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CORAZON AVENTURERO

ANTONIO PEREZ HENARES
Texto: Mariló Hidalgo /  Fotos cedidas por A.P. Henares

Antonio Pérez Henares

Enamorado de Telémaco, de las aventuras de Gulliver, del periplo castellano de Don Quijote o los libros de Thor Heyerdahl, el periodista Antonio Pérez Henares, decide cambiar corbata y traje por una indumentaria más cómoda: la de aventurero. De esta guisa se lanza en búsqueda de su sueño, conocer de cerca civilizaciones primigenias. Lugares donde el hombre y la naturaleza forman una sola cosa. En la actualidad alterna su labor periodística con el relato de los grandes viajes. Su última novela es Nublares. Una aventura ambientada en la prehistoria peninsular.

 

 

 

 

 

"Desde mi planteamiento de izquierdas pienso que la nueva izquierda que alumbrará el siglo XXI, será una izquierda teñida de verde, de solidaridad, de ONG, que recoja todos estos valores para que formen su columna vertebral"

 

 

 

A la entrada de la Cueva Nublares. Título de su última novela.

 

 

 

"Uno quiere soñar lo que sueña y al final se acaba contagiando de sus propios sentimientos"

 

 

 

 

 

"Valores como el sacrificio, la lealtad, la nobleza, el respeto por la naturaleza, es difícil encontrarlos en la sociedad capitalista occidental. Por ello los he incluido en mi libro a través de los distintos personajes"

 

 

 

 

 

"Tomé conciencia política desde muy joven y estuve vinculado a esa magnífica generación que supo luchar por la libertad y la democracia, cuestión de la que me siento orgulloso"


Sabía que era un enamorado de los viajes pero reconozco que me sorprende encontrármelo vestido de Tapioca. Horas después -me explica-, se unirá al recorrido que la "Ruta Quetzal" y su amigo Miguel de la Quadra-Salcedo, hacen por nuestro país. También me sorprende el recibimiento de Lord, su perro, como si me conociese de toda la vida.

Antonio Pérez Henares abandona su despacho después de diez años como director de Tribuna y retorna a sus raíces: la literatura y la naturaleza. "De esas dos pasiones han salido muchas de mis novelas, y desde luego la última, Nublares". Sin reloj y al ritmo de los amaneceres deja a un lado su corbata e inicia un viaje por todo el mundo en busca de civilizaciones primigenias. Confiesa que Africa ha sido su gran descubrimiento: "Allí hay algo especial que te embruja. Es el aliento de tu propio origen que ha enamorado a tantos viajeros". En estos momentos alterna su espíritu aventurero con el periodístico, que nunca ha dejado de lado. Le podemos ver por las mañanas en el "Primer Café" de Antena-3 TV, escuchar en "La Brújula" de Onda Cero o leer en el semanario Tribuna. ¿Más? Está preparando un libro de viajes que recoja "todos esos personajes con los que te cruzas en los caminos y que tienen experiencias maravillosas". Además, acaba de recibir una oferta para llevar al cine su última novela, Nublares: Una aventura de naturaleza, poder y sexo en la prehistoria peninsular.

-Leo en tu biografía que a los 15 años obtienes el 2º Premio Nacional de Literatura Juvenil. Luego el "Plaza Mayor" de París, el "Emilio Hurtado" de cuentos, el "Tigre Juan" de novela... todo un niño precoz. ¿Qué tenías que contar con tanta prisa?
-Nací en un pequeño pueblo de Guadalajara y desde que era niño me apasionó la literatura y por supuesto, escribir. Leí en una ocasión que Quevedo había escrito su nombre en el pupitre de su escuela, así que yo hice lo mismo y pensé: "algún día seré un escritor como él y todos sabrán que estudié aquí". También creo que contribuyó a esta vocación otra razón más física y es que yo era un niño gordito y muy tímido. Era acosado por el resto de los niños y me iba con frecuencia solo, al bosque a leer. La naturaleza y la literatura fueron mi refugio y también la fuente de inspiración para mis novelas.

-¿Cómo con esta vocación literaria tan temprana, decides luego estudiar Ciencias Políticas y Sociología?
-Es que yo también tomé conciencia política desde muy joven. Estuve vinculado a esa magnífica generación que supo luchar por la libertad y la democracia, cuestión de la que estoy orgulloso. A los 15 años ingresé en el Partido Comunista, a los 16 viajé a Francia para impregnarme del espíritu que por allí circulaba. Fui uno de los líderes juveniles en Guadalajara que luchó en aquellos difíciles momentos por la libertad. Siempre me importaron las gentes, los caminos y conocer otras ideas. Y me atrajo la política y el periodismo. Me da tristeza observar a generaciones posteriores pasotas, aborregadas, violentas sin saber por qué, consumistas como filosofía de vida. Sólo hay que mirar al fútbol, que se ha convertido en el único motivo de alegría y gozo de gran cantidad de gente. Eso es terrible y síntoma de que algo falla.

-Trabajaste diez años en el semanario Tribuna como director. ¿Por qué lo abandonaste?
-Bueno, ha sido un abandono a medias, sigo teniendo mi página. Quería hacer otras cosas, entraron nuevos empresarios que posiblemente querían dar otro rumbo y tomé la decisión. Una decisión meditada y de la que no me arrepiento en absoluto. En este momento también escribo para Rutas del Mundo, que pertenece a la misma editorial. Con ello quiero decir que hubo común acuerdo y en estos momentos las relaciones son buenas.

-Participas en distintas tertulias de radio y televisión. Esta fórmula cuenta con muchos detractores que las consideran instrumentos para manipular a la opinión pública, o lugares donde se convierten meras opiniones en verdades absolutas. ¿Crees que las tertulias sirven para algo?
-La radio española es según mi opinión, una de las mejores radios del mundo por su nivel, capacidad, audiencia masiva, etc. No sólo cumple el factor que ocupa la radio en el periodismo que es informar inmediatamente de la noticia, sino que en España se ha convertido en un foro de reflexión y de generación de opinión, donde se hace incluso columnismo. La tertulia ha existido siempre en la radio española y ha tenido, muchos seguidores. Luego, hay contertulios y contertulios. A mi me gusta participar y hacerlo del lado de la sensatez, cosa tan poco común hoy en día. Hay gente que se cree poseedora de la verdad absoluta y ombligo del mundo. Yo ese tipo de posturas no sólo no las comparto sino que me parecen ridículas.

-Te voy a sugerir unas imágenes y me dices tu opinión crítica al respecto. Ultima visita de Putin a España. Su recibimiento con honores de Jefe de Estado. Como telón de fondo, Chechenia.
-Mira, Gorbachov es el gran héroe de Occidente y sin embargo, es un hombre odiado por su pueblo. La antigua URSS era un país donde se vivía una situación de falta de libertad. Con Gorbachov dieron un salto ¿para mejor o para formar parte de otra satrapía de igual calibre, donde los rusos se convirtieron en los mendigos del mundo y de gran potencia pasaron a ser uno de los parias con 17 guerras civiles, miseria y mafias...? Creo que Putin pronto se convertirá en el malo de occidente porque restablecerá en gran medida el orgullo ruso, intentará enderezar el rumbo errático de un país gobernado por un borracho. Intentará que las aguas vuelvan a su cauce. Putin cuenta con todos mis respetos.
En lo referente a Chechenia creo que los occidentales somos un poco maniqueos. Nosotros hemos apoyado a los talibanes en Afganistán. Han creado el sistema más atroz y terrible donde más del 50% de su población son mujeres y viven en un sistema feudal de esclavitud. Frente a ello no hemos movido ni un dedo. Una guerra es algo atroz, pero para las dos partes. Tanto rusos como chechenos hacen atrocidades. Cuando miro esa guerra, no digo sólo "pobres chechenos aplastados por la maquinaria rusa". Veo el avance de ese integrismo checheno, prácticamente feudal, terrible en sus expresiones... tan terrible como la maquinaria del ejército ruso. Procuro ver todo este tipo de cuestiones procuro verlas desde los dos puntos de vista.

-Del periodismo saltamos a la literatura. Vamos a hablar de tu último libro, Nublares. ¿Por qué eliges la prehistoria como escenario para esta aventura?
-Porque es una época que recoge dos de mis pasiones: la naturaleza y el hombre. No hay momento donde el hombre sea más naturaleza que en el Paleolítico Superior. En esta época ya tenía orgullo porque podía caminar con poder sobre la tierra, sin miedo. Un clan de Cromagnon no era un grupo de tipos asustados. Eran más altos que nosotros, con una capacidad craneal como la del hombre actual, la misma inteligencia, gran potencia física y unas armas perfectas, que para contar con los medios que tenían, me atrevería a decir que hasta eran sofisticadas. La convivencia con su entorno no era pacífica pero eso no quiere decir que no fuese armónica con la naturaleza. Cuando el cazador neolítico mataba a sus presas, lo consideraba un regalo de la naturaleza y por ello estaba agradecido. Es curioso que una de las críticas que han hecho a mi novela fuese precisamente eso, que presentaba a un individuo muy parecido al hombre actual. Esas críticas ignoran que desde hace trece mil años para acá no ha pasado nada en el planeta. Nosotros llevamos en la tierra un soplo si lo comparamos con el conjunto de la prehistoria o simplemente con la historia de la vida. Todos nosotros descendemos de no más de quinientos o seiscientos individuos que un día salieron de las cercanías del Lago Turkana en Africa hace 160.000 años.

-Además de haber construido un relato muy bien documentado, navegas con la imaginación creando una historia llena de lucha por el poder y de pasiones encontradas.
-Y de aventuras... porque ahí vuelco mis mitos, los que siempre me han apasionado. En ese sentido, me alegro del resurgimiento de los grandes reportajes y novela de aventura que ahora se vive. No aguanto la nueva narrativa ombliguista: yo, mi, me y mi ombligo. Me gustan en cambio Manuel Rivas, Arturo Pérez-Reverte, Javier Reverte y lo que escriben todos mis amigos aventureros. Y si es novela hay que hablar de las dos únicas pasiones que a lo largo de la historia ha tenido el hombre y que aparecen en todas las obras de Shakespeare: el poder y el sexo. Esas pasiones que estaban de manera primigenia en Altamira y que también recojo en Nublares.

-En tu novela hablas mucho de valores que en aquellos momentos estaban muy marcados en el hombre y que en la sociedad actual parecen escasear. Hablo del sacrificio, la lealtad, la nobleza, el respeto por la naturaleza...
-Es difícil hallar eso en la sociedad capitalista occidental y en las sociedades desarrolladas, pero yo las he encontrado en otros lugares del planeta. Y como quiero que esos valores no desaparezcan, de alguna manera los he incluido en el libro a través de los distintos personajes. Es como un grito de ¡no olvidéis a la naturaleza!. Si observamos la sociedad en la que vivimos podemos ver cómo a medida que avanza, se vuelve más violenta. No sólo hacia otras especies, sino violenta hacia su propio entorno. El hombre ha logrado algo tan inaudito como la capacidad para destruir su propio planeta, su propia madre, la Tierra. Los arsenales que existen en este momento pueden hacer volar a la tierra, diez veces. Desde mi planteamiento de izquierdas pienso que la nueva izquierda que alumbrará el siglo XXI, será una izquierda teñida de verde, de solidaridad, de ONG, que recoja todos estos valores para que formen su columna vertebral.

-El sexo también está presente en tu historia. La pasión de los protagonistas, la naturalidad con la que los niños conocían todo lo relacionado con este tema... ¿Han cambiado muchas cosas desde entonces?
-La historia perfectamente se puede trasladar a nuestros días porque como te comenté, muy pocas cosas han cambiado. En cuanto al tema del sexo, creo que a medida en que ha avanzado la civilización se ha convertido en algo más sofisticado. Eso no tiene por qué ser obligatoriamente malo. Los latinos además, introdujeron el juego y eso en el terreno sexual es muy divertido, creo yo. Aquellos niños vivían en un medio natural y es que el sexo es natural, luego así lo conocían. No obstante ten en cuenta que este tema siempre ha tenido sus ritos y sus tabúes y es algo terriblemente complejo.

El periodista acompañado de su mejor amigo, Lord.

-A lo largo de tu libro describes paisajes, personajes, cómo cazaban, luchaban, pensaban... todo ello repleto de matices que consiguen transportar al lector, sin apenas darse cuenta al escenario de Nublares. Es como si en cierta forma hubieses estado allí hace miles de años.
-Es cierto. La historia se desarrolla en una cueva que existe al lado de mi pueblo, junto al río Bornova (Guadalajara), llamada Nublares. De frente se puede divisar una gran llanura, y a sus espaldas un gran bosque y una cadena de montañas. Ese lugar me acompañó muchas ocasiones y he de confesar que cada vez que voy por allí me recorre una especie de vibración que me hace pensar que en esa cueva hay algo mío. Uno quiere soñar lo que sueña y al final se acaba contagiando de sus propios sentimientos. ∆

 

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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