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En un año somos capaces de producir unos 14 millones de toneladas de basura

 

INUNDADOS
POR
LA BASURA
Texto: Carolina Fernández

La basura nos rodea de muy distintas formas. Pero todo está pensado para que nos deshagamos de lo que nos sobra, y lo que es más importante, para que dejemos de verlo cuanto antes. Pero la montaña de desperdicios no puede crecer más. El problema se acumula y amenaza con desbordar


A lo que no estamos acostumbrados es a manejar las cifras que se esconden detrás de nuestra humilde basura doméstica. No sabemos, por ejemplo, que en un año somos capaces de producir unos 14 millones de toneladas de basura. Que una gran ciudad genera unas 3.600 toneladas de residuos domésticos al día. Que cada uno de nosotros, poco a poco y a lo largo de un año, pone su granito de arena en este tremendo montón de desperdicios: una generosa aportación de más de 300 kilos por persona. Superamos el kilo diario. La montaña formada por todo lo que los españoles tiramos durante 365 días tendría dimensiones épicas. Sería una cordillera inmunda se residuos que, en su mayor parte, no volverán a ser útiles jamás.
La necesidad obliga a cambiar de hábitos. La cultura del derroche debería ser poco a poco sustituida por una conciencia del mundo más amplia que abarque también a nuestros deshechos. Para empezar, nuestro personal kilo diario de basura tendría que ir reduciéndose progresivamente a la mínima expresión mediante el consumo racional. Nuestro personal kilo diario de basura tendría que ir reduciéndose progresivamente a la mínima expresión mediante el consumo racional

Uno de los problemas más graves es la avalancha de envases que todos los días van a parar al camión de la basura. El consumidor de a pie ha llegado a considerar habitual el envasado por duplicado y hasta por triplicado de algunos artículos. Basta con entrar en cualquier supermercado: verduras envueltas en plástico, frutas en bandejas, paquetes de refrescos... Para poner freno a este despropósito nació en el 97 la Ley de envases y residuos de envases, que pretende lograr a medio plazo unos objetivos de reducción, reciclaje y valorización de los envases.
De lo que tiramos, el 45% son residuos orgánicos, comida principalmente; el 20 % es papel; el 15% corresponde a envases de plástico, metal o briks; el 7% es vidrio y alrededor de un 13% es una mezcla de materiales varios, como textiles, maderas o pilas.

De todo esto, mucho podría reciclarse o reutilizarse, pero a la hora de la verdad, un 82% acaba perdiéndose; más de la mitad se va a parar a un vertedero controlado donde se prensa y se almacena ordenadamente. Una cuarta parte del total se tira incontroladamente en alguno de los 100.000 vertederos ilegales que existen en España, o en alguno de los más de 4.500 "puntos negros", o lugares donde se depositan todo tipo de desperdicios y enseres inservibles, causando un grave problema ecológico. Sólo un 12% se recicla para obtener abonos y combustibles, y el resto se incinera.
En contraste con otros países europeos, como Holanda o Alemania, los españoles no tenemos el hábito de ocuparnos de nuestros desperdicios. En contraste con otros países europeos, como Holanda o Alemania, los españoles no tenemos el hábito de ocuparnos de nuestros desperdicios. "En España se recicla lo mínimo. La basura va fundamentalmente a los basureros, porque reciclar supone una fuerte inversión previa, mucha organización, campañas de concienciación ciudadana y sobre todo una preocupación auténtica de los políticos para solucionar ahora el problema".
La botella de vidrio tendría que haberse convertido ya en el envase estrella a la hora de reutilizar. Todavía está en la memoria la vieja práctica de ir a la compra llevando el 'casco', la botella vacía que entregábamos en la tienda a la hora de comprar otra llena. Esa costumbre se acabó con la llegada de los envases no retornables: es más rápido tirar. Los ecologistas defienden que no sería difícil recuperar la costumbre porque existe una experiencia relativamente reciente. Supondría un ahorro importante, ya que la mayoría de las botellas pueden volver a utilizarse decenas de veces.
La incineración es uno de los puntos de tensión que enfrenta a los ecologistas y los partidarios de pasar por el fuego los desperdicios.
La incineración es uno de los puntos de tensión que enfrenta a los ecologistas y los partidarios de pasar por el fuego los desperdicios. Los que están a favor defienden la incineración como la solución más efectiva para el problema de las basuras. Aseguran que si el proceso se lleva a cabo correctamente, apenas se producen humos y por supuesto no despide olores ni gases tóxicos. No son más contaminantes que los vertederos o los tubos de escape de los coches, y además los hornos están sometidos a una legislación muy severa.
Pero el sector ecologista denuncia que la incineración genera dioxinas y furanos, sustancias potencialmente cancerígenas incluso en pequeñísimas dosis. Dicen además que esta práctica va en dirección opuesta a las más deseables políticas de reducción y reutilización de residuos. Critican que se continúe incinerando sin saber a ciencia cierta los efectos que puede producir.

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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