene y la alimenta
para que sirva a sus fines.
En la prostitución la mujer encuentra una salida, un medio de sobrevivir, un
campo donde dominar e, incluso, una parcela de poder donde impone sus reglas al
macho que domina en todos los terrenos menos en ese.
La prostituta sabe que posee lo que el hombre más desea, y esto, aunque sea por
unos instantes, la hace sentirse libre.
Pero, en cualquier caso, es la especie dominada, sometida a los caprichos del
hombre, esclavizada a sus más bajos instintos.
La mujer sabe que existen muchas formas de prostituirse, pero todas ellas tienen
el mismo denominador común, compensar el dominio del hombre, equilibrar, aunque
sea por poco tiempo, la balanza.
La libertad de la mujer está en no necesitar ese pulso con el hombre, en no
competir, en abrirse camino apoyándose en su propia fuerza, que tiene mucha, en
dejar de vender el producto que el hombre más desea y mejor paga.
Tal vez suene a utopía, pero mientras la mujer juegue al juego inventado por el
hombre, su liberación será un simple y lejano sueño. ∆
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