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SEXO ADOLESCENTE.
La primera vez.
TEXTO: Mariló Hidalgo
(extractos)

Hablar de sexo a cualquier edad parece que obliga a centrar toda la atención y las energías EN lo que tenemos de cintura para abajo. Nada más equivocado, si tenemos en cuenta que desde el más leve rubor a la sensación más potente, Absolutamente todo, tiene su origen en la mente: el órgano más poderoso sexualmente hablando. Más concretamente en un lugar en el centro de nuestro cerebro llamado hipotálamo, eje de todas las emociones y desde donde se rige el comportamiento sexual y también los valores, las actitudes y las creencias que tanto influyen a la hora de expresarnos.

La vida es una auténtica aventura, pero en el período de la adolescencia esto se eleva a la máxima potencia. Todo se vive intensamente, con prisa y la palabra sexo es la primera en la lista. Se quiere conocer y tener lo antes posible una pareja, un ligue, una relación sentimental y sexual, lo que nos permitirá sentir nuevas cosas. Curiosamente eso que más se desea es también lo que más se teme, ya que a través de estos comportamientos afloran todas las inseguridades propias de la edad y el miedo a lo desconocido. "Me llevé un poco de chasco la primera vez -comenta María de diecisiete años-. Creo que los dos teníamos tantos nervios que apenas nos dimos de cuenta de lo que pasaba. Teníamos dieciséis años y simplemente pasó. Hoy salgo con otro chico, pero ya sé de que va el tema. Creo que hay mucho mito y mucha historia rosa con eso de la primera vez. Sinceramente, creo que es mejor la segunda". Los ligues, noviazgos y demás en esta etapa son breves, muy experimentales y el sexo, más que consecuencia de la propia relación, es un hecho en sí mismo que urge experimentar. Unos, porque lo sienten; y otros, porque si lo hacen todos los demás él no va a ser el rancio o el puritano que se quede atrás. El error más común entre los propios compañeros es empeñarse en poner etiquetas a este despertar, cuando en este tema no hay normas y cada individuo es único, genuino y auténtico.

El sociólogo Amando de Miguel, que acaba de publicar recientemente un libro titulado "El sexo de nuestros abuelos", reflexiona sobre cómo lo viven los jóvenes. "Hoy se llama sexo a la pura relación carnal -argumenta el sociólogo-, a veces sin mucha comunicación o casi me atrevería a decir que sin ninguna. Eso se puede observar con frecuencia en las películas. Dos personas pueden tener una relación sexual sin conocerse, como una especie de desahogo de la carne sin más. En las películas pornográficas se resalta aún más esta relación carnal sin comunicación. Desgraciadamente los jóvenes de hoy tienen más relaciones de este tipo que de otro. Entre ellos no media dinero, pero al final no se conoce ni el nombre de la otra persona. Creo que es una lástima entender el sexo de esta manera".

Nos encontramos en una etapa de estreno en todos los sentidos: existe un cuerpo nuevo -no siempre aceptado-, cambios hormonales que causan un auténtico desconcierto, comportamientos impredecibles, relaciones que son un auténtico lío... Félix López, profesor de Psicología Evolutiva de la Universidad de Salamanca explica esta transformación: "En la adolescencia con todos los cambios corporales, la identidad sexual y la función adquieren nuevos significados. Aumenta el interés por la propia figura corporal que pasa a ser lo que más preocupa en la mayoría de jóvenes. Tal es así que un 25% -según estudios realizados- tienen dificultades de autoaceptación y un 75% -si se le diese una oportunidad para cambiar algo- modificaría su cuerpo. En esto las mujeres viven mucho más fuerte el problema, ya que en nuestra sociedad la mujer es más objeto de atracción que el hombre".

Estamos ante el despertar de la mente -todas las neuronas viven una actividad intensa buscando nuevas conexiones, valores, razonamientos e ideas-; y el despertar de los sentidos -sexo-, aunque en la práctica parecen que uno y otro no van unidos. "El sexo es muy importante para el hombre -considera Amando de Miguel-, es la expresión suprema de la comunicación, la forma más intensa de relacionarse que existe". Dada la importancia del asunto y viendo la realidad, nos encontramos ante una papeleta que cada cual -en lo referido a padres y educadores- soluciona o no según sus convicciones. Muchos progenitores de nuestro tiempo prefieren silenciar esta faceta por distintas causas: ellos han sido educados en el silencio y el sexo sigue siendo tema tabú; no se consideran los más apropiados para hablar de "eso" a sus hijos, para ello están los educadores; y si al final deciden lanzarse a hablar con ellos del tema lo hacen con el temor de estar "levantando la liebre antes de tiempo". Al final los padres acaban educando a sus hijos con los mismos juicios de valor, esquemas y miedos con los ellos fueron educados. Luis, de diecisiete años, nos contaba así la relación con sus padres: "Tengo suerte porque mis padres, dentro de lo que cabe, son bastante abiertos. Pero yo nos les cuento mis movidas sexuales ni de coña porque aunque de vez en cuando hablamos del tema, no entenderían mis historias y paso de sermones. Aprovecho los fines de semana para montármelo con mi novia -ellos suelen marcharse a la Sierra-. Cuando llegan tampoco me hacen muchas preguntas. Digamos que nos respetamos mutuamente".

Los sociólogos estudian ese alejamiento mental que surge por parte del adolescente del entorno familiar y esa mayor identificación con los amigos, que son quienes en la mayoría de los casos les proporcionan la información -un 30% de jóvenes se entera del tema sexual a través de sus amigos y sólo un 10% por boca de sus padres. Al final las noticias llegan bastante sesgadas y distorsionadas, cobran importancia los mitos, pensamientos mágicos, y destaca un gran sentimiento de inmunidad frente a los peligros de un sexo sin seso. Aunque parezca mentira, hasta hace relativamente pocos años las adolescentes creían que podrían quedar embarazadas con sólo un beso o por dejarse tocar por su novio. Los adolescentes de los 90 no están muy alejados de estos planteamientos. Han nacido después del boom del sida, reciben por diferentes frentes información pero según las encuestas manifiestan los mismos mitos y miedos de nuestros antepasados: ¿Es posible quedarse embarazada la primera vez? ¿Hay técnicas que garanticen el orgasmo? ¿practicar el sexo adelgaza? ¿qué hacer si se rompe el preservativo? ¿masturbarse es perjudicial para la salud? ¿tomar la píldora engorda? ¿puedo contagiarme de Sida si practico el sexo oral?. "Yo creo que los jóvenes de hoy saben más sobre sexo -asegura Amando de Miguel-, pero no es problema de conocimiento. La información no quiere decir que las cosas les vayan bien, ni que sean felices por ello... simplemente tienen más información pero también más irresponsabilidad e indiferencia, ya que todo esto no les conduce a tomar precauciones cuando tendrían que hacerlo". Encuestas realizadas entre adolescentes demuestran que más del 30% de los jóvenes no utiliza ningún método anticonceptivo o emplea el "coitus interruptus" en su primera relación sexual. El resultado es gran número de embarazos no deseados entre los jóvenes y un aumento considerable -en estos últimos años- de abortos juveniles. A finales del pasado año el Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) en un estudio realizado sobre "La fertilidad joven y adolescente en España" recogía que la proporción de adolescentes embarazadas que optaron por interrumpir voluntariamente su gestación pasó del 7% al 33% -entre 1987 y 1997-. Para los expertos este incremento al recurso del aborto entre adolescentes y jóvenes apunta a carencias de información o formación en cuanto a la prevención anticonceptiva. Margarita Delgado del CSIC afirma que esos datos deberían hacer reflexionar a toda la sociedad: "si las adolescentes quedan embarazadas es porque no se utilizan métodos anticonceptivos".

LA PILDORA DEL DIA DESPUES: LA SALVACION.
La socorrida frase de "se nos rompió el condón" es argumentada especialmente los lunes en los Centros de Planificación Familiar, por jóvenes adolescentes que buscan un remedio a la desgracia ocurrida. La salvación se llama píldora del día después o postcoital. Desgraciadamente se está convirtiendo el el remedio más famoso y más recurrente, gracias a la publicidad del boca a boca entre los jóvenes, cuando en realidad se trata de un método excepcional de urgencia ante un coito de riesgo. Decimos desgraciadamente porque la realidad está demostrando que el incremento en la demanda de esta píldora se debe principalmente al escaso uso de anticonceptivos entre adolescentes.

Dentro del Programa Informativo sobre Anticoncepción Oral, el equipo DAPHNE hizo público un informe donde señalaba que en el Centro Joven de Anticoncepción y Sexualidad de Madrid, el primer motivo de consulta durante los dos últimos años ha sido la demanda de la píldora postcoital. Y es que como aseguran sus responsables, este incremento de la demanda se produce sobre todo porque "todos los hospitales de Madrid -menos uno-, se niega a recetar la píldora postcoital, remitiendo a los chavales a llamar a nuestro teléfono o a acudir al Centro. Da la sensación que el INSALUD se está inhibiendo del tema", concluyen.

Los hechos demuestran que la píldora postcoital es un sistema cada vez más demandado por los adolescentes. Esta medida solicitada como tabla de salvación es algo excepcional que según expertos debería evitarse en lo posible, ya que no es un método inocuo para la salud, y debería suministrarse siempre bajo un estricto control médico. No se trata de ningún método universal que lo cura todo, es la última instancia a la que se está recurriendo peligrosamente como consecuencia de algo que está fallando y está siendo ignorado por las autoridades competentes. Mirar para otro lado no elimina el problema, y los profesionales observan cómo las relaciones sexuales se inician cada vez a edades más tempranas. "El 63% de los jóvenes que acuden a consultas ginecológicas o de planificación familiar tiene relaciones sexuales coitales entre los 15 y 20 años y sólo el 41% de ellos usan un anticonceptivo eficaz.

Aunque no existen estadísticas, se ha observado una mayor demanda de la píldora postcoital durante las vacaciones de Semana Santa, verano y después de los exámenes de selectividad.

PONTELO.PONSELO
ALGUNOS AÑOS DESPUES.

Aquella fue una campaña escándalo. Era la primera vez que se hablaba abiertamente del preservativo en un entorno adolescente y se rompía el silencio y el tabú tejido a lo largo de los años. Aquello precisamente sirvió de forja a la entonces recién estrenada ministra socialista de Asuntos Sociales, Matilde Fernández, ya que tuvo que cargar sobre sus espaldas con las críticas más airadas de los sectores más conservadores. Hoy, algunos años después, las cosas no han cambiado demasiado.

-¿Cómo se te ocurrió poner en marcha aquella campaña?
-No era sólo una campaña del Departamento de Asuntos Sociales, participaba también el Ministerio de Sanidad y yo hubiera querido también que se hubiese sumado el Ministerio de Educación. Lo que pretendíamos era dirigirnos a las personas que tenían relaciones sexuales de riesgo, que no eran sólo homosexuales o personas con sida, sino también heterosexuales, para decirles: ¡Atención, si usted no está seguro con quién hace el amor, haga el favor de tomar precauciones!. ¡Utilice el preservativo!.

-Crees que los jóvenes en este momento reciben una buena educación sexual?
-Después de aquella polémica que incluso terminó en los tribunales -por parte de la Concapa-, no se volvió a realizar otra. Recientemente se ha hecho algo aquí en Madrid, supongo que por eso han salido algunos obispos diciendo tonterías. Pero es algo triste, poco original que no llega a la gente joven.

-Te estás refiriendo a las críticas por parte de la Iglesia a este tipo de campañas. El paso de los años parece no haber cambiado nada...
-Tenemos que ser valientes y decir que las jerarquías de la Iglesia tienen mucho de fundamentalistas. Esto existe en todas las iglesias, pero en la católica hay mucho Opus Dei, que es el fundamentalismo del catolicismo. Mira, yo que tengo fuertes raíces y educación cristiana por toda mi familia paterna, que me he formado en movimientos de base y he estado en contacto con la Teología de la Liberación, te digo que los auténticos cristianos se escandalizan ante estas manifestaciones. En la pirámide de poder de la Iglesia católica hay personas fundamentalistas, totalmente alejadas al sentimiento no ya de los que somos agnósticos; es que para los propios cristianos practicantes, les suena todo esto totalmente absurdo y sobre todo desfasado.

ROMPER VIEJOS TABUS
Mientras las distintas culturas a lo largo de los tiempos han recurrido al sexo para explicar el origen del mundo, la religión católica ha reducido el papel de la sexualidad a la mera procreación. Fuera de ello el sexo es considerado pecado, tentación y enemigo número uno de la moral. Hace unos años, el Papa en un conferencia que pronunciaba ante la FAO, afirmaba que el crecimiento demográfico mundial no podía ser en ningún caso ilimitado, y que para ello la Santa Sede había promovido en su día campañas de control de natalidad "por medios naturales"; es decir, basadas en el ciclo menstrual sin ceder un ápice a otros métodos, a pesar del contagio creciente del Sida.

En la actualidad parece que los obispos, por lo menos en nuestro país, siguen fielmente los dictados papales. Sirve como ejemplo la Carta Pastoral del entonces Cardenal madrileño Rouco Varela en la que critica la campaña antisida de Madrid: "La campaña -declaraba Rouco Varela- es lesiva para los derechos y legítimos intereses de los ciudadanos".

Tres semanas después el Cardenal de Barcelona, Ricard María Carles, volvía a la carga apoyándose en las palabras de Rouco Varela, y yendo más allá. "El único remedio -afirma Carles- para frenar el Sida es la castidad, y los preservativos no sólo no la frenan sino que la incentivan".

Este tipo de aseveraciones provocan críticas incluso desde las propias filas de la Iglesia. La teóloga Isabel Gómez Acebo está convencida de que "la Iglesia tiene miedo al sexo y lo tiene que perder. Debe aceptar ya los métodos anticonceptivos, lo que sería un paso previo para hablar también del tema del aborto". El también teólogo laico, Miret Magdalena incide que con este tipo de planteamientos la Iglesia "está consiguiendo que la gente se aparte cada vez más de la perspectiva religiosa y que no la tenga en cuenta para nada". Recientemente Cáritas, organización no gubernamental dependiente de la Conferencia Episcopal, que trabaja en la calle con drogodependientes, enfermos de Sida, jóvenes, reclusos y marginados, ha optado por emplear el preservativo como medio profiláctico en sus casas de acogida, desoyendo las recomendaciones de las altas jerarquías de la Iglesia. La respuesta que han encontrado a la pregunta de cómo luchar contra las enfermedades de transmisión sexual, ha sido única: el preservativo, aunque ello suponga ir contra la ley moral que defiende la Iglesia. Para ellos es más importante la persona.

Mientras la Iglesia hace hincapié en los viejos tabús y el miedo y los obispos actualizan el mensaje con sus pastorales, nuevas generaciones de teólogos, ONG's -incluso católicas-, misioneros, jóvenes creyentes y los problemas que se viven "de verdad" en la calle ponen en evidencia el anacronismo y el miedo que tiene la Iglesia hacia el tema del sexo.

Como dice el filósofo Javier Sádaba, "el sexo simboliza de manera muy particular la actitud última que uno tiene ante la vida". Y la vida, afortunadamente, evoluciona.


FUENTES: Para elaborar este reportaje se ha contado con la colaboración e información de la Consejería de Sanidad y Servicios Sociales de la Comunidad de Madrid, el sociólogo Amando de Miguel, Informe del Equipo Daphne sobre anticoncepción oral, Plataforma por una Sexualidad Responsable e información de su Campaña Sexo con Seso, Durex, además de distintos recortes de prensa relacionados con el tema.

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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