Revista Fusión

 Subscripción RSS

FUSION también eres tú,  por eso nos interesan tus opiniones,  tus reflexiones y tu colaboración  para construir un  mundo mejor

Recibe nuestras noticias en tu correo

 


 

UN BUEN CHICO

FRANCISCO UMBRAL
Texto: Mariló Hidalgo / Fotos: José M. López

Francisco Umbral

 

Para unos es el mejor prosista de este siglo. Otros ven en él a una pluma afilada que analiza sin piedad la vida social y política española. El mismo se definió como "ese escritor hosco y brillante, insolente y un poco rojo". Pocos hablan de su sensibilidad, su ternura y su sencillez. "Soy un buen chico", explica.

 

 

 Francisco Umbral

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Francisco Umbral

Con ropa vieja, que es como se está a gusto, el maestro Umbral se dirige cada mañana a su rincón. Un gran sillón de mimbre, una mesa camilla, multitud de libros a sus espaldas y una bonita panorámica del jardín con abundante vegetación y flores conforman el escenario cotidiano donde el escritor se retira voluntariamente. "Esta casa que compré hace quince años me sirve de rincón de inspiración y de aislamiento para trabajar. Además es una buena disculpa para no acercarme a Madrid a la multitud de actos públicos a los que me invitan", comenta con su voz grave y pausada. Sobre la mesa su Olivetti cuarentona: "me ha acompañado por todo el mundo y ahora está siempre ahí. He probado con otras que me han regalado, pero al final siempre vuelvo a ella", explica con tono entrañable. Circulando libre y mimosa, su gata, -"son mis animales favoritos. Si lo hubiera pensado antes en la vida, me hubiese dedicado por entero a los animales. Este año estoy muy contento porque han llegado hasta mi jardín las ardillas, además de una gran variedad de pájaros"-. Desde el ángulo dónde está sentado apenas se divisa la piscina, pero el azul de sus aguas se proyecta en el cristal.

Como cada mañana, el maestro ya tiene todo listo para zambullirse en el idioma y dejar que el mundo se exprese a través de él, de su mente, de sus ideas, de sus palabras. En un segundo, Umbral consigue hacerse transparente y todo empieza a circular en su interior: Son ya treinta años dando a luz libros y artículos. En este tiempo y a lo largo de su obra literaria nos ha contado su vida, sus frustraciones, sus miedos, sus amores imposibles, sus reflexiones, sus pensamientos, su dolor, su amor, su poesía, su ternura, su sensibilidad... sus críticas. Y a través de sus colaboraciones en prensa, también hemos podido seguir de cerca -como si de un culebrón se tratara- las crónicas, a veces esperpénticas, de la vida social y política española.

Huyendo siempre que puede del papel y las etiquetas que unos y otros le quieren asignar, Francisco Umbral abandonó hace años el ruido de Madrid y se rodeó de soledad y silencio para poder escuchar el sonido de las palabras, un sonido que sólo captan un puñado de elegidos. Francisco Umbral es uno de ellos.

-En alguna de sus colaboraciones en prensa se quejaba de que todo lo que pasa en este país está encuadrado en la vulgaridad, que siempre ocurren las mismas cosas y que la gente -salvo intelectuales y políticos- no tiene una vida propia. Si usted tuviese la oportunidad de crear un pecado o un vicio nuevo ¿qué aportaría al de Adán y Eva?
-Pues no lo sé porque yo en esto de los pecados creo que lo he agotado todo. Me parece que he ido cumpliendo los pecados por orden, según vienen en la lista. El repertorio lo tengo cubierto.
-Y ¿cuál sería su visión particular de lo que aconteció en aquel Paraíso?
-Mi visión particular es que ni hubo Paraíso, ni allí pasó nada. Ocurrió algo entre un hombre de Atapuerca y una mujer del mismo lugar. Lo del Paraíso me parece una historia bastante tonta, mal inventada y literariamente pobre.
-Cuando era adolescente soñaba con escribir y poder vivir de ello, estar sólo, vivir a su aire. Ahora en la madurez todas esas cosas se las ha traído la vida. ¿Eso no le pesa en estos momentos?
-No, la soledad no me pesa. En mi vida he tenido objetivos muy modestos, así que poco a poco los fui consiguiendo: vivir de esto y no tener que ir a una oficina, trabajar en mi propia casa, tener tiempo libre para hacer lo que yo quiera. No me aburro. Leo, escribo y viene gente a verme.
-Después de tantos premios y reconocimientos, ¿le queda a usted algún reto por cumplir?
-Soy una persona que vive al día. Me levanto y hago la estructura de la jornada. Hoy tengo que escribir esto, a tal hora he quedado con fulanita, esta tarde vienen estas personas a casa... Mañana será otro día.
-En su libro "Diario de un escritor burgués", comenta que llegar a la madurez "no es llegar al orden, sino instalarse definitivamente en el caos. Aceptar el caos". ¿Cómo se ven las cosas desde ese lugar?
-Por mi parte con bastante tranquilidad, ironía y escepticismo. Esperar a que la vida tenga otro orden no va conmigo. De joven uno piensa que la vida es un poco caótica, que las cosas tardan en asentarse. Se espera llegar a una determinada edad para que reine la calma y la paz en nuestras vidas, cuando se trata de todo lo contrario. Lo que se llega a descubrir es que el caos no tiene remedio, que es algo que estará siempre. Como dijo Rimbaud "mi caos es sagrado" y por lo tanto lo que hay que hacer es instalarse definitivamente en él. El caos nunca va a cesar. Nunca habrá soluciones definitivas para nada.
-En "Historias de amor y Viagra" hay una frase que me llama la atención: "La mujer es puerta que da otra vez a uno mismo, al que hay detrás de ella". ¿Ha traspasado alguna vez esa puerta?
-Miles de veces.
-¿Y qué encontró al otro lado?
-Pues a una persona que generalmente me resulta encantadora.
-Me refería a la profundidad de ese encuentro. A esa experiencia a la que alude en muchos de sus libros.
-Ya, ya... Me parece apasionante llegar a profundizar en una vida: explorar, reconocer, inspeccionar la manera de ser, vivir, estar, hablar, trabajar. Tengo en mente una novela sobre una mujer, cómo sería la convivencia con ella, el descubrimiento de cada día, las distintas formas de hacer las cosas. Ahora bien, no sé si de ahí saldría un libro de amor o misógino -comenta con una leve sonrisa-.
-Por cierto, la historia previa a la publicación de ese libro fue un tanto curiosa. ¿Qué le atrajo de la Viagra para embarcarse en esa aventura?
-Hace un par de años la revista París Match me propuso realizar un reportaje sobre la Viagra probándola yo previamente. Tuve que pasar una revisión médica que diagnosticara si podía pasar o no la experiencia, y en qué dosis. Me explicaron todo el proceso y me pusieron a mano a una señorita que estaba muy bien -creo que era modelo-, ¡y a practicar!. Pude comprobar que es un producto magnífico y la verdad es que lo recomiendo. Después de aquello se me ocurrió escribir un libro que por cierto ha sido y es muy leído, tanto aquí como en Hispanoamérica. Han venido desde Méjico, Chile, Argentina a entrevistarme a raíz del impacto del libro. No sé si es porque allí consumen mucha Viagra o qué (sonríe). Creo que el boom del Viagra se puede asemejar a la aparición de la píldora anti-baby en los sesenta, aunque aquí en España se haya tomado a broma.
-No me negará que para escribir todo eso hacen falta dosis de valentía. Primero lo prueba, luego publica a los cuatro vientos sus experiencias, ¿dónde queda ese orgullo masculino tan español?
-La Viagra se debe utilizar cuando uno lo necesita. Yo la empleé para hacer el reportaje y vi que era realmente efectiva, no sentaba mal y encima mejoraba muchas funciones. Ahí la tengo -señala a la librería que tiene justo detrás-, y alguna vez la tomo.
-Siguiendo con los fármacos. Hace años confesaba en uno de sus libros que "la verdad es la mejor medicina y no necesita medicinas. Pero en la medida en que soy mentira, consisto en mis medicinas... Optalidón para escribir, mexaferment para la digestión, valium o mogadón para dormir...". Hábleme de la influencia de los fármacos en la creatividad y de su experiencia en este campo.
-Yo he escrito con toda clase de cosas. Con barbitúricos, alcohol, anfetaminas y también -la mayor parte de los días- sin nada (sobre la mesa tiene una infusión que va tomando de manera pausada durante la entrevista). Creo que a todos nos ocurre. Hay días que uno parece que tiene la cabeza estropeada y hay que arreglarla tomándose algo. Ponerse a escribir con el tiempo casi justo y ver que la cosa no funciona, es algo muy angustioso. La clave está en encontrar la dosis justa. El peligro es pasarse, entonces es cuando se escriben bobadas que al día siguiente no sirven para nada.
-Cambiando de tema. En estos momentos de aparente "todo va bien", ¿dónde están los críticos? ¿qué hacen los intelectuales?
-Personalmente me comprometo todos los días. Los intelectuales que escribimos en los periódicos lo hacemos para aportar algo comprometido. El columnista político es un intelectual que emplea el periódico para divulgar más sus ideas. Otra cosa es el tema de la literatura política, ahí sí creo que existen pocas aportaciones. Este invierno se me ocurrió escribir una novela política sobre el PSOE. Acabo de terminarla y saldrá a primeros de año. Me ha gustado como ha quedado.
-Metidos ya en terreno político, cuando escribió "La Derechona" ¿en quién o qué pensaba?
-Hay una Derecha y una Derechona. Digamos que La Derechona es la extrema Derecha, afortunadamente no violenta. Es un amplio concepto que no se encuadra sólo en un partido, es más que el PP. Ahí estarían grandes empresarios, poderosos banqueros, una parte de la Iglesia... toda esa Derecha que siempre se ha creído dueña de España de ahí el aumentativo de Derechona.
-De niño usted vivió en Valladolid. Salvando la diferencia de edad, si se hubiese encontrado por aquellas calles al Sr. Aznar ¿hubiesen sido amigos?
-Hombre, de pequeño uno es amigo de casi todo el mundo. Las diferencias políticas no existen. En la actualidad si coincidimos nos saludamos mutuamente, sin mucha efusividad pero con corrección.
-Dicen que leer un libro es iniciar una aventura y dejarse en manos de un guía que te conduce a un lugar por descubrir. ¿Adónde se puede llegar de su mano?
-A muchos sitios. Se puede llegar al ateísmo, al suicidio, al enamoramiento, al socialismo...
-Me gustaría hacerle algunas preguntas personales.
-También me las puede hacer usted indiscretas.
-Si me dejo llevar de los titulares que acompañan a su persona, de sus respuestas y comentarios en diferentes medios de comunicación, llegaría ante un Umbral muy distinto al que tengo ante mí en este momento. ¿Cómo se puede ser tierno y cruel a la vez?
-En la vida social y pública, que es la que recoge por ejemplo la televisión, hay que defenderse, porque si no le devoran a uno. En cambio escribiendo aquí tranquilamente puedo expresarme como soy, un buen chico. No tengo a nadie que me acose. Estoy relajado con mi gata, sin problemas.
-¿Por qué con frecuencia se acude a usted buscando morbo y provocación?
-Está en las leyes del periodismo que ante todo siempre hay que buscar un titular. Eso hace que en ocasiones se emplee una frase -incluso manipulándola- para darle más fuerza a una entrevista o una declaración.
-Llega la pregunta obligada. Con esa mente tan prolífica, ¿qué le sirve de fuente de inspiración?
-No tengo una única fuente de inspiración. Estoy en contacto con políticos, periodistas, gente con la que cambias opiniones y siempre te informan de algo. Luego están las distintas noticias que aparecen en los periódicos que siempre presentan cosas interesantes. Procuro que mi columna no sea algo lineal. Para ello hace falta estar muy informado y tener grandes dosis de imaginación que permitan hilar lo que está ocurriendo. En literatura es un proceso más lento.
Estamos terminando la entrevista y se acerca el momento de las fotos. Umbral se retoca -tiene el pelo alborotado- y la pregunta me la pone en bandeja. ¿Es presumido?
-Muy presumido, de toda la vida. Me gusta cuidarme... pero sin ser homosexual ni nada -me aclara-, porque parece que todos los hombres que se cuidan son homosexuales.... pues no.
 

 

   

   
INDICE:   Editorial Nacional, Internacional, Entrevistas, Reportajes, Actualidad
SERVICIOS:   Suscríbete, Suscripción RSS
ESCRÍBENOS:   Publicidad, Contacta con nosotros
CONOCE FUSION:   Qué es FUSION, Han pasado por FUSION, Quince años de andadura

 
Revista Fusión.
I  Aviso Legal  I  Política de privacidad 
Última revisión: abril 07, 2011. 
FA