Hay
ciertas cosas sagradas para un italiano: la familia, la pasta al dente,
y por supuesto, el honor. Por eso un italiano nunca pronuncia la palabra Vendetta
(venganza) en vano, porque es el preludio de la tragedia. Cuando se pide Vendetta,
se pide muy en serio. Y Leo Bassi no bromea con estas cosas.
En
el centro de la diana tengo a los publicistas, y en segundo lugar a los
pijos.
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Mierda
de sociedad. Mierda de música. Mierda de modas. Mierda de perro. Mierda
de intelectuales. Mierda. En Vendetta, el último espectáculo de
Leo Bassi, se pierde la cuenta de las veces en las que se pronuncia la
palabra maldita. El "autor, actor, director y todo lo demás"
domina lo escatológico con conocimiento de causa, en un humor bruto que
ataca al estómago y el buen gusto. Habla de asco, esplende agresividad y
una ideología más que elaborada. Está embarcado en una cruzada personal
contra el "bienestar pijo". Se come excrementos de perro -esta
vez de verdad, dice- en el escenario, y le destroza la ropa al público
con unas tijeras. Lo quiere todo, menos la indiferencia. ¿Quién este
hombre que llena teatros?
-¿Qué pretendes con toda esa provocación?
-Mi intención es que la gente ría y a la vez despierte a través del
sentido del humor. Hoy en día el que sólo quiere hacer reír y hablar
sin hacer política, es un conservador. Porque hay muchas cosas que no van
bien en este mundo, y no se puede hacer reír sin ser consciente de lo que
pasa a tu alrededor.
-¿Sólo se puede provocar a través de la
agresividad?
-No, también se puede provocar poéticamente, o con los colores fuertes
de un cuadro. Yo no digo que la única provocación sea tirar huevos a
alguien. Pero cuando voy a ver una exposición de arte, si las cosas no me
provocan, si no me saltan a la cara, para mí están muertas. El arte que
no es provocación no existe.
-¿Cómo ha sido tu carrera artística?
-En el pasado vivía en una constante lucha y mi residencia era un coche.
Era la bohemia total. En estos últimos años estoy teniendo mucho éxito
y viajo por todo el mundo. Es diferente, pero sigo viviendo aventuras.
Antes cuando iba por la calle la policía me paraba para cualquier cosa
(ha sido detenido once veces). Ahora la policía y la guardia civil me
paran para pedirme un autógrafo. Esto es un verdadero éxito.
-¿Tienes un espíritu rebelde?
-Sí, y estoy muy orgulloso de ello. Pienso que mi función es arriesgar y
no me arrepiento; si tuviera que repetir mi vida lo haría igual. Pero aún
me siento más orgulloso de pensar en mi padre, mi abuelo y mi
tatarabuelo. Mi familia y yo llevamos ciento cuarenta años haciendo circo
y siendo payasos.
-¿Qué opinas de los payasos actuales?
-Opino que todos estos que salen en la televisión, como por ejemplo
Fofito, no son payasos, son una cosa muy rara. Los payasos verdaderos eran
anarquistas y también asustaban al público con una visión muy directa
de la vida. Creo que si mi abuelo pudiera verme actuar estaría contento,
porque sigo manteniendo la tradición.
-¿Qué quieres lograr con Vendetta?
-En este espectáculo doy unas pautas de referencia al público joven. Por
ejemplo, ¿quién ha dicho, quién intelectualmente ha hablado a los jóvenes
de esa locura de comprar cosas de marca? ¿Acaso algún partido político
se ha pronunciado? Creo que hemos dejado a la juventud en manos de los
publicistas, y esto es desastroso.
-¿Por qué el nombre de Vendetta?
-Cuando se vive una ofensa grave y en determinado momento estas hasta los
cojones, dices vendetta. Entonces se crea como una guerra santa donde
cualquier cosa que pasa ya no es razonable. Todo se convierte en una lucha
irracional a muerte y ése es el momento en el que me encuentro. En el
centro de la diana tengo a los publicistas, y en segundo lugar a los pijos.
-¿Por ello creaste el partido político HC (Hasta
los Cojones)?
-Sí, el HC es un partido único que consta de un solo miembro, que soy
yo. Nació como consecuencia de ver el conformismo de nuestra sociedad,
que deja que los publicistas manipulen nuestras vidas. Mientras tanto está
la pasividad sobre todo de la juventud, y de la chusma en general. Por eso
existe este partido político.
-Por eso es tan importante pensar.
-No se puede vivir sin pensar. Todas las actuaciones que he preparado han
sido muy pensadas antes. Adoro pensar, sentir que mi cabeza funciona, me
considero un hombre muy racional. Me da miedo la gente que no piensa, y he
conocido a mucha gente que vive de esta manera.
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