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TIEMPO DE REFLEXION

ANDRES ABERASTURI
Texto: Marta Iglesias / Fotos: J. M. López

Andrés Aberasturi

Este periodista que conquista al público con sus crónicas mantiene un programa radiofónico en RNE y realiza colaboraciones periodísticas. Recientemente ha presentado el libro Un Blanco Deslumbramiento, donde pone poesía a la historia de un niño paralítico cerebral, que es su propio hijo Cris.

 

 

Ahora el progreso consiste en poseer, en lugar de compartir, el progreso consiste en patentar en lugar de socializar..."

 

Andrés Aberasturi

 

"Hay que aprender a reflexionar frente a la tele, a ser críticos frente a la seducción de la imagen. Hablo de Gran Hermano y hablo de los informativos, que son tan peligrosos el uno como el otro"


- Para escribir "Un Blanco Deslumbramiento" utilizaste poesía. ¿Es éste el lenguaje del alma?
-Yo creo que son problemas subjetivos de cada uno, de cómo se enfrenta cada uno a la literatura o a la creación. Pero en este caso sí, realmente la poesía es donde los sentimientos van más desnudos, más directos, no hay vericuetos, es un poco la esencia de la creatividad. Las cosas más hondas se escriben en poesía, eso es indudable. Esto escrito en ensayo o de otra forma, hubiera sido otra historia que nada tendría que ver con ésta, aunque contara lo mismo.

-¿Por qué repites tantas veces eso de "yo ya soy muy mayor"?
-Yo ya he hecho todo lo que tenía que hacer y he dado de mí todo lo que tenía que dar. Ahora les toca a los jóvenes romperse el alma para triunfar o para salir adelante en la vida. Yo ya he cumplido con la vida y creo que bastante he hecho. Ahora me toca mirar la vida desde el retén y ver como pasa el pelotón.

-¿No tienes entonces proyectos próximos?
-No, no. ¿Qué proyectos voy a tener yo? Es absurdo. En el mundo en el que yo vivo no se tienen proyectos, se tiene un sueldo al mes y te nombran, te quitan, te echan o te aceptan, pero no voy a ir por la vida con una carpeta debajo del brazo ofreciendo programas a las televisiones. Llega un momento en que eso no se puede hacer, porque no funciona así la cosa. Son las televisiones las que quieren un tipo de programa y si coincides te llaman y si no coincides no te llaman. Uno no va vendiendo ideas geniales, sobre todo porque no las tengo.

-Escribes una columna semanal en una revista de programación televisiva. En este momento hay un montón de cadenas, pero ¿qué tipo de programa echas tú de menos?
-Pues el bueno, claro. Hay muy pocos programas buenos y están muy mal ubicados. Hay muy pocos programas buenos para mí: cuando diez millones de personas ven Gran Hermano, es un buen programa. La televisión no tiene por qué educar; eso que se está diciendo de la televisión formativa y demás me suena un poco a tufillo fascista. Hombre, conviene que no deforme, que no sea chabacana, ordinaria, que también hay bastantes ejemplos de eso. Lo que hay que aprender es a reflexionar frente a la tele, a ser críticos frente a la seducción de la imagen. Te hablo de Gran Hermano y te hablo de los informativos, que son tan peligrosos el uno como el otro, en todo caso.

-¿Dónde crees que reside el poder de los medios de comunicación?
-Yo creo que eso no es verdad, que es un mito que se maneja, y en un régimen de libertades mucho menos. Yo no creo que los medios de comunicación tengan tanto poder en sentido estricto. A mí me preocupa mucho más el poder que no veo, y que existe. El poder fáctico y esos poderes que maquinan y esas cosas. Los que están detrás.

-Dices que no te quieren en ningún medio porque eres conflictivo, ¿dónde reside tu conflictividad?
-Yo no me considero conflictivo, a ver si me han colgado el sambenito (risas). En todo caso, mi conflictividad reside en que tengo bastante claro lo que quiero y lo que no quiero, lo que estoy dispuesto a hacer y lo que no. Y entonces si hay algo que no me gusta pues lo digo y me voy. Eso parece que a las empresas no les termina de convencer, quieren gente que trague con todo, que lean todo lo que les mandan leer y todo eso. Yo no soy así, no he sido nunca así y no lo voy a hacer ahora. Pero seguramente no soy un buen presentador o un buen director de televisión y por eso no me llaman. Yo tengo mis propios criterios sobre las cosas y comprendo que la libertad de una cadena o de sus dueños tiene un espacio y mi libertad tiene otro, y cuando las dos libertades entran en conflicto pues yo me retiro y punto, pero no trago. Ése es mi gran problema. No soy de un lado ni de otro. Soy yo, y eso por lo visto en este país y en esta profesión es complicado. Estoy con lo que en cada momento quiero y ser independiente tiene un precio que vas pagando y que a fin de mes pasa factura.

-¿Qué cosas te rebelan o te cabrean?
-Muy pocas ya. Se pueden contar con los dedos. No sé, la humillación, los malos tratos de las mujeres, manchar la inocencia... la injusticia en todo caso. Pero solamente eso: la injusticia en todas sus formas.

-¿Qué te parece que un país como el nuestro, que vivió de la inmigración, cierre las puertas a los inmigrantes?
-Eso no es verdad. El problema no es de España, que no tiene ningún poder, y ahora mismo está obedeciendo las órdenes de Bruselas, que es donde se hace la política de inmigración. A mí lo que me parece espantoso es que en Europa todavía no sean capaces de entender que esto es un mundo único, que eso del Tercer Mundo y Cuarto Mundo son unos eufemismos que nos hemos inventado. El problema de España es que está donde está y me parece lamentable que nos toque el papel de policías. Yo siempre he estado en contra de unirme a esta historia donde han empezado a edificar toda la unidad europea por el euro, por lo económico, en lugar de hacerlo por la base. Yo no me puedo ir ni sustraer de todo esto, soy una víctima más de ese sistema, pero puedo luchar contra eso y escribir, que es lo que hago.

-¿Qué entiendes por progreso?
-El desarrollo del ser humano como individuo único y como miembro de una especie. El desarrollo de una persona y su enriquecimiento, lo mismo que entendían los clásicos. Está muy claro lo que es el progreso, el problema es que las interpretaciones que se van haciendo no son exactamente las teóricas. Ahora el progreso consiste en poseer, en lugar de compartir, el progreso consiste en patentar en lugar de socializar... ∆

 

Andrés Aberasturi con Miguel FernándezPalabras para un hijo
Un Blanco Deslumbramiento es el título del libro de Andrés Aberasturi que, según sus palabras, "es una especie de poema largo donde se habla de la historia de un crío con parálisis cerebral, que se divide en cuatro partes. La última parte es el momento actual en la relación de este crío con su entorno, con su familia, con su padre y su madre. Está basado en mi segundo hijo, Cris, que tiene parálisis cerebral". El libro fue presentado en varias ciudades del país a modo de recital-presentación. El compositor asturiano Miguel Fernández interpreta en directo la música, mientras Aberasturi lee fragmentos de su libro. Todos los fondos generados de la venta del libro y el CD, así como los derechos de autor van destinados a la Fundación Nido, dedicada a la asistencia y atención de paralíticos cerebrales. El balance para Aberasturi "en general ha sido muy positivo y la reacción de la gente ha sido muy buena. Alguien habrá conocido un poquito más lo que es este mundo, alguien se habrá sentido más tranquilo, más identificado con sus problemas, con los míos. Ha sido bonito". ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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