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TRAS LAS HUELLAS DE LORCA

JUAN ECHANOVE
Texto: Elena F. Vispo

Juan Echanove caracterizado como Federico García Lorca.
Foto: Ros Ribas

Cuando Juan Echanove habla de Lorca le llama Federico; hay confianza. Son diez años mimetizándose con él, trabajando su obra, soñando su vida. Tanto es así, que ambos se confunden en "Como canta una ciudad de noviembre a noviembre", una conferencia que el propio Federico leyó en su día y que cuenta ahora por boca de Echanove.

 

 

Creo que vivimos tiempos de una marcada vulgaridad, por eso la televisión es vulgar.

 

 

Ya dije en una ocasión que mientras hubiera insumisos en las cárceles prescindiría de mi derecho al voto.

 

 

En China se pisotean los derechos humanos mucho más que en Serbia. Pero enfrentarse con China no es lo mismo, claro.

 

 

Parece que ser tolerante es estar dispuesto a todo; yo creo que hay cosas que no se pueden tolerar.

 

 

Juan Echanove


Juan Echanove duerme poco y sueña mucho. "Soñar es un acto maravilloso y gratuito". Las noches de insomnio le dan para plantearse utopías que quizás algún día se hagan realidad. Muchas de esas horas en vela se le habrán ido seguramente en soñar a un García Lorca más cercano. "Como canta una ciudad de noviembre a noviembre" nos lleva de la mano a la Granada del poeta, sus sonidos y latidos. Cuando cae el telón el poeta queda en el recuerdo, mientras el actor suelta la lengua: "no soy de esas personas que se quedan calladas frente a todo".

-¿Cómo has conseguido mimetizarte tanto con Lorca?
-La aproximación a un personaje como Federico García Lorca es el fruto de años de trabajo. Lorca siempre me ha interesado, como poeta y como persona; yo he pretendido soñar: imaginar una manera de ser, de moverse, de hablar... y procurar no hacer ese acto de imaginación especialmente gráfico, para que los espectadores tengan la oportunidad de soñar también.

-Si Lorca viviese en nuestros días, ¿cómo sería?
-Es difícil de decir, es un personaje de un momento histórico concreto. Hoy en día sería un anciano venerabilísimo, apartado de los quehaceres de la sociedad. Pero situándolo a lo largo de la posguerra, el franquismo, o la transición... Federico era muy contradictorio, no sé en dónde se situaría, en todo caso sería un progresista amante de la libertad.

-Tú que has trabajado en los tres medios, ¿cómo ves el panorama actual del teatro, el cine y la televisión?
-El teatro como espectáculo tiene un elemento de irrepetible que no tienen otros soportes. El teatro siempre ha sido el reflejo de la sociedad y sigue siéndolo para un público minoritario. Antes era el único espectáculo que existía, pero hoy en día el reflejo de la sociedad es mucho más el cine. El cine, igual que el teatro, es parte de la cultura de un país, expresa la manera de ser de un pueblo y además tiene un componente lúdico y comercial.

-¿Y la televisión?
-Es un elemento de entretenimiento cotidiano, a través del cual es muy difícil encontrar coordenadas culturales. Las televisiones actuales son todas muy parecidas, se repiten los formatos, independientemente de la calidad. No encuentro que sea una televisión de progreso, sino una televisión de acuerdo a los tiempos que vivimos. Y yo creo que vivimos tiempos de una marcada vulgaridad, por eso la televisión es vulgar.

-Tienes una fuerte conciencia social...
-La misma que tiene cualquier ciudadano, lo que pasa es que como a mí me preguntan públicamente a lo mejor tiene más relevancia. Pero claro que tengo una conciencia social, porque vivo en sociedad.

-¿Sigues considerándote marxista?
-Sí... No, bueno, es que las definiciones son más peligrosas que el carajo. Uno no puede considerarse marxista, ni leninista, ni clintonista... De alguna manera la filosofía en la cual yo me he inspirado para elaborar mi manera de pensar es el marxismo. Pero ser marxista no es como ser del Real Madrid; el marxismo no es un club, no es un partido político, no es una ONG. El marxismo es sobre todo una manera de entender la lucha de clases.

-¿Piensas votar en las próximas elecciones?
-Depende, hace bastante que no voto, porque ya dije en una ocasión que mientras hubiera insumisos en las cárceles prescindiría de mi derecho al voto. Creo que sigue siendo una injusticia.

-Siempre has defendido la insumisión como un cambio fundamental en la sociedad. ¿Qué te parece la actuación de la OTAN en Kosovo?
-Que es un error, me parece que lo único que está consiguiendo es reforzar el poder de Milosevic, que es un individuo nefasto, no solamente para Europa sino para el propio pueblo serbio. La tragedia del pueblo kosovar, como la de muchos otros pueblos, es una tragedia local en la que hay que entender el conflicto en sí. Desde luego que estoy en desacuerdo con la actitud del gobierno de Milosevic con la minoría kosovar, pero la intervención militar de la OTAN no ha hecho sino empeorar las cosas.

-¿Existe una solución?
-El diálogo, aunque parezca tonto, lo mismo que con otros líderes mundiales. Ni la OTAN ni Estados Unidos intervienen en China, donde se pisotean los derechos humanos mucho más que en Serbia. Pero enfrentarse con China no es lo mismo, claro.

-Cuéntame tu utopía particular.
-Mi utopía particular es la paz. Un mundo de progreso, de respeto y no especialmente de tolerancia; parece que ser tolerante es estar dispuesto a todo. No, no, yo creo que hay cosas que no se pueden tolerar.

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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