Revista Fusión

 Subscripción RSS

FUSION también eres tú,  por eso nos interesan tus opiniones,  tus reflexiones y tu colaboración  para construir un  mundo mejor

Recibe nuestras noticias en tu correo

 


 

La sociedad española salió a la calle y pidió al gobierno que no impidiese la aprobación de la nueva Ley, que milagrosamente había conseguido poner de acuerdo a todos los partidos.

NUEVA LEY DE EXTRANJERÍA

ABRE LA MURALLA
Texto: Carolina Fernández / Fotos: M.A. Oliva


Las organizaciones sociales confían en que esta nueva Ley mejore la situación de los inmigrantes en España. "Queda mucho por hacer. Ahora es cuando hay que empezar a trabajar para darle vida a ese texto legal" (ATIME)E
l gobierno no daba un duro por la nueva ley. Por eso no se preocupó demasiado cuando se formó la Comisión Institucional, compuesta por un miembro de cada partido con representación parlamentaria, que trabajaron durante dieciocho meses para tratar de llegar a un acuerdo. Pero lo cierto es que, para sorpresa de muchos, las horas de negociaciones dieron sus frutos, y finalmente se elaboró un texto que reunía las aspiraciones de todos los grupos, incluido el Partido Popular. Sobre la mesa, un proyecto de ley abierto y renovador. Las organizaciones sociales botaban de alegría ante la perspectiva de jubilar la antigua ley, nacida con la clara intención de "hacerle la vida imposible" al inmigrante. Pero la ilusión se ensombreció pronto, cuando desde el ejecutivo se puso la zancadilla al proyecto, tratando de frenarlo a su paso por el Senado. El Ministerio del Interior se hizo con el timón del barco y a última hora presentó más de 80 enmiendas que introducían modificaciones importantes en el espíritu de la ley.
Finalmente el pasado 22 de diciembre el Congreso rechazaba las enmiendas a la Ley de Extranjería que había introducido el Senado, lo que significa que definitivamente el BOE recogerá el texto que no gustaba al Gobierno, con la amenaza de que éste intentará modificarlo en la próxima legislatura si el PP gana las elecciones.

Dicen que en España el estallido racista es sólo cuestión de tiempo, que cuando aumente el número de extranjeros, aumentará el rechazo. Hay que contraatacar con la educación.
Foto: Fer.

Hay que abrir las puertas. Y hay que hacerlo ya. Esa es la conclusión que se desprende del reciente informe preliminar de la ONU sobre migraciones.
Hoy nuestra tasa de natalidad es la más baja del mundo, con 1,07 hijos por mujer en edad fértil, y nos advierten que si seguimos escatimando tanto nuestra descendencia tendremos problemas para mantener nuestro actual sistema de vida. La población activa no será capaz de mantener a una sociedad tan envejecida. Calculan que a mediados del próximo siglo cada 1,4 personas activas tendrán que mantener a un jubilado. Esta proporción acarrearía un gravísimo coste social y nuestra situación se convertiría en la más desfavorable de Europa, ya que el ideal que se baraja es el de cuatro personas activas por cada jubilado.
Una de las posibles soluciones que se barajan para esquivar esta eventual hecatombe en el sistema de pensiones sería levantar los cerrojos y abrir las puertas a los trabajadores extranjeros que se establezcan y desarrollen aquí su actividad laboral, que tengan derechos como ciudadanos españoles, y por supuesto, que contribuyan con su granito de arena a llenar las arcas del fisco.

Dentro de unos tres años se calcula que alrededor de un millón y medio de extranjeros vivirán y trabajarán en nuestro país. Por razones históricas, los españoles no estamos acostumbrados a la convivencia multirracial, mucho más habitual en otros países de europa. Los sociólogos, los políticos, los observadores se hacen la pregunta del millón: ¿estamos preparados para la mezcla o vamos a responder con intolerancia? Se calcula que en los próximos años el número de extranjeros en nuestro país aumentará considerablemente. ¿Estamos preparados para convivir con otras culturas?Será un examen para nuestra apertura. Los pronósticos no son esperanzadores, dada la cantidad de episodios racistas que se registran en relación con el reducido número de extranjeros que viven dentro de nuestras fronteras. Se augura que si no se contraataca desde las bases de la educación, el estallido racista será sólo cuestión de tiempo y de cantidad.

La inmigración es un fenómeno inevitable. La represión policial no servirá para detener un flujo de personas que crece cada día que pasa. Las sofisticadas alambradas fronterizas, equipadas con unidades móviles y cámaras de vídeo, construídas en Ceuta con dinero de le UE, no servirán para detener la avalancha. Hay que ampliar miras para que el fenómeno empiece a analizarse conjuntamente con los países receptores, que pueda organizarse y atender a los intereses de todas las partes.

   

   
INDICE:   Editorial Nacional, Internacional, Entrevistas, Reportajes, Actualidad
SERVICIOS:   Suscríbete, Suscripción RSS
ESCRÍBENOS:   Publicidad, Contacta con nosotros
CONOCE FUSION:   Qué es FUSION, Han pasado por FUSION, Quince años de andadura

 
Revista Fusión.
I  Aviso Legal  I  Política de privacidad 
Última revisión: abril 07, 2011. 
FA