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LA RED
La creación entera es
como una inmensa tela de araña donde cada ser vivo, cada partícula de vida, está
conectada a las demás por hilos invisibles a través de los cuales circula la energía
que, partiendo del punto centro, del Uno, alimenta la vida y la conduce inexorablemente
hacia lo que es conocido como el propósito del creador, el fin último, que no es otra
cosa que el pensamiento inicial, la Idea, manifestándose en el punto más alejado del
origen.
Todos los hilos de energía que conectan a los seres vivos unos con
otros y todos con el Uno, son la expresión viva de la Unidad, concepto abstracto que para
el Creador, el Uno, significa el método por el cual mantiene a todas las vidas
relacionadas entre sí, mientras que para las vidas aún no tiene un significado definido,
porque aún están en una etapa evolutiva donde lo más aproximado a la Unidad que pueden
asimilar es el amor, aunque tampoco de una forma absoluta.
El hombre, como criatura excepcional del proyecto del Creador, es un
ser vivo que sintetiza en sí mismo toda la creación. Es el microcosmos, copia perfecta
del Cosmos.
A diferencia de las otras criaturas posee Mente, con lo cual puede comprender, razonar,
asimilar y visualizar el proyecto del Uno, la Idea del Creador.
Siendo así, su movimiento por la red energética, su actitud de vida en la telaraña,
debería de ser consciente del porqué y del para qué, conociendo a fondo las leyes de la
red, de la Unidad, y también sus efectos cuando son vulnerados. Porque si el Creador
dispuso que todos los seres vivos estuvieran vinculados entre sí por energías, la
relación entre estos debería de ser conscientemente correcta, de apoyo, de
colaboración.
Eso es lo que persigue el mandamiento básico de Jesús..."Amaos
los unos a los otros..." Es decir, "relacionaos correctamente porque formáis
todos parte de un engranaje dispuesto de tal forma que os devolverá multiplicado por cien
lo que vosotros volquéis en él".
Así, si amáis recibiréis más amor, pero si odiáis recibiréis más odio.
Con ello, el sistema pretende que el hombre, con su mente, comprenda el
mecanismo, lo asimile y conscientemente lo viva, predisponiéndose así para entrar en
otra dinámica distinta, en otra asignatura, que es el aprendizaje y uso de la Mente,
razón para la cual fue creado.
Pero el hombre aún vive en la ignorancia, aún practica el egoísmo,
creyéndose el centro de todo y desconociendo o ignorando el efecto de sus actos sobre los
demás y sobre la red en general.
El hombre, que se cree muy sabio, aún no comprendió que el amor no es un mandato
místico, o una religión más, sino que es una energía que te capacita para circular por
la red y estar en condiciones de poder entrar en las aulas de la mente.
Porque el hombre, al ser básicamente una criatura Mental, necesita de la Mente, persigue
la Mente, desea poseer el potencial de la Mente. Pero nunca lo tendrá hasta que no viva
el amor y, como consecuencia, descubra y penetre conscientemente en la red de la Unidad.
Entonces descubrirá que todos los seres creados somos uno para el
Creador, y lo que es más importante, que el proyecto contempla que evolucionemos en
equipo, en grupo, por lo que se hace imprescindible ocuparse no sólo de uno mismo, sino
también de los demás, tendiéndoles una mano en la medida que tus progresos te lo
permitan.
El descubrimiento y comprensión de la red, de la Unidad, y su participación consciente
en ella, abre las puertas a conceptos, energías, valores y métodos nuevos de vida y
desarrollo, porque ya no eres tú y tus problemas, sino que formas parte de un colectivo
que, unido, puede generar campos de fuerza, de energía vital, capaces de hacer frente y
resolver todas las cuestiones que la vida en este plano te plantea.
La unión de todas las manos canaliza la Fuerza global de la red, pudiendo así el
individuo ser un agente temporal de transmisión de esa Fuerza para conseguir algún fin
positivo para todos.
Ese es el misterio de la Unidad, de la red, y está traducido en el
lenguaje popular en un dicho muy común: "La unión hace la fuerza", pero muy
poco comprendido en el fondo y menos aún practicado.
Es el problema básico del ser humano, desconoce, ignora muchas cosas, y las que conoce no
las practica. |