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INMIGRANTES, LA HUMILLACION DEL DESAMOR

JAVIER BAULUZ
FOTOPERIODISTA

Texto: Lupercio González / Fotos: Javier Bauluz ©

JAVIER BAULUZ

Desde la profundidad de sus gargantas surge el aliento de la desesperación:"¡Por favor, no nos dejen solos! Pero la indiferencia de esta sociedad que nada en la opulencia no quiere mirar a quienes tocan a su puerta.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"¿CÓMO no me voy a avergonzar de sentirme español, cuando me encuentro en Tarifa haciendo las mismas fotos que he hecho en Ruanda?"

 

 

 

 

 

 

"ESTA pasividad, esta indiferencia, la refleja esa foto mía en donde hay una parejita española tomando el sol bajo una sombrilla en una playa y el cadáver de un inmigrante ahogado a ocho metros de allí. Esa foto es un símbolo de la indiferencia"

 

 

 

 

 

 

 

 

"LOS medios de comunicación han estado transmitiendo exclusivamente el mensaje negativo que el Gobierno quería enviar sobre los inmigrantes"

 

 

 

 

 

 

 

"EN estos momentos hay miles de personas sin ningún tipo de derecho en este país; son los nuevos esclavos"

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"ALGUNAS escenas que he visto en Tarifa de inmigrantes escondiéndose y el miedo en sus ojos, me recordaba a la Lista de Schindler"

 

 

 

 

 

 

"Esta pasividad, esta indiferencia, la refleja esa foto mía en donde hay una parejita española tomando el sol bajo una sombrilla....."

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

"HAY miles de ecuatorianos y de marroquíes en la zona de Lorca, que están haciendo una comida al día porque ya no tienen dinero. Están empezando a pasar hambre"


Javier Bauluz quiere dejar patente a través de su trabajo fotoperiodístico las incongruencias y contradicciones de una sociedad que ha levantado fronteras como consecuencia del egoísmo, que nada tiene de humano. Es aquí donde la labor de este reportero es vital para transmitir y poner contra las cuerdas las conciencias acomodadas de esta sociedad del bienestar.

-¿Cuándo empezaste a trabajar en el tema de los inmigrantes?
-
Mi experiencia en este tema se remonta al año 96, cuando fui hasta Ceuta a ver qué ocurría allí. Me encontré con que estábamos construyendo el muro de Berlín, estábamos gastándonos dieciséis mil millones de pesetas para impedir la entrada de los inmigrantes. Dicho muro ya está funcionando, por eso ahora los inmigrantes subsaharianos vienen en patera y están muriendo en el Estrecho. Antes entraban caminando por Ceuta.

-Recientemente has viajado al sur. ¿Qué has visto?
-
En Tarifa me ha sorprendido la forma cómo se trata a estos inmigrantes cuando llegan en patera, helados de frío, empapados, con hipotermia, con esguinces, con quemaduras producidas por la gasolina y el agua de mar... Después de que son oficialmente detenidos por la Guardia Civil, que no tiene medios para atenderlos, pasan unas tres o cuatro horas tirados en el suelo como si fueran perros, hasta que se les recoge. Tanto es así, que aparte de contar todo esto en todos los medios de comunicación posibles, radio, prensa, televisión, avisé a Médicos Sin Fronteras, y ahora ellos son los que están atendiendo a los detenidos del Gobierno español. Si alguien pensara en ello, se daría cuenta de que eso es absurdo, y que alguien debería ser juzgado y condenado por denegación de auxilio a unas personas que están oficialmente en sus manos. Lo que está ocurriendo en este país es surrealista, parece de Kafka, de falta de sentido común y de lógica.

-¿Has estado mucho tiempo preparando el reportaje sobre esto?
-
Me he pasado cuarenta días y cuarenta noches en Tarifa intentado contar esta historia, una historia documentada para que la sociedad española conociera lo que está pasando en el sur de nuestro país. En dicho reportaje, que se emitió en Tele 5, muestro lo que está sucediendo en el sur de Europa. Pensé, ilusamente, que una vez que la opinión pública española conociera esto y también el señor Ministro del Interior, e incluso el señor Aznar, harían algo. Pero creo que deben estar ciegos, sordos, y mudos, respecto de lo que está pasando en Tarifa.

-Al parecer se está intimidando a la población para que denuncie y no ayude a esta gente.
-
Sí, seguimos con el surrealismo y lo absurdo; el Gobierno deniega auxilio a quien está detenido, y por otra parte, persigue a quien auxilia, en la clandestinidad y solidariamente, a los cientos de marroquíes que vagan por los montes de Tarifa, que llevan días sin comer y ni beber, algunos hasta heridos. Cuando algún ciudadano español les da de comer, o de beber, o dormir, o los transporta a otro sitio, corre el riesgo de ser detenido y multado, como le sucedió a Paqui Gil, miembro de la asociación de Derechos Humanos de Tarifa, a quien multaron por ayudar a un inmigrante ilegal. Parece que quieren convertir a todos los ciudadanos en policías de unas leyes que, desde luego, yo y otros muchos nos negamos a aceptar. No las consideramos leyes justas, ni legítimas, por lo tanto actuaremos en consecuencia.

-La ley de extranjería ha sido rechazada por muchos sectores.
-
Sí, ha sido rechazada por el Consejo General de la Abogacía, por el Colegio de Abogados de Barcelona, todas las organizaciones de la iglesia como Cáritas, Manos Unidas, Justicia y Paz... que han hecho un comunicado en el que tachan a esta ley de injusta y la acusan de no respetar la dignidad de las personas. También Médicos Sin Fronteras, Asamblea de Cooperación por la Paz, de la que soy vicepresidente, los sindicatos, todos los partidos, salvo los que aprobaron la ley.

-Y ahora van a la caza y captura del inmigrante.
-
No entiendo cómo un Ministro del Interior se permite decir que no va a haber caza y captura del inmigrante. Este señor está mintiendo, y si no, se convierte en un delincuente por incumplir esa ley, y además siendo ministro. La caza y captura del inmigrante irregular se está haciendo con nocturnidad y alevosía. Porque evidentemente sería muy irregular empezar a cargar camiones, trenes, autobuses, aviones y barcos con inmigrantes, detenerlos como en la época de Hitler y expulsarlos del país. Pero sí lo van a hacer de noche, arbitrariamente y de uno en uno.

-Y en Lorca, ¿qué ha pasado?
-
En el caso de Lorca, de Murcia, además de morir doce ecuatorianos en aquel accidente de la furgoneta que atropelló un tren, ahora el Gobierno ha sacado la porra y se la ha enseñado también a los empresarios, y estos no pueden dar trabajo a ningún irregular. Las cosechas se pierden y los empresarios están cabreadísimos. Todo esto es de locura. Por un lado están los miles de trabajadores inmigrantes; por el otro los empresarios necesitando a esos trabajadores; y en el medio está el Gobierno con una porra y los papeles guardados en el bolsillo, que es lo único que necesitan ambas partes para que puedan trabajar; vivir, unos; y sacar adelante sus empresas, otros.

-¿Cómo se las arregla esta gente con tan escasos recursos?
-
Un mes sin trabajar, para esta gente significa que no cobran. Ahora mismo hay miles de ecuatorianos y también de marroquíes en la zona de Lorca, que están haciendo una comida al día porque ya no tienen dinero. Están empezando a pasar hambre. Están empezando a echar a la gente de los pisos y de las casas de alquiler. Pero no sólo eso, los ecuatorianos han venido a España pidiendo un préstamo para poder pagarse el viaje y demás. Ese crédito se lo dieron los ricos, los terratenientes de la zona, y el interés que están pagando sobre la hipoteca de su casa o de sus tierras es del ciento veinte por ciento. Como ahora no están trabajando, aparte de no comer y de estar echándoles de las casas, no pueden pagar esas cuarenta mil pesetas al mes que tienen que ir exclusivamente para pagar ese crédito. Entonces van a perder también sus casas, van a echar a sus familias a la calle y se van a quedar los ricos terratenientes de las zonas con todo ello.

-El Gobierno está haciendo que algunos emigrantes ecuatorianos vuelvan a su país y arreglen sus papeles.
-
Ese es otro surrealismo más. El Gobierno español pretende que se vuelvan los ciento cincuenta mil ecuatorianos a su país para que allí les pongan un sello y puedan volver a España. No sé de dónde va a sacar el Ministro del Interior los quince mil millones de pesetas que se necesitan para hacer estos viajes. Pero mucha de esta gente no puede volver a Ecuador, aunque les pagaran el viaje para arreglar los papeles, porque tienen deudas y les meterían en la cárcel por no pagarlas. Hay inmigrantes ecuatorianos y algunos de otros países que se han organizado un poco, pero prácticamente no tienen experiencia. Y es ahí donde hay un abandono absoluto por parte de los ciudadanos españoles. Los únicos hombres blancos que he visto al lado de esta gente en los encierros o cuando han intentado protestar y organizarse, han sido a las autoridades, que en el caso de Lorca y con los métodos maquiavélicos y viles, han conseguido que salieran "voluntariamente" de la iglesia donde estaban encerrados. Esa iglesia de San Mateo fue el primer encierro y el que generó el ejemplo que luego se siguió en diversas iglesias de Barcelona, Valencia, Murcia, etc.

-¿No crees que hay mucha indiferencia en la sociedad española?
-
En estos momentos hay miles de personas sin ningún tipo de derecho en este país. Son los nuevos esclavos. Eso está pasando ante nuestras narices y yo no veo que haya una respuesta real y contundente de la sociedad española ante esto. Esta pasividad, esta indiferencia con los irregulares, la refleja esa foto mía en donde hay una parejita española tomando el sol bajo una sombrilla en una playa y el cadáver de un inmigrante ahogado a ocho metros de allí. Esa foto es un símbolo de la indiferencia. Vuelvo a recordar una vez más esos versos de Bertold Brecht: primero vinieron a por los judíos, como yo no era judío no me preocupé. No hice nada. Después vinieron a por los gitanos, como yo no era gitano no me preocupé. Vinieron a por los comunistas, como yo no era comunista, no me preocupé. Ahora vienen a por mí, pero es demasiado tarde.
Aquí supuestamente no nos torturan ni nos matan, pero hay miedo a hablar y a decir con qué no estamos de acuerdo.

-¿Qué papel están jugando los medios de comunicación en esto?
-
A mí me da pavor. Durante el último año y medio sobre todo, la mayoría de los medios de comunicación han estado transmitiendo exclusivamente el mensaje negativo que el Gobierno quería enviar sobre los inmigrantes. Un mensaje de delincuencia, prostitución, drogas, mafia, avalancha, invasión, que nos vienen a quitar lo que es nuestro... Además, es un mensaje totalmente falso, porque por cada inmigrante que puede ser cualquiera de estas cosas, hay cien o doscientos que son sencillamente personas que quieren trabajar para buscarse un futuro mejor. Así de sencillo. Eso lo hemos hecho los inmigrantes españoles durante muchos años. Hace poco me he encontrado con que trabajadores españoles de hostelería emigran a Andorra porque allí les pagan más. ¿Esos son o no inmigrantes? ¿Nos gustaría que en Andorra los trataran como nosotros estamos tratando a los inmigrantes aquí? Hay que ponerse en el lugar del otro, eso me lo enseñó mi madre. Entonces consigues comprender muchas cosas. Si yo fuera un inmigrante ecuatoriano, o alguien que viene de Sierra Leona con su hijo de meses, que se sube en una patera, huyendo de que le corten la cabeza, o de morirse de hambre, ¿cómo me gustaría que me trataran o me recibieran?

-Este Gobierno del PP y su fundamento aparentemente cristiano deja mucho que desear.
-
Las organizaciones religiosas de la Iglesia católica han hecho un comunicado donde dicen sobre la nueva ley de extranjería que con esta ley se condena a la marginalidad y a la clandestinidad, con las consecuencias que ello comporta. Esta ley ni es más justa ni más respetuosa con los derechos de los inmigrantes, sino más restrictictiva que la anterior. Y además dice: "No podemos permanecer impasibles ante la situación de marginación en que van a quedar muchos inmigrantes irregulares, como consecuencia de la nueva ley. Y promoveremos y apoyaremos todas aquellas actuaciones legítimas que favorezcan la verdadera integración en la sociedad". Desde luego los señores del Gobierno no deben estar muy contentos con esta posición, porque podrían esperarla de los partidos de izquierda y de muchas ONG, pero no de la Iglesia.

-¿Falta visión sobre las consecuencias futuras de este tema?
-
Desde luego, porque este país -ya no sólo por una cuestión de solidaridad sino por puro egoísmo-, necesita doscientos cuarenta mil inmigrantes por año, según los estudios de la unión europea y de la ONU. ¿Quién va a recoger las cosechas, a trabajar en el campo o en la construcción? ¿Quién va a pagar nuestras pensiones? Si es que los necesitamos, entonces, ¿por qué está locura de estar permitiendo que entren legalmente sólo treinta mil? Están locos.

-¿Te avergüenzas de ser español?
-
¿Cómo no me voy a avergonzar de sentirme español, cuando me encuentro en Tarifa haciendo las mismas fotos que yo he hecho en Ruanda? Pero no en el tercer mundo, sino en mi casa. He visto como esa gente, empapada durante horas, se revolvía de dolor en el suelo sin recibir ninguna clase de ayuda. ¿Cómo no me va a dar vergüenza pertenecer a una sociedad que permite eso? Una sociedad que tiene todo y que no atiende a esa gente, revolcándose de dolor. ¿Cómo no me va a dar vergüenza una sociedad que permite que su gobierno haga una ley y que convierte esto en el imperio romano, con ciudadanos con derechos y esclavos sin ningún derecho? ¿Cómo no me va a dar vergüenza que olvidemos nuestra historia reciente? Insisto, esta gente está absolutamente abandonada. Creo que desde el Gobierno se ha estado, de alguna manera, fomentando la xenofobia.

-Y también, el miedo en la calle.
-
Desde que empecé a interesarme por el tema de la inmigración, y desde que el año pasado estuve presente en los incidentes de El Ejido, en año y medio he notado un cambio. Cuando comencé a trabajar en este tema, mi motivación estaba puesta en mostrar a la sociedad española, a través de la imagen, cómo son los inmigrantes. Personas que ríen, que lloran, que tienen madre, padre, que trabajan... o que se prostituyen, o que son delincuentes también, en fin, todo. Pues desde entonces se escuchan y se ven cada vez más, comentarios y actitudes xenófobas. Se juzga a alguien, no como persona, sino porque pertenece a una raza; y que es mala, y al que además, le tengo miedo y por lo tanto, soy agresivo con él.

-¿Eso es un poco neonazi quizás?
-
No lo sé. A mí desde luego, algunas escenas que he visto en Tarifa de inmigrantes escondiéndose y con el miedo en sus ojos, me han recordado a La Lista de Schindler. Eran como judíos perseguidos por los nazis, en este caso los nazis seríamos los españoles. Saramago dice que estamos perdiendo la capacidad de indignación. Cuando entras en un bar, y por lo que sea, alguno de los caballeros que está en la barra hace un comentario del tipo de: "Estos moros son sucios" o "estos moros son mala gente", ¿eso es xenófobo o eso es nazi? Eso es nazismo. Pero lo que me cabrea, es que del resto de las personas que están en el bar, ni dios se atreve a utilizar su propia voz de ciudadano con derechos para decir: "Oiga caballero, no estoy de acuerdo en absoluto con eso que acaba usted de decir, porque yo pienso esto, esto, y esto..." Yo no digo que entremos a la violencia, ni siquiera que lleguemos a convencer a nadie, pero por lo menos que cuando oigamos un mensaje racista, xenófobo o nazi, utilicemos nuestra voz para levantarla en contra, porque sino todos los demás que han escuchado ese mensaje, se quedan con esa idea. Y si ni siquiera hacemos eso, ¿cómo vamos a ir a una manifestación contra la Ley de Extranjería, o apoyar a esta gente en un encierro, o a llevarles de comer, o hablar de estas barbaridades que he comentado?

-Se dice que la vida no vale nada si uno no consigue alcanzar su sueño.
-
Cada persona que es detenida por la Guardia Civil en Tarifa, bien bajando de la patera o bien huyendo por los campos, significa, como me decía el otro día un inmigrante, que se cortan las alas de su futuro, además del de su familia y de su descendencia. Yo no sé si nos podríamos poner por un momento en su lugar y pensar en ello. ∆

 

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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