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JOVENES
DEL 2000
Foto: Fusión |
Los clichés y las definiciones no van con ellos. Son
como son: independientes, conservadores, alternativos, atrevidos,
demócratas, viajeros, solidarios, tolerantes... Sus hábitos de vida
muestran a una generación marcada por el consumismo. Viven insatisfechos
y tienen la esperanza de que todo mejorará con el tiempo. Entre todos
conforman una auténtica Torre de Babel, llena de variedad, desde donde
miran al mundo y piensan cómo será su futuro.
Texto:
Mariló Hidalgo
HIJOS DE LA LIBERTAD Y LA
ABUNDANCIA
Son guapos, cultos, ricos y están preparados, como los que salen en
los anuncios de la tele. Dominan varios idiomas, viajan y su mente está en
Europa. Lo tienen todo y además lo han conseguido en un tiempo récord. Son
producto de la Democracia y de cuarenta años de trabajo de una generación
que les ha visto crecer con orgullo. Unos definen este momento como
acontecimiento histórico. Otros hablan de juventud consentida, frágil y
domesticada, al amparo del consumismo puro y duro.
Guzmán
R. tiene 48 años y trabaja como funcionario en la Seguridad Social. Atrás
han quedado todos los esfuerzos y sacrificios que le han costado llegar
hasta donde está ahora. Terminó el bachiller y tuvo que ponerse a trabajar
porque la situación económica de su casa era precaria. Camarero, vendedor
de seguros, repartidor de bebidas, dependiente, hizo de todo hasta aprobar
las oposiciones. Más tarde y con un trabajo ya seguro, Guzmán -como tantos
jóvenes de su época- pudo casarse y montar una familia. En la actualidad,
confiesa que se ha quedado algo "apalancado", le da pereza viajar
y disfruta los domingos en casa pegado al televisor viendo el fútbol o
películas de vídeo con la cervecita y las patatas fritas.
Paula es su hija mayor y tiene veinticuatro años. Nada más terminar la
selectividad se buscó trabajo durante las vacaciones como au pair en
Inglaterra para perfeccionar el inglés. Terminó la carrera de Filología
Inglesa y el último curso lo pudo hacer en Oxford gracias al programa
Erasmus. Paula no deja de viajar y conocer gente y para ello sabe cómo
buscarse la vida con ayudas y becas. Colabora también con una ONG y se ha
ido a Africa como voluntaria en dos ocasiones. Guzmán no gana para sustos y
no sabe de dónde ha sacado su hija este espíritu viajero y aventurero.
"En casa, asegura, ha habido sus más y sus menos con aquello de que
una mujer ande sola por ahí. De lo que le puede pasar fuera de casa según
están las cosas. Pero está claro que ella siempre ha sabido cómo salirse
con la suya... y ahí está". Es cierto, hay un cambio generacional y
son los hijos de la libertad que siguió a la dictadura. Nacieron con casi
todo conseguido y gozan de gran poder adquisitivo, gracias al trabajo de sus
padres. Pero además... es que son muchos. "Antes cuando se hablaba de
jóvenes -nos comenta el sociólogo Amando de Miguel- hablábamos de una
franja de población entre los 16 y 20 años. Ahora hemos querido hacer un
estudio de los jóvenes y hemos tenido que hacer dos encuestas. Una de 16 a
20 años y otra de 21 a 29 años. La juventud se ha prolongado hasta los
treinta años como mínimo y eso creo que tiene algo de antinatural. Nos
encontramos con personas biológicamente adultas que viven socialmente como
niños, dependiendo de sus padres, psicológica y económicamente. La
naturaleza por un lado avanza la adultez y la capacidad de reproducirse y
por otro, nos encontramos con una sociedad que cada vez retrasa más este
paso". Curiosamente por un lado las encuestas aseguran que los jóvenes
se sienten cada vez más independientes; pero la realidad demuestra que
dependen de sus padres hasta edades muy avanzadas. Más del 90% de los
jóvenes entre 15 y 24 años viven con sus padres. La mayoría, un 52%,
viven exclusivamente del dinero que les dan en sus casas, por lo que la
familia es valorada por todos positivamente y no tienen motivos para
abandonarla. Estos son algunos de los datos que aparecen recogidos en el
Informe Jóvenes 99, elaborado por la Fundación Santa María, en el que han
participado varios sociólogos. No es de extrañar que la familia -según
este mismo informe- sea considerada por un 70% de los jóvenes como un
aspecto prioritario en sus vidas, donde un 69% afirma conseguir de sus
padres casi todo lo que quiere. Y es que el consumo -al que dedicaremos un
espacio- se ha convertido en uno de los pilares básicos de esta nueva
generación. El peor lugar en este ranking lo ocupan la religión y la
política. Veamos qué piensan de éstos y otros temas.
El consumo
de éxtasis crece cada año y forma parte ya de la cultura de los fines de
semana.
Foto: J.
M. López
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¿Y tú qué opinas de la religión?
Los jóvenes miran al cielo y ven pájaros, puestas de sol, agujero de
ozono, ovnis... Javier Elzo coordinador del Informe Jóvenes 99 señala que
"estamos ante la primera generación que no ha sido socializada
religiosamente, es decir, que nunca ha sido educada en la fe. No solamente
no saben nada ni de fe, ni de cultura religiosa, sino que ni siquiera tienen
necesidad de conocerlo. Es un mundo que les es lejano". Un 56% aseguran
ser creyentes pero no practicantes, la mayoría no está dispuesta a
renunciar a las relaciones prematrimoniales ni a nada que pueda cuestionar
su libertad. Un 17% cree y practica una religión, mientras que un 12% se
considera ateo y otro tanto agnóstico. En cambio, la solidaridad y el
voluntariado son valores en alza. Eso de donar tiempo y trabajo en favor de
los más desprotegidos es una idea apoyada por gran número de jóvenes. Los
espacios de más aceptación son los referidos a la defensa de los Derechos
Humanos y enfermos de SIDA. Ecología, pacifismo, ayuda a refugiados e
inmigrantes y movimientos a favor de la mujer le siguen en la lista de
preocupaciones sociales. En el libro "Solidaridad, una revolución
imparable", Miguel Angel Velasco asegura que el perfil del voluntariado
en España es el de jóvenes menores de 30 años. Así que si en estos
momentos siete millones de personas colaboran esporádicamente en estas
causas y unos 500.000 trabajan de forma permanente con organizaciones sin
ánimo de lucro... Entonces, ¿cuántos jóvenes están luchando por la
causa...?
¿Cómo ves a los políticos?
Directamente les otorgan un "cero patatero", como diría un
famoso político. Los jóvenes constituyen el sector de población que menos
vota; valoran negativamente la política, castigándola con la indiferencia.
Se ríen de la imagen que dan nuestros políticos cuando en plena campaña
electoral visitan los mercados -poniendo cara de normales-, dando la mano a
los tenderos y a las mujeres con cesta de la compra y monedero en mano. Les
consideran "un grupo de desencantados de la década prodigiosa que no
hablan el lenguaje de la vida. Sólo exponen utopías y cosas abstractas que
nadie entiende y que luego tergiversan cuando llegan al poder", asegura
Luis F. de veintidós años.
Miedo al sexo... ¿por qué?
Para la generación de sus padres supuso la gran revolución y también
el gran tabú. En cambio ellos hablan del tema sin tapujos -especialmente
con sus amigos- pero también es algo que les causa temor.
Hay que tener en cuenta que en lo referente a este tema cada uno dice en las
encuestas lo que quiere y hace otro tanto de lo mismo. Según un informe del
Instituto de la Juventud la edad en la que los jóvenes tienen su primera
relación sexual es a los 18 años en el caso de las mujeres y los varones a
los 17. Los factores que intervienen en esta iniciación más tardía
respecto a otras épocas son: miedo al SIDA y a un embarazo no deseado.
Félix López, catedrático de Psicología de la Sexualidad en la
Universidad de Salamanca, en su libro "La vida sexual de los
adolescentes" habla del tema: "En muchos casos ya no es necesario
más que encontrarse en una discoteca y que los dos estén de acuerdo.
Muchos chicos nos dicen que no utilizan preservativos, precisamente porque
la relación ha sido totalmente inesperada. Tradicionalmente las chicas
estaban educadas para decir 'no' y los chicos decir siempre que 'sí'. Las
dos posturas han variado y ahora les toca decidir a los dos en un plano cada
vez más igualitario. Eso facilita las cosas pero no soluciona el problema:
que los padres no hablen abiertamente con ellos sobre estos temas. Entre un
2 y 5% de chicas adolescentes viven embarazos no deseados o abortos. Por
decirlo de una manera gráfica, les damos las llaves del coche pero no les
enseñamos a conducir", asegura el catedrático. Al final parece que la
abstinencia sexual se impone entre los jóvenes por distintas
circunstancias: miedo a un embarazo no deseado (33%), fidelidad a la
pareja(20%), para prevenir el SIDA(19%), por conservar la virginidad(14%),
por motivos religiosos(10%) y por último, miedo a que los demás se
enteren(9%). "Los jóvenes relativizan la importancia de la sexualidad
-apunta el sociólogo Pedro González Blasco- y la sitúan en un plano de
interés para sus vidas, pero tras otras cosas. Llama la atención que, aún
siendo auténticamente bombardeados por un erotismo-ambiente, incluso por
presiones sexualizantes y pornográficas, no caen en sobrevaloración de lo
sexual".
¿Qué haces los
fines de semana?
La oferta es muy variada. Su tiempo libre lo ocupan en ir de bares o
cafeterías, ir al cine o teatro, salir de discoteca, ir de excursión,
practicar deportes, asistir a conciertos, etc. Ahora no oiremos a nadie
decir que se va de monte, sino que hace trekking. El paddle ha desbancado al
tenis y el snowboard al esquí. La escalada libre, el puenting, el
hidrospeed, el rafting... cuentan cada día con más adeptos. Prima el
deporte de riesgo y aventura, aunque el tumbing también tiene sus
seguidores. No es deporte nuevo pero sí muy adecuado para amenizar los
domingos, después de haberse levantado tarde con la resaca del día
anterior. Consiste en tumbarse en un sofá a ver la televisión, echen lo
que echen, cambiando de canal e intercambiando algún que otro sueñecito.
Son los
reyes del teléfono móvil.
¿Cómo te definirías?
Un 46% de jóvenes eligen tres palabras para autodefinirse: Consumistas,
rebeldes e independientes. Unido a esto apuntan otras características:
sólo interesados por el presente, leales en la amistad, solidarios,
tolerantes. También añaden alguna cuestión negativa: egoístas y con poco
sentido del deber. Lo curioso de esta encuesta incluida en el Informe
Jóvenes 99 es que ninguna de estas definiciones supera el 50%, lo que nos
demuestra una vez más la gran variedad de jóvenes que existe en esta Torre
de Babel.
Foto:
Fer
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YO DE MAYOR QUIERO SER HACKER
Estamos ante una generación que ha nacido con el móvil debajo del
brazo y no concibe la vida sin ordenador. Tienen, además, un mundo creado a
su medida: Internet.
Hace
años, a cualquier adolescente no le importaba guardar todos sus ahorros
para comprar unos vaqueros de la marca de moda. Ese comportamiento, que
ponía de los nervios a los padres, no ha variado en los últimos tiempos:
"es una forma de buscar una identificación propia -explica Amando de
Miguel-, con una marca que normalmente no usan los padres". Este afán
de independencia excluye a los adultos, pero no a los amigos. Es normal ver
a pandillas de jóvenes clónicos: los mismos deportivos, la misma mochila,
el mismo modelito. "Les gusta porque es como la marca de la tribu
adolescente, la marca que te une a los demás -opina este sociólogo-. Pero
esto le pasa también a los mayores, que la gente va luciendo un cocodrilo
sobre la camisa y está tan feliz". Evidentemente, el fenómeno de la
adicción a las marcas no es nuevo; la única diferencia es que cada vez hay
más marcas de moda, adaptándolas a unos estilos de vida cambiantes. Las
llamadas tribus urbanas aparecen y desaparecen con la velocidad de un
suspiro: skins, indies, bakaladeros, pijos, clubbers...
La otra gran diferencia entre estos jóvenes y los anteriores es que los del
2000 han convivido con la tecnología desde que tienen memoria. Es el mismo
perro con distinto collar: de nuevo, es una forma de distinguirse de los
adultos, que se acercan a las nuevas tecnologías con mucha más cautela.
Los jóvenes son los primeros en asumir las novedades y los que más partido
le sacan a lo que hay; para ellos puede tener la misma importancia poseer el
último modelo en deportivos que un MP3. Son los reyes del teléfono móvil:
mientras los adultos lo usan sólo para llamar, los jóvenes aprovechan
todas las prestaciones (mensajes de texto, juegos, conexión a Internet...)
"Internet y el teléfono móvil les da una sensación de pertenecer a
esa tribu de iguales que están comunicándose continuamente, y eso genera
lazos de cohesión", argumenta de Miguel. Y ya tienen un mercado
propio: existen modelos de teléfonos con diseño y prestaciones
especialmente pensados para ellos. Hay una amplia franja con un poder
adquisitivo considerable, y están dispuestos a pagar por tener lo último.
El término, recién acuñado, es tecnopijos.
La gallina de los huevos de oro es Internet. Lo que para muchos adultos es
un mundo hermético, para ellos es su mundo. Es el sueño de todo
adolescente: representa un lugar donde ser lo que se quiera, donde se puede
escoger una personalidad diferente cada día. La tradicional rebeldía
juvenil toma como modelo a los hackers, piratas informáticos que consiguen
introducirse en ordenadores protegidos por el gobierno o las grandes
empresas. Algunos buscan boicotearlos; otros, simplemente llamar la
atención.
Los tecnopijos son la generación más preparada de los últimos tiempos,
los que más información manejan. Y, al contrario que la mayoría de las
tribus urbanas, no parece que vayan a desaparecer, sino a expandirse.
"Hace cincuenta años muy poca gente llevaba reloj de pulsera",
argumenta Amando de Miguel, "y hoy quien no lo lleva es porque no
quiere. Pues el móvil, por ejemplo, es casi lo mismo". Los
adolescentes de ahora son los adultos del futuro; y las tecnologías
evolucionan a su mismo ritmo./ Elena
F. Vispo
Viviendo de noche no hay roces con los adultos. Cuando vuelven a casa, los mayores se levantan; mientras éstos trabajan, ellos duermen. Un alto porcentaje vive así los fines de semana.
CON EL BOLSILLO VACIO
Ni ordenador, ni ropa de marca, ni vacaciones por Europa, ni
intercambios en EEUU. La vida de los casi 3.753.000 jóvenes españoles que
viven en la pobreza no contempla estas posibilidades: con salir del círculo
de marginación en el que viven y evitar la evasión que supone la droga
tienen más que suficiente.
Esa
España que va tan bien no ha conseguido disminuir el porcentaje del 22,1%
de pobres, cantidad que se mantiene durante las últimas décadas, según se
afirma en un informe de Cáritas de 1998. Eso sí, la España del PP ha
logrado cambiarle la cara: ahora la pobreza se centra en los jóvenes y en
las zonas urbanas. Según el citado informe, estas personas disponen de
menos de 44.255 pesetas al mes, y en esa situación se encuentra el 19,4% de
los hogares españoles, 2.192.000 familias, 8.509.000 personas, de ellas
3.752.469 jóvenes menores de 25 años. Todo ello se desprende del informe
"Las condiciones de vida de la población pobre en España",
elaborado por Cáritas: "un hecho llamativo es el del proceso acelerado
de la juvenalización de la pobreza. El 44'1% del total de los pobres de
España tienen menos de 25 años. Son niños y jóvenes. Esto sucede sobre
todo en los grados más graves de pobreza".
Es cierto que nuestro país atraviesa un buen momento económico, pero el
dinero está mal repartido, ya que el incremento no alcanza a una quinta
parte de los españoles. Como afirmó a los medios de comunicación Luis
Ayala Cañón, miembro del Equipo de Investigación Sociológica (EDIS),
"nunca en España ha crecido tanto la desigualdad salarial como en los
90". Los jóvenes que viven entre esta situación suman más problemas
que el meramente económico: paro, analfabetismo, toxicomanías,
marginalidad y delincuencia. Todos los colectivos afirman que, sin duda
alguna, el primer problema a combatir es el desempleo. "Este aspecto de
"la lacra del paro" que se ceba y retroalimenta las situaciones de
pobreza es, sin duda, el elemento y el factor de mayor importancia a
combatir, sin dejar de tener en cuenta las altas tasas de analfabetismo y de
falta de preparación de las poblaciones pobres en edad de trabajar. Estas
causas dificultan, en un panorama general sombrío de empleo, las
posibilidades de trabajar de la población pobre potencialmente
activa", afirma el informe de Cáritas.
De hecho, si el 74% de los jóvenes son dependientes de su familia, en este
colectivo la proporción se incrementa. Y ni de lejos pueden acceder a la
media de 17.000 ptas que un joven español dispone al mes para sus gastos
menores.
"Este aspecto es tan grave que merecería conocer más en profundidad
lo que está sucediendo con la juventud y la infancia en España, y sobre
todo con el pronóstico del futuro de este sector, no sólo para denunciar
el hecho sino para arbitrar actuaciones y polémicas sociales que mejoren,
al menos en parte, esta situación" indica el citado informe./
Marta Iglesias
La escalada
libre, el puenting, el hidrospeed, el rafting... cuentan cada día con más
adeptos. Prima el deporte de riesgo y aventura.
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JERGAS:
CADA DIA NACE UNA NUEVA PALABRA
El lenguaje es algo vivo, y las palabras nacen, crecen,
evolucionan y, en ocasiones, mueren. A veces ocurre tan rápido que los
académicos no lo asimilan y no queda constancia de ellas.
Es
el caso de muchos términos de la jerga juvenil: ¿cuáles son las
posibilidades de que acampedo (irse de camping con grandes
cantidades de alcohol) pase a la posteridad? Muchas palabras nacen y
mueren con la costumbre, y otras evolucionan con ella. Una de las
acepciones de ocupar es tomar posesión de un edificio; okupar,
en cambio, es una forma de vida.
Si bien el objetivo fundamental de estas jergas es diferenciar al que
las habla del que no las habla (en este caso, al joven del adulto, o a
un grupo o tribu de otra), lo cierto es que casi nunca se inventa nada.
La palabra guiri (por extranjero), que hace pocos años se
empezó a oír en las zonas turísticas, ya la usaba Galdós en sus
Episodios nacionales. Las palabras de jerga son en su mayoría
compuestas, o extraídas por algún tipo de afinidad con su significado
original, como loro (radiocassette, porque en los años ochenta
se puso de moda llevarlo por la calle apoyado en el hombro) o ciego
(borracho o drogado, porque ve mal).
El filón es, de nuevo, la tecnología. Este es el terreno donde la
jerga tiene un sentido excluyente, especialmente para los adultos. Si no
controlas no es fácil entender que "en un chat me enteré
de una web donde bajar archivos piratas de MP3". No es otro idioma,
aunque a muchos se lo parezca. O quizá sí: es el lenguaje de Internet.
Un lugar donde no hay puntos ni comas, ni mayúsculas, ni acentos, cosa
de la que muchos educadores están alertando: los exámenes
universitarios con faltas de ortografía y problemas a la hora de
expresarse ya no son una excepción. Y no es que los jóvenes sean
incultos; saben mucho, pero sólo de lo que les interesa.
La madre de casi todas estas jergas es el inglés, la lengua de las
nuevas tecnologías. Los jóvenes del 2000 tienen un inglés fluido;
quizá no sea muy académico, pero es más que suficiente para apañarse
en la red. De modo que ya no se molestan en traducirlo en los otros
terrenos de la vida. Especialmente en la música: durante un rave
party (fiestas techno que suelen durar, al menos, un par de
días), lo mejor es reponer fuerzas en un chill-out (sesión de
música ambient suave). Está por todas partes: aunque no te dé feeling,
ahora mismo es más fashion el look de bad boy que
el grunge. Lo que se salva, de momento, es el japonés manga
(cómic).
Muchas de estas palabras permanecerán. Así ocurrió con ratón,
litrona o colega. Y muchas otras desaparecerán, pero tampoco importa:
siempre habrá jóvenes que necesiten, generación tras generación,
reinventar el mundo a través del lenguaje./ Elena
F. Vispo
Foto:
J.
M. López
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LA FILOSOFIA DEL EXTASIS
Los diseñadores químicos ya no saben qué inventar. Play Boy,
Picapiedra, Triple Cinco, Muerte, Chanel, Fido-Dido, junto con el
Mitsubishi son algunas de las pastillas más solicitadas en la movida de
los fines de semana. Varían colores, diseños, nombres y hasta
composición. Su objetivo es ofrecer viajes a un módico precio y
captar al máximo número de viajeros. Según el último estudio
del Plan Nacional sobre Drogas (PNSD), dos de cada diez adolescentes
españoles consumen habitualmente éxtasis y un 33% lo ha probado alguna
vez. El 70% de estos jóvenes tiene menos de veinticinco años.
El
consumo de éxtasis crece cada año y forma parte ya de la cultura de
los fines de semana. Para el Director General de la Fundación de Ayuda
contra la Drogadicción, Ignacio Calderón "los consumidores de hoy
no son ya jóvenes marginales, ajenos al cuerpo social sano, sino
jóvenes en su conjunto, incluyendo a aquellos que nos parecen más
normales. Los consumos de drogas son una manifestación más de
una determinada manera de ser joven, y por mucho que no se esté
de acuerdo con esta forma de conducirse, no cabe ignorarla sin más,
relegando a todo un grupo social a la categoría de extraños o
incomprensibles".
La marcha empieza el viernes, se enlaza con el sábado y se aterriza el
domingo en casa. En este tiempo, el cuerpo no para de bailar, de moverse
a un ritmo frenético a base de pastillas euforizantes que curiosamente
no son consideradas como droga por los propios jóvenes. El precio de
una pirula -como ellos la denominan-, está al alcance de la
mayoría de los bolsillos (desde mil pesetas hasta dos mil quinientas),
el problema es cuando te enganchas y tienes que tomarte tres o cuatro
para "tirar". Entonces se convierte en un vicio caro. A la
pregunta de qué es lo que se siente, los consumidores coinciden en
señalar que se experimenta una sensación de felicidad, paz, sin
cansancio. Te permite estar de marcha toda la noche sin parar a
repostar. Paralelamente y a nivel físico, sobreviene el conocido
"golpe de calor" -de ahí el consumo indispensable de agua
mineral para evitar la deshidratación-, sequedad en la boca,
dilatación de pupilas y movimientos desorbitados al son de la música.
Luego está la otra cara de la moneda, los efectos residuales:
depresión, irritabilidad, anorexia o bulimia, fatiga, dolencias de
hígado o riñón, taquicardias, aumento de presión arterial,
temblores, náuseas, pánicos... todo ello entra dentro de la
experiencia de tener un "mal viaje". En junio de este año, un
joven de 14 años murió en Pineda del Mar (Barcelona) como consecuencia
de una parada cardiorespiratoria después de haber ingerido tres
pastillas de éxtasis. Con esta ya son ocho muertes oficiales, a
consecuencia de estas drogas de síntesis desde que se pusieron de moda
en nuestro país.
El éxtasis al igual que el resto de pastillas, se encuentra cada vez
más adulterado. Al principio una pirula podía contener entre
140 y 150 miligramos de MDMA (3,4 metilen-dioximetanfetamina). Hoy esto
es casi imposible de encontrar en su estado puro y suele venir
acompañado de lactosa, aspirina o cafeína. Pero lo peor es que cada
vez existen más laboratorios clandestinos que elaboran sus propias
pastillas compuestas por algún anfetamínico mezclado con aquaplast,
yeso, talco o incluso heroína. La influencia de estas extrañas mezclas
en el organismo es impredecible. La mayoría de sus efectos se detectan
a largo plazo. De momento, la lista de patologías derivadas de las
drogas de síntesis permanece abierta: fallos hepáticos, infartos de
miocardio, lesiones cerebrales y trastornos mentales.
Los
jóvenes son los primeros en asumir las novedades.
Este peligroso juego que ha creado en torno a sí una filosofía de
vida, cuenta con seguidores cada vez más jóvenes. La edad media del
inicio al consumo se sitúa en los 14,8 años.
El sociólogo Raimon Bonal de la Universidad de Barcelona está
convencido de que la droga para los jóvenes es una estrategia de
marginación social. "Mis estudios sobre la conducta del joven ante
este tema -explica el profesor Bonal- atribuyen el consumo de drogas
dentro de la cultura de la contestación. Las pastillas se convierten en
un billete para huir de un mundo absurdo, de unos padres que sólo crean
obligaciones, de una escuela disciplinada. Siempre ha existido un
conflicto generacional entre padres e hijos, pero ahora el tema es mucho
más profundo. Nada es producto de la casualidad". El Observatorio
Español sobre Drogas, en su Informe Nº3, recoge las motivaciones que
estos jóvenes argumentan para justificar su consumo. Un 46,1% responde
que por diversión. Un 39,5% busca sentir nuevas sensaciones y un 22,9%
sólo lo toma para bailar sin parar. Para el sociólogo Amando de Miguel
se trata de una mentalidad pueril. "Es una reacción del
adolescente para conseguir el placer ahora, de inmediato, como cuando
era pequeño y tenía todo a su alcance. Quizá consecuencia de una
educación permisiva donde siempre tuvieron todo aquello que se les
antojaba. Esto afecta a las personas más jóvenes y sobre todo a las
que no quieren crecer. Ahora es la moda de los estupefacientes, pero
también está el alcohol, el tabaco... todo viene a ser lo mismo,
¿no?". Ignacio Calderón incide en que lo más importante es el
diálogo con los jóvenes, "un auténtico diálogo, para que
entendiendo lo que les preocupa a ellos, podamos transmitirles lo que
nos preocupa a nosotros". Interesante, pero este tipo de
situaciones también ponen encima de la mesa un problema: no existe
diálogo entre padres e hijos. "Cuando en las encuestas -señala
Amando de Miguel- hemos preguntado a los jóvenes si se entienden con
sus padres, tanto unos como otros aseguran que sí. Yo en cambio creo
que como hablan poco, no tienen conflictos, que es distinto. No
coinciden en las horas de las comidas, ni los fines de semana, ni
nada... entonces cuándo van a hablar. Ambas partes están de acuerdo en
que no exista nada que rompa esa estabilidad". Este es precisamente
el enfoque de las últimas campañas de publicidad de la Fundación de
Ayuda contra la Drogadicción: padres e hijos que hablan al mismo tiempo
y no se escuchan, padres que desearían decir a sus hijos muchas cosas y
dejan pasar la ocasión pensando que otro día será.../
Mariló Hidalgo |
Para la
juventud de hoy, la noche no es lo que resta para terminar el día: es lo
que sustituye al día. A falta de poder hacerlo a diario, el 65% de los
jóvenes españoles, viven los fines de semana de noche, entre música y
luces de colores.
Los
jóvenes se han creado su propio universo, lejos de las reglas y
organizaciones de los adultos, de los horarios y las obligaciones. En este
mundo uno no se acuerda de que no tiene trabajo, de que depende de su
familia, de que el futuro lo tiene negro, de sus inseguridades. Los
jóvenes han robado una porción de espacio-tiempo y la han llenado de
música: es la noche. Viviendo en este lugar ficticio, no hay roces con
los adultos: cuando ellos duermen los jóvenes viven a tope; cuando
vuelven a casa a acostarse, los mayores se levantan; mientras éstos
trabajan, ellos duermen. Y en cuanto se levantan los jóvenes, comen algo
y se dedican a prepararse de nuevo para salir. Un alto porcentaje de los
jóvenes del país viven así los fines de semana, días de ocio y
vacaciones. Según el sociólogo Pedro González Blasco "Cada vez es
más frecuente volver al alba, produciendo una trasmutación del orden del
tiempo adulto, con lo que se crea un espacio privilegiado, algo propio y
casi mágico, de autorrealización, de socialización con el grupo de
iguales: la noche de los jóvenes". Según las estadísticas, se
puede decir que ocho de cada diez jóvenes salen por la noche los fines de
semana frecuentemente. Los que antes llegan a casa son los más jóvenes,
y los que acostumbran a estar fuera casi toda la noche son los jóvenes de
izquierdas, los menos o nada creyentes, agnósticos, ateos e indiferentes.
Los motivos para salir de noche que se exponen en el Informe Jóvenes
99 de la Fundación Santa María, se agrupan en tres coordenadas: se
hace algo diferente, con cierto misterio; se siente uno más libre; es un
tiempo propio de los jóvenes.
Y si algo es característico de la noche es la música, otra seña de
identidad, que en muchas ocasiones supone una forma de ver la vida, una
estética, un lenguaje típico y hasta un tipo de relaciones entre sus
miembros. Algunos sonidos incluso se asocian a una determinada tribu
urbana. En general la música ha respondido a una serie de necesidades en
el ser humano, como son la necesidad de detenerse y frenar el ritmo de la
vida cotidiana, la necesidad de evadirse y soñar, la necesidad de
equilibrar pequeñas frustraciones vitales, la necesidad de poesía y la
necesidad de expresión a través de las canciones de otros. Pero si esto
es lo general, en la actualidad los jóvenes la han convertido en sus
señas de identidad. Se puede escuchar en solitario y en cualquier lugar
-con ayuda de los recurridos auriculares-, pero sin duda cuando forma
parte de ese ritual de escucharla con los amigos, de noche, en semisombras,
con una copa en la mano... es cuando la música asciende a la categoría
de bandera de una generación. Pero, ¿por qué? A.M. Green en su estudio Adolescentes
y música tiene la respuesta: "En nuestro cuestionario había una
pregunta abierta: Di en algunas palabras lo que la música representa en
tu vida... Los términos citados mayormente son los siguientes: placer,
evasión, distracción, divertimento, pasar el tiempo, alegría,
identidad, identificación, independencia y comunicación. Es decir, los
términos indican que la música le permite a un adolescente emanciparse
de la influencia cotidiana de la familia y afirmarse con los
compañeros"./ Marta Iglesias |
Cada
vez existen más laboratorios clandestinos que elaboran sus propias
pastillas
mezclándolas con aquaplast, yeso, talco o incluso heroína.
FUSION OPINA
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Lo que
caracteriza a los jóvenes que inauguran el nuevo siglo es precisamente
que no tienen una característica común. No hay moldes que los unifiquen.
No hay definiciones sencillas. Como buenos hijos de su tiempo, son
producto de la mezcla, de la diversidad. Pero como a todas las
generaciones, les toca establecer un puente entre el pasado que les vio
nacer y el futuro que tienen que construir. Para eso poseen el arranque,
la fuerza, la decisión. Pero también deben conocer a sus enemigos. Deben
ser conscientes de que viven en una sociedad que potencia el conformismo,
el individualismo, la quietud. Que prefiere la inercia antes que el
movimiento, que se apoya en valores efímeros, que construye mitos a la
misma velocidad con que los destruye. Que propone mil vías para
adormecerse y dejarse llevar. Los jóvenes tienen dentro de sí todo lo
que necesitan, la rebeldía natural, el espíritu inquieto, para salir
adelante y caminar hacia el futuro.
Por eso, lo que debe preocuparnos es que el ruido de la sociedad que hemos
creado no silencie su inquietud, porque es la llave para la construcción
del futuro. ∆ |
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