Foto: Valvanera
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LUIS PANCORBO
CONOCER MUNDO
Se inició como periodista, y fue el primer viajero español en
pisar el Polo Sur. Le siguió un trabajo como corresponsal de RTVE en Italia y en Suecia,
pero su meta era grabar una serie documental sobre las etnias del planeta. Así nació
"Otros Pueblos", de la que se han emitido hasta el día de hoy 74 capítulos, y
que ha sido recientemente adquirida por National Geographic.
Texto: Marta
Iglesias / Fotos: Luis Pancorbo
Con este historial a sus espaldas es difícil encuadrarle: ¿periodista, viajero,
antropólogo, aventurero...? "Bueno, lo metemos en un cóctel, lo batimos y sale
probablemente alguien que se me parece", afirma Luis Pancorbo mientras se ríe.
-¿Conservan
los pueblos de la tierra una raíz común?
-Hay una identidad básica en la humanidad que se refleja en algunos puntos
que se comparten: el amor o el respeto por la vida, el sentido familiar..., más
complicadas serían otras cuestiones como el incesto o el canibalismo. Pero por ejemplo, a
nivel general hay una cierta sensación de que matar no está bien. Es más que
sensación, es eso que se llama ley natural. Y si algunos se separan de eso por
razones de sus tradiciones y de sus ritos, son conscientes de que están vulnerando el
principio básico de la humanidad. No es un acto que se comete sin remordimiento, sin
consecuencias. Esa es una raya que separa a la humanidad de los irracionales.
-¿Qué cuenta tenemos pendiente con los indígenas del
planeta?
-Les debemos un saldo muy grande. En primer lugar porque nuestro bienestar,
nuestra riqueza deriva del colonialismo que hubo hasta bien entrado el siglo XX. Y éste
todavía continúa bajo un aspecto neocolonialista, aún cuando se llame globalización o
pensamiento único, mediante el cual unos países siguen prosperando a expensas de otros
menos desarrollados. Pero finalmente en el último peldaño de la escala nos
encontraríamos a las poblaciones más tribales que tienen menos recursos para defenderse.
Cuando en sus territorios ancestrales hay petróleo, maderas, oro... pues no sólo no
participan en esa riqueza sino que les destruyen los hábitats y a veces sufren graves
consecuencias.
-Una
persona como tú, que sabe que todas sus creencias son fruto de su cultura, ¿en qué
cree?
-Bueno yo no me implico, si tuviera que implicarme en las creencias de todos
los pueblos que he conocido, en estos momentos sería ya incapaz de descubrir el bien y el
mal. Por lo tanto en eso sí que tengo un cierto acercamiento antropológico, trato de ser
un observador participante. No creo que existan verdades supermayúsculas.
-¿Compartes la idea de que el futuro pasa por la fusión
de pueblos y culturas?
-Eso sí, porque yo -ni nadie que trabaje en estos temas y sea decente en
ese aspecto- no soy partidario de recluir a las poblaciones en zoos para deleite de
antropólogos y de reporteros que ven cosas muy primitivas en ellos. Y mucho menos en esta
época. Esa gente muchas veces necesita medicinas, educación, y por lo tanto hay
transformaciones y cambios. Por otro lado veo que una de las mejores recetas para prevenir
los males del racismo es el mestizaje, la fusión de la gente. Y eso lo veo absolutamente
positivo.
-¿Estamos realmente tan
alejados unos pueblos de otros o simplemente son cuestiones culturales las que nos
separan?
-Las mayores barreras son culturales. Tú puedes cruzar los Pirineos en unas
horas, pero al llegar a Francia hay una lengua que separa un pueblo de otro y que ha sido
acuñada a lo largo de milenios. En sí misma la lengua es una diferencia, y a partir de
ella hay otras más. Las religiones, por ejemplo, realmente separan más que unen.
-¿Por qué crees que tu serie "Otros Pueblos"
interesó tanto a National Geographic para llegar a comprarla?
-Eso ha sido un gran honor. Es difícil para mí decirlo, pero a lo mejor
han visto ciertos criterios de objetividad, un trabajo continuado a lo largo del tiempo y
haber encontrado temas bonitos e interesantes. Por lo tanto es un privilegio para mí que
lo difundan en los EEUU.
-¿Entiendes la vida sin viajar?
-Eso ya no. Porque "Viajar es vivir" como decía Andersen, ese
escritor de cuentos que también publicó libros de viajes. La frase evoca que alguien
puede dedicar su vida a viajar a menudo.
-Una curiosidad: ¿cuánto tiempo aguantas en casa sin
hacer al menos un pequeño viaje?
-Poco: dos o tres meses. A los tres meses si no encuentro trabajo por algún
motivo, me monto yo un viaje. Vamos, que intento por todos los medios ir a Barajas.
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