Antonio Escohotado es de
naturaleza curiosa y buscadora. Le encanta dejarse seducir por un buen
libro, viajar a mundos desconocidos, romper los límites de lo previsible
para dejarse en "la fragua del azar, que es la fragua de la
libertad".
Acaba de publicar Caos y Orden (Espasa) donde aporta una nueva
visión del mundo que nos rodea.
El caos
no es el "no orden" sino una variante de organización que no es
autoritaria, ni jerárquica. Tiene estructura de red, como el sistema
nervioso.
El campo
del saber humano es un sólo campo. No vamos a ningún sitio
compartimentándolo y llenando todo de expertos absolutos, que no son mas
que ignorantes absolutos.
Lo que en
esta vida me ha mantenido en una actitud de independencia es muchísimo
amor y curiosidad intelectual.
Toda
evolución va precedida de un proceso caótico. Si no hay apertura no
existe progreso.
Conviviendo
con la inercia del pasado, existe lo que algunos llaman sociedad-red. Una
sociedad que introduce nuevos valores sociales que chocan con las
jerarquías y el inmovilismo.
La
libertad nunca complacerá al controlista, al que declina el verbo creer o
el verbo salvar... palabras que tanto daño han hecho a la condición
humana.
Aún me
queda por experimentar mi naturaleza de patriarca. Poder disfrutar
contando historias bonitas a mis nietos. |
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Ha
vivido mucho contracorriente y se ha ganado el apelativo de "niño
malo", quizá por haberse mantenido tanto tiempo sin disimulo en el
vórtice de las más feroces polémicas. "Lo que me ha ayudado en
esta vida a mantener esa independencia es muchísimo amor y curiosidad
intelectual. No admito estancamientos porque a mí lo que me gusta es
conocer y eso nunca tiene fin. Si además cuando te metes de lleno en un
tema, te inclinas hacia aquellos que tienen más carga crítica o
sentimental, pues... ya está armada". Y es que Antonio para algunos,
es un especialista precisamente en eso, en armarla. "Trabajé en el
Banco de España en su asesoría jurídica. Dejé aquello -buen empleo,
buen sueldo, importante status- por irme de aventura, a descubrir otros
mundos, otros valores. Eso no gustó a mis amigos que nunca entendieron mi
decisión. Y es que mi necesidad va más por el terreno de la
investigación que por la acumulación de capital". Así comenzó su
aventura hippie en Ibiza donde se instala en una casita sin agua ni luz,
pero idónea para escribir y traducir más de cuarenta libros de
filosofía y política. En aquel tiempo Ibiza se mantenía bohemia y
libre, sin aglomeración de turistas, un perfecto entorno que le permite
bucear en el mundo de las drogas y explorar los efectos de éstas sobre la
mente humana. "Es más peligroso decir que la droga destruye, que
decir que enseña. La demonización funciona como promoción indirecta,
esto ya es algo muy viejo". Cuando considera que aquello no le aporta
nada más, regresa a Madrid con su mochila llena de experiencias. Este
licenciado en Derecho, Filosofía y Sociología, en la actualidad trabaja
como profesor Titular de la Universidad a Distancia (UNED), "soy
profesor Titular y no pienso pelear por la cátedra. Nunca me imaginé que
llegase a tan viejo, y tener tanta ilusión por continuar conociendo,
preguntándome cosas... y seguir queriendo".
Habíamos quedado en una cafetería cercana al Templo de Debod en
Madrid. Cuando llegué, él ya había pedido su vinito y unos cuantos
aperitivos especialidad de la casa. Vestía un conjunto vaquero que
coordinaba con su rebelde melena blanca -demasiado larga, me confiesa-, y
unas pequeñas gafas. Todo ello le da aspecto de progre, de profesor de
filosofía, de idealista de mayo del 68. Dicen que con la edad llega la
moderación; en el caso de Escohotado no es cierto. La vitalidad se
instaló en su vida y desde entonces no ha parado un solo instante.
Acaba de sorprender a todos con su libro "Caos y Orden", premio
Espasa de Ensayo. Han sido ocho años dedicados a la investigación para
concluir en una obra donde se enfrenta el orden tradicional de
investigación con otras formas de ver y entender el funcionamiento del
mundo. A esta nueva fórmula, él la llama Caos.
-Has titulado a tu obra "Caos y Orden" y no al revés como
proclamaban los griegos. ¿Por qué?
-El título original era La economía del Caos pero los de
la editorial me aconsejaron cambiar de título, ya que si me inclinaba por
ése, colocarían mi obra en el apartado de economía. No te puedes
imaginar hasta qué punto llegan a marcar el destino de una obra la
portada y el título. El libro habla de las limitaciones de la
planificación, las fronteras irrebasables de todo controlismo. El caos es
la variante más profunda, más sutil del orden. No es el no orden, sino
un orden que ya no es simplemente la orden. Es una variante de la
organización que ya no es autoritaria, no es jerárquica. Es reticular,
es decir con estructura de red, como el sistema nervioso.
-¿Qué elige una persona que decide comprar Caos y Orden?
-Elige un pensamiento adaptado a la complejidad, elige no optar
por ciencia o letras, por lo especializado o no especializado. Por
supuesto, se aleja del simplismo.
-Comentas en tu libro que en los últimos diez años no han existido
descubrimientos científicos importantes y que ahora los investigadores están
nerviosos porque no tienen temas para debatir. ¿A qué es debido esto?
-Esto que comentas ocurre principalmente en el campo de la física
fundamental, la física de partículas. En otros campos hay que reconocer
que han tenido lugar descubrimientos sensacionales que creo van a cambiar
para siempre la condición humana. En la física molecular creo que los
científicos canturrean por debajo eso de "miénteme mucho..."
Claro, han conseguido unas inversiones brutales para descubrir cosas
increíblemente lejanas del Universo y creo que por ahí no se va a
descubrir nada. Lo que había que descubrir se hizo hace muchos años,
pero como se sigue invirtiendo ahí pues siguen existiendo en ese campo
doctores y gentes muy cualificadas haciendo nada. Hay que cambiar de
puntos de vista. En el libro me he metido en física fundamental, en
matemáticas para demostrar que el campo del saber humano es un sólo
campo y que no vamos a ningún sitio compartimentándolo o separándolo y
llenando todo de expertos absolutos, cuando a la larga no son más que
ignorantes absolutos porque sólo conocen la partícula en la que trabajan
e ignoran el resto.
-Es cierto, te atreves a hablar de economía, filosofía,
matemáticas, física...
-Es un libro ambicioso que me ha llevado ocho años de
investigación intensa.
-Has dedicado dos capítulos al caos de la libertad. ¿Qué
relación guarda el caos con la libertad?
-Mucha. La libertad no es posible donde se asienta un principio de
previsión. La fragua del azar es la fragua de la libertad. La libertad
nunca complacerá al controlista, al que declina el verbo creer, el verbo
salvar... esos verbos que han hecho tanto daño a la condición humana y
tanto nos han aborregado y sometido. Comprendido el caos, en buena medida
gracias a los ordenadores como una forma más sutil de orden, el caos es
por una parte el aliado más inexcusable de la libertad y por otra, su
consecuencia, la prueba de que la libertad es una sustancia cósmica y
para empezar, la sustancia humana.
-Una de las teorías más atrevidas e innovadoras con las que se
cerró el pasado siglo fue -como explicas en el libro- la Teoría del
Caos. Aquello supuso un salto en las ideas y obligó a replantear muchas
de las cosas sabidas hasta el momento. ¿Se podría trazar un paralelismo
entre caos y progreso? ¿Toda evolución va precedida de un cierto proceso
caótico?
-Muy buena pregunta. Sí, incondicionalmente. Sí porque si no no
hay apertura y donde no hay apertura, no existe progreso, desarrollo.
Hemos pasado de una sociedad militarista, jerárquica, a una sociedad
comercial en términos generales. Existe una inercia de pasado: Al padre
le gusta que su hijo le obedezca a muerte; al hijo que su padre trabaje
como San José en vez de como alguien autónomo; a la madre pensar que
ella es la única digna y que el resto son medio rameras. Y por otro lado
existe lo que algunos llaman sociedad-red, una sociedad que introduce
nuevos valores sociales que chocan con las jerarquías y el inmovilismo.
Potencia al individuo.
-¿Cómo se potencia al individuo dentro de esa sociedad-red que
hablas?
-Porque esa unidad en red no es contrapuesta al individuo, sino
que precisamente cultiva la diferencia. Fíjate, nosotros estamos
compuestos por células. Cada célula tiene como centro a sí misma. Sin
embargo ¿cómo están relacionadas unas con otras? A través de varios
sistemas: nervioso, endocrino, inmunológico. Las conexiones son
totalmente reticulares, no son jerárquicas. En una red no sabes cuál es
el centro, lo único que existen son distintos nudos. Pues esto mismo
ocurre con la organización de los seres vivos. La clave de la Teoría del
Caos es reconocer que el Universo no está muerto porque se había matado
para que pudiese vivir Dios. Sólo al morir Dios ha resucitado el
Universo. Ni siquiera un grifo que gotea lo hace de forma regular aunque
nosotros lo sometamos a fórmulas matemáticas. Romper con el principio de
inercia es lo esencial en la teoría del caos que llevado a todos los
campos tiene unas repercusiones tremendas, por ello he intentado definirlo
como el Caos de la Libertad.
-¿Por qué en el transcurso de nuestra vida, cuando se introduce un
elemento innovador, se tiende rápidamente a corregirlo para que todo
vuelva a al orden anterior?
-Se intenta pero se consigue difícilmente. El orden de nuestro
mundo -por ejemplo la meteorología o la política- no es un orden de
péndulo de Galileo que sube igual a cada lado porque oscila en un
perfecto vacío. Nuestro orden es por fluctuaciones y esas fluctuaciones
son en principio vuelos aleatorios.
-Debe de ser difícil elaborar un libro como Caos y Orden
y además hacerlo con un lenguaje asequible al entendimiento de profanos.
-Te confieso que es lo que más me ha costado. Decidí traducir
todo hasta el punto de que cualquiera pudiese entender todo lo que tenemos
delante de nuestras narices y pudiese ver las cosas de otra manera.
-Te han colgado el cartel de disidente, niño malo...
-...anarquista de derechas, libertario... y yo qué se cuántas
cosas. Huyo de las etiquetas porque es una forma de encasillar las cosas.
-Y dada tu trayectoria, ¿crees que sólo a través de este tipo de
posturas se puede llegar a la reflexión?
-Yo creo que no. Lo que en esta vida me ha mantenido en una
actitud de independencia es muchísimo amor y curiosidad intelectual. No
admito estancamientos porque a mí lo que me gusta es estudiar y conocer.
Eso no tiene fin.
Escohotado
se ha pronunciado siempre a favor de la legalización de las drogas.
Considera que esta medida acabaría con el tráfico y el consumo
indiscriminado que tantas vidas se ha cobrado. En casi todas las
entrevistas le preguntan por lo mismo esperando que después de tanto
tiempo, el profesor haya cambiado de idea. Me confiesa que el tema le
acaba aburriendo. El investiga, no es ninguna atracción.
-Hace muy poco, un grupo de investigadores españoles aseguraba que
el principio activo del hachís curaba el cáncer cerebral en las ratas.
¿Qué más cosas curan las drogas?
-Cura mucho, pero sobre todo el miedo humano. Ayuda al ser humano
a conocer mejor los complejos pliegues de su alma, conocer dónde tiene
sus debilidades, sus fuerzas... creo que las drogas tienen un gran futuro.
Una humanidad hipertecnológica como la que vivimos es inconcebible si no
se producen progresos comparables en la síntesis de drogas que por lo
demás se está produciendo ya. Es increíble el altísimo nivel que ha
alcanzado ya la psicofarmacología. Lo que ocurre es que como aún el
99.9% es ilegal, pues tardará mucho en entrar en el mercado. A mí me
sigue interesando consumir drogas y descubrir sus efectos en la mente
humana. Mi propia actitud intelectualista en este campo hace que no me
quede mucho tiempo en ninguna de ellas. El alcohol, por ejemplo, es la
droga más cordial que hay: Contribuye a comprenderte con la otra persona,
romper desconfianzas, las barreras normales, los recelos. Todo lo que te
hace suponer cosas... se derrumba. Sale el lado más cordial, el sí
en el ser humano.
Se
oye un claxon que suena y suena con insistencia. Escohotado cae en la
cuenta de que tiene su Golf en doble fila. Coge las llaves, se disculpa y
aprovecha el sitio que queda libre para aparcar el coche. El intermedio lo
utilizamos para cambiar de tema.
-¿Cuánto tiempo dedicas a hablar con el hombre que llevas dentro?
-Mucho, sobre todo cuando me despierto. Soy de naturaleza
draculina y amanezco con muy poca energía. Poco a poco me voy recargando.
En ese tiempo dialogo mucho conmigo de forma muy crítica: qué me falta,
lo que ya no voy a tener... Mantengo un diálogo sobre los límites y las
denuncias.
-¿Qué es lo que más te atrae del futuro?
-Lo abierto que está.
-¿Qué has sido capaz de hacer por mantener tu independencia?
-Un par de años en la cárcel.
-Has sabido sacarle jugo a la vida. Has experimentado -según
comentas- muchas cosas, ¿qué te queda por gozar de este mundo
maravilloso?
-Mi naturaleza de patriarca. Hay que ver la cantidad de hijos que
he tenido -siete- y aún no puedo disfrutar contando historias bonitas a
mis nietos. Eso me pone furioso. He llegado a pensar que sus
espermatozoides son más perezosos que los míos.
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