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EL ARBOL DEL BUHO

 

 

 

 

Con inteligencia los comportamientos cambiarán, no lo dudo, y los hombres, los machos, comprenderán que este nuevo milenio es el de lo femenino, de la unidad entre hombres y mujeres y que ahora le toca a la mujer ocupar su lugar.

 

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AHORA SI, FELIZ MILENIO

POR ELENA G. GOMEZ

La especie humana es, entre muchas otras cosas, original, y no debería extrañarnos si dentro de algunos siglos se nos recuerda como aquellos hombres primitivos que celebraron el cambio de milenio dos veces.
A mí, qué quieren que les diga, me da pena.
Pero, pensándolo bien, en un mundo donde todo funciona al revés, donde lo importante no importa a nadie, donde lo intrascendental ocupa la mayor parte del tiempo, y sobre todo, donde nadie se pone de acuerdo en nada, tal vez lo más lógico sea eso, que tengamos dos cambios de milenio. Vamos que pa chulos nosotros.
Pero bueno, nos acercamos a la Navidad, a los buenos propósitos, a ese tiempo en el que no queda bien discutir y mucho menos por algo tan poco serio como si empezamos o no el nuevo milenio, que al fin y al cabo tampoco importa a nadie, porque no se nota en nada, y además se convirtió, como todo, en un juego comercial, superficial e intrascendente.
Pero yo les confieso que seré una de esos que celebran el cambio de milenio este año, rodeada de buenos, muy buenos amigos, y con un deseo, porque empezar un año sin deseos no es nada bueno, pero ¿se imaginan empezar un milenio sin un buen propósito?
Así que me puse a darle vueltas a mi mente en busca de un deseo adecuado y empecé a deshojar una margarita imaginaria...

El primer pétalo que quité fue el de "Paz para todo el Mundo". Las razones son evidentes: el hombre lleva haciendo la guerra desde la época de las cavernas, aunque ahora algunos las disfracen con el nombre de guerras inteligentes, que de inteligentes no tienen nada, porque luego resulta que todo son errores de cálculo con los que se cargan sin querer a montones de civiles que no estaban, dicen, entre sus objetivos. Las guerras fueron, son y serán la consecuencia del egoísmo y la ignorancia humana. Pero sobre todo, no nos engañemos, las guerras no cesarán porque son uno de los mayores negocios de este planeta y dudo mucho, dudo demasiado, que alguien tenga realmente intención de solucionarlo, cuando los presupuestos de todos los países dedican la mayor cantidad de dinero para esta partida. Vamos, que no están las cosas para desperdiciar un deseo.
El segundo pétalo que le quité a mi margarita mental es ese que pone "Felicidad para todos". ¿Por qué?, porque es materialmente imposible. Por ejemplo, imagínense a un gato que está tratando de atrapar a un ratón. Si la felicidad para el gato es comerse al ratón y para el ratón escaparse del gato, ¿cómo puedo hacerles felices a los dos? Y si en esta sociedad hay unos cuantos gatos que están tratando de zamparse a muchos ratones ¿cómo puedo yo desear la misma felicidad para todos? Lo dicho, imposible.
Así que continué con la margarita y sus otros pétalos, con otras muchas y buenas intenciones y deseos que, con mucha tristeza, me vi obligada a quitar...
-Justicia: imposible mientras los gatos tengan las normas en sus manos.
-Igualdad: realmente no hay nada que impida hacerla realidad, pero los gatos piensan que si la permiten, esos animales inferiores, que son los ratones, serían como ellos. Conclusión: no interesa.
-Solidaridad: irrealizable mientras algunos ratones estén vendidos a sus amos, los gatos.
-Libertad: Imposible mientras los ratones sigan teniendo miedo a los gatos.

Ya sólo me quedaban dos pétalos. Las opciones para el deseo de este milenio se quedaban cada vez más reducidas, así que miré la palabra del penúltimo pétalo: "Amor", y desde luego, a pesar de que está malherido, pisoteado, burlado y, sobre todo, plagiado, no lo quité.
No pude, lo confieso, porque creo que sin él, aunque esté en mínimos, ya no existiríamos.
Y por fin llegué al último pétalo, y en él estaba escrita una palabra: "Inteligencia".
Me quedé un rato reflexionando sobre esta palabra. Curiosa, si señor, no se me hubiera ocurrido incluirla en mis deseos pero, ahora que lo pienso, podría ser una buena candidata, es más, creo que es la palabra ideal para poder comenzar un nuevo milenio, así, a lo mejor, los hombres dejan de hacer cosas incoherentes y cogen las riendas de sus vidas.
A lo mejor, con inteligencia, los fumadores se dan cuenta de que por fumar no son más libres, ni más ellos, sino que están contaminando su propia vida.
Con inteligencia, el hombre, por ejemplo, no permitirá más que un dictador esté en el poder dirigiendo la vida o, mejor dicho, la muerte de muchas personas y luego, cuando la justicia lo declare inmune o incapacitado, se ría de toda la humanidad.
Con inteligencia, también el hombre comprenderá que la única forma que tiene para crear un mundo distinto es el Amor. El Amor tal y como lo mostró ese joven revolucionario hace dos mil años. El Amor libre, puro y directo de cada uno con su creador y con todas las formas de vida. El Amor como mostró El, sin intermediarios que sólo utilizaron su mensaje para sus propios intereses.
A lo mejor, con inteligencia, el hombre observe más el mundo que nos rodea y comprenda que somos una parte de él, no somos los dueños, ni los dioses de este mundo y somos tan pequeños que una tormenta, un terremoto o un meteorito puede borrarnos de este planeta.
Quizá, con inteligencia, el hombre piense las cosas antes de actuar.
A lo mejor, con inteligencia, el hombre descubra que lo más importante de la vida no es tener muchas cosas sino disfrutar y valorar todo lo que ya se tiene.
Con inteligencia los comportamientos cambiarán, no lo dudo, y los hombres, los machos, comprenderán que este nuevo milenio es el de lo femenino, de la unidad entre hombres y mujeres y que ahora le toca a la mujer ocupar su lugar.

El reto para las mujeres es muy grande, pero con inteligencia cambiaremos todos esos estereotipos que a lo largo de la historia nos han colocado y que nos hemos creído.
Por eso deseo que la mujer del nuevo milenio sea, sobre todo, inteligente.
Que sea sencilla, transparente, y deje de hacer lo contrario a lo que desea y piensa.
Que entierre su comodidad, su postura pasiva y tome las decisiones y las riendas de su vida.
Que destruya tantas mentiras y mire, con valor, lo que realmente desea vivir.
Que apoye el crecimiento de las demás mujeres, porque juntas, unidas, podemos construir una nueva sociedad.
¿Alguien más se apunta a la inteligencia? ∆

 

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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