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PENSAMIENTO CRITICO

JOSE MARIA DIEZ-ALEGRIA TEOLOGO Y ESCRITOR
Texto y fotos: Lupercio González.


Sus escritos, sus análisis y su interpretación de los fundamentos en que debe basarse la Iglesia, han levantado mucha polémica dentro de los sectores más conservadores de la jerarquía eclesial.

 

 

 

 

"A través de los siglos la Iglesia no se ha fiado de la fuerza del amor y ha insistido demasiado en el miedo al infierno, en el temor al Dios castigador"

 

 

 

 

"En términos sociológicos, la Iglesia funcionaba como una empresa de producción y distribución de productos espirituales y los seglares, laicos y laicas, eran el público consumidor"

 

 

 

 

"Un budista que sea un santo, realmente está más cerca de Dios que un Papa que sea buena persona e incluso buen cristiano, pero un tanto soberbio y afanoso de poder"

 

 

 

 

"Y o creo que la discriminación de la mujer es una cosa en que la Iglesia está empecinada. Como está también empecinada la Iglesia latina en el celibato obligatorio del clero"

 

 

 

 

"Las Iglesias, todas, para unirnos, lo que necesitamos es una tremenda cura de humildad"

 

 

 

 

"La Iglesia católica ha secuestrado un poco a Jesús, en el sentido de vestirse ella con: ‘Yo soy el cuerpo místico de Cristo’ "

 

 

 

 

"Las estructuras de la Iglesia no se pueden considerar una cosa absolutamente inmutable"

 

 

 

 

"Nuestra entrega incondicional es a Jesús, no a las estructuras de la Iglesia"


JOSE MARIA DIEZ-ALEGRIA

A este teólogo asturiano le gustan las cosas sencillas. No está de acuerdo con las tesis de la jerarquía eclesiástica que defiende al catolicismo como única religión verdadera. Esto le ha llevado a suscribir el manifiesto firmado por 73 de los mejores teólogos de 15 países contra la declaración papal "Dominus Iesus" que adopta esta postura.

-¿Cuáles son las razones para oponerse a la declaración Dominus Iesus del cardenal Joseph Ratzinger?
-
Para el creyente cristiano, su foco y su centro es Jesús de Nazaret, el real de la historia, el que resucitó. Nosotros, como creyentes, somos conscientes de esa resurrección, de ese ir al Dios misterioso al que Jesús llamaba Padre, pues es un misterio inabarcable. Y para encontrar el camino tenemos que fijarnos en el Jesús hombre, que precisamente vino a revelarnos al Padre, porque como era hombre podíamos verlo. El mensaje de Jesús fue el del Reino de Dios, y el Reino de Dios, como Jesús lo anunciaba y lo sentía, era una buena noticia para los pobres.

-¿Por qué para los pobres?
-
Porque era un Dios solidario con los oprimidos, con los pobres; un Dios que clama por la justicia, que tenía ese anuncio del amor, no solamente a los amigos sino a los enemigos. Esa capacidad de perdón, de responder al mal con el bien. Otra cosa es cómo se fueron formando las comunidades creyentes y cómo se fueron levantando sobre ellas las estructuras de la Iglesia. Pero las estructuras de la iglesia no se pueden considerar una cosa absolutamente inmutable. Por lo tanto, nosotros, sin separar nunca a Jesús de la iglesia, decimos: nuestra entrega incondicional es a Jesús, no a las estructuras de la Iglesia. Por ahí va la cosa.

-Entonces la Iglesia actual, ¿qué tiene que ver ahora con el mensaje de Jesús?
-
Yo creo que las iglesias, todas, para unirnos, lo que necesitamos es una tremenda cura de humildad. Porque la Iglesia católica, quizás la que más, ha secuestrado un poco a Jesús, en el sentido de vestirse con: "Yo soy el cuerpo místico de Cristo". Y ahí aparece la idea esa de que Cristo es la cabeza y que nosotros para recibir el influjo de la cabeza tenemos que insertarnos en el cuerpo. Pero esa idea, como todas, son ideas simbólicas, y que bien entendidas tienen ciertas ambigüedades. Entonces, hay que propugnar que los padres de la Iglesia de los primeros siglos, para intentar explicar esto que yo estoy queriendo decir, llamaban a la Iglesia "la casta prostituta", una paradoja. "La casta puta", diríamos con lenguaje más familiar. Y con eso querían expresar que por una parte es la esposa de Cristo, pero es una esposa infiel. Es exactamente lo que yo he tratado de decir.

-¿Qué se puede hacer al respecto?
-
Cada uno de los cristianos primero, luego nuestras pequeñas comunidades y después las estructuras; todo eso necesita mucha conversión y es muy difícil el cambio, porque no se puede hacer en un día. Yo propondría como primer paso, una enorme cura de humildad. Las autoridades eclesiásticas, sobre todo el Papa, nunca debían hablar como maestros ni a sus fieles, ni mucho menos a la sociedad plural, laica, porque en primer lugar, el testimonio que dan de las cosas evangélicas, sobre todo a gente que no tiene fe, lo tienen que dar con un gran respeto, y comprender de que no pueden verlo como nosotros. Han de buscar elementos comunes que hagan posible un diálogo.

-¿En qué tiene que cambiar la Iglesia?
-
En primer lugar, en la humildad. Por ejemplo, frente a la sociedad en general no debe presentarse como una persona moral o como una institución que posee la verdad y que por lo tanto puede decir: esto es lo que hay que pensar. Ya no se puede hacer como en la época de la inquisición, o en la época de la confesionalidad de los estados, pero todavía pretende, de una manera más indirecta, presionar para que eso se haga.

-¿Por ejemplo?
-
Cuando en aquella reunión mundial del Cairo para los problemas de sanidad y demás, había un representante del Vaticano, más bien del Estado del Vaticano, que es una cosa minúscula, casi artificial. Y allí, que se trataban cuestiones referentes al aborto, a los anticonceptivos, ellos trataban de imponer eso. En primer lugar, no son cosas de fe, son doctrina de la Iglesia, y la Iglesia en los foros internacionales, en discusiones que tocan a lo político e incluso a lo social, no debe presentarse nunca como una autoridad, sino como un dialogante, un elemento importante de la sociedad que expresa sus opiniones y que trata de ejercer su influjo. Pero claro, los obispos y sobre todo el Papa tienen tan metido que toda la humanidad tiene que ser cristiana... Pero oiga, que esta gente no es creyente, y si creen en Dios, no son creyentes en Dios en la línea cristiana o católica. Ahí tiene que haber un cambio fundamental hacia fuera.

-¿Y hacia dentro?
-
Está el problema de la relación entre clero y laicos, obispos y clero, Papa y obispos. Entre clero y laicos, en la Iglesia, todo lo tiene que decir el clero, todo lo tiene que hacer el clero. Yo, hablando humorísticamente en un librito que publiqué hace años, decía que en términos sociológicos, la Iglesia funcionaba como una empresa de producción y distribución de productos espirituales. Los seglares, laicos y laicas, serían el público consumidor.

-La Iglesia, ¿una multinacional del espíritu?
-
Sí, sí. Ya lo ha dicho algún gran teólogo contemporáneo, que la Iglesia católica ha pretendido profesionalizar al clero, de tal manera que tenga dependencia total de la jerarquía. Este mismo teólogo dice que las grandes Iglesias, y se refiere a la católica, han adquirido una estructura de una complicación tal que exige una base económica muy fuerte, y aunque ellos, por su orientación del evangelio, quieren estar con los pobres, y de alguna manera lo están, están ligados estructuralmente a los intereses de los ricos.

-Usted manifiesta que el salvador es Jesús, no la Iglesia. Entonces los que siguen a Buda, Krishna, Mahoma... ¿no se salvarían?
-
No, no. Jesús es el Hijo de Dios que vino a la Tierra para redimir a la humanidad, es el mediador universal de todos los hombres para la salvación, o sea, el salvador universal. La manera con la que Jesús salva a la gente es que ésta tenga fe en El. En la teología católica siempre el Espíritu Santo se personifica en que Dios es amor y con esto le indico en qué me distancio mucho de ese documento de Ratzinger.

-¿Pero cómo actúa ese Espíritu Santo?
-
El espíritu santo obra en los corazones de la gente, obra siempre en función del amor de Cristo, aunque tú no lo conozcas ni sepas que existió. O sea, admitimos la universalidad de la mediación de Cristo en el orden misterioso de Dios que actúa por el Espíritu Santo, pero no lo admitimos en un sentido histórico fenoménico como la única vía de salvación. Un budista que sea un santo, realmente está más cerca de Dios que un Papa que sea buena persona e incluso buen cristiano, pero un tanto soberbio y afanoso de poder.

-¿Por qué nadie, ni siquiera la Iglesia, menciona el aspecto Padre, que para Jesús era de vital importancia?
-
A través de los siglos la Iglesia no se ha fiado de la fuerza del amor y ha insistido demasiado en el miedo al infierno, en el temor al Dios castigador, etc. Entonces nunca ha negado que Dios es nuestro Padre, pero nos lo ha presentado de esta manera. Al Padre de misericordia, en el cual insistía Jesús de una manera tremenda, la Iglesia le ha tenido miedo. Jesús, cuando se refería al Padre lo hacía con la palabra aramea: Abba, que es como expresión infantil de amor a un Padre, y por lo tanto yo diría que a un Padre muy materno.

-Dentro de la Iglesia a la mujer se la ha utilizado para todo y ha jugado un papel fundamental, pero sin embargo no puede acceder a los estamentos de poder. ¿Por qué?
-
El Papa actual, en un documento, no dogmático, aunque ellos tienden a considerar dogmático todo lo que dicen, hizo unas exaltaciones, y yo creo que sentidas, de las grandezas y de las maravillas de la mujer, para al final decir que ellas no pueden acceder de ninguna manera al sacerdocio. Y eso no tiene fundamento ninguno. Yo creo que la discriminación de la mujer es una cosa en que la Iglesia está empecinada. Como está también empecinada la Iglesia latina en el celibato obligatorio del clero, lo cual crea unas dificultades tremendas. En América latina, en Brasil por ejemplo, hay religiosas que están llevando la actividad parroquial muchas veces, y no pueden hacer la eucaristía. Absurdo. Jesús en esto de las mujeres, evidentemente fue un revolucionario, como en muchas cosas.

-Tal como está este planeta, con problemas de toda índole en la sociedad, ¿tiene alguna esperanza esta humanidad?
-
Hombre, yo por principio, por mi carácter humano y por mi modo de vivir y de entender la fe, tengo un fondo de esperanza y no de desesperación, ahora bien como es en el plano de la fe, es una esperanza fundada en el misterio de Dios. Mi esperanza cristiana se funda en que la historia de la humanidad no está encerrada en los límites cósmicos de nuestro espacio tiempo. Mantengo una humildísima esperanza, que ya la tuvo el primer gran teólogo cristiano, Orígenes, quien creía que al final Dios nos salvaría a todos. ¿Cómo? No lo sé.

-¿Cómo han beatificado a dos Papas tan antagónicos como Juan XXIII y Pío IX?
-
Han dado largas a la beatificación del Papa Juan XXIII, pero la admiración de tanta gente, que sigue perdurando después de su muerte, les ha llevado a beatificarle. ¿Qué han hecho? Pues como lo que llamaríamos el espíritu de Juan XXIII no les satisface, han cogido a un Papa -Pío IX- que representa lo opuesto al espíritu de Juan XXIII para beatificarlos a la vez. Y el Papa dijo en la homilía: "Cuando se beatifica a uno son sus virtudes personales, no lo que él pudo hacer en otros planos". Era una manera de decir que cuando beatificamos a Juan XXIII, no beatificamos al espíritu del concilio. Esto es una torpeza y una equivocación. Han hecho una jugada mal hecha, y eso es feo. ∆

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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