Comenzamos con esta rica receta asturiana. Se corta el bonito en rodajas, se le quita la piel, se sazona con sal y se fríe en aceite bien caliente, hasta dejarlo dorado por ambos lados.
Creo que lo mejor será hacer ejercicio. Empezaré a encomendarme al patrón de la educación física, San Gimnasio de Loyola. Aunque estoy recuperándome de un día que hice un poco de ejercicio, como se lo contaba a mi cuñao Manuel José:
-Fuimos un día a un cerro y un toro nos vio. Comenzó a correr detrás de nosotros, y suerte que mi primo con mucha sangre fría se paró delante del toro y le dio siete muletazos.
-Joé con tu primo, no sabía que era torero.
-No, es cojo.

Se colocan las rodajas en una cazuela o fuente que resista el fuego, se tapa y se reserva.
Ya sé lo que voy a hacer, me voy a meter a ufólogo. El otro día oí un caso de dos marcianos que aterrizaron en el pueblo de al lado, se acercan a una casa y llaman a la puerta:
-¿Quién es?
-Venimos de Marte.
-¿De marte de quién?

En un poco de aceite se pone a freír una cebolla con los ajos y el perejil, todo muy picado, sin que llegue a dorarse; se agrega el pimentón, se rehoga un momento y se pone una cucharada rasa de harina, removiéndolo todo junto.
¿No os atrae el futuro? Con otras civilizaciones... Yo sueño muchas veces cosas... ¿Os imagináis en el siglo XXX?:
-¿Dónde nació usted?
-En la Tierra.
-¿Qué parte?
-No, todo mi cuerpo nació junto.

A continuación se echa el vinagre y el caldo, se sazona con sal, se pone el laurel y se deja haciendo la salsa durante unos diez minutos, se pasa por el pasapurés y se vierte sobre el bonito. Se cuece lentamente una media hora. Si la salsa hubiese quedado demasiado espesa por la harina, puede agregarse un chorro de agua. Se sirve en la misma cazuela.
Bueno, ya os contaré si salgo de esta especie de "depre". Y para despedirnos, un chistecillo para alegrar la cosa:
-Se abre el telón y se ve un pelo encima de una cama, ¿cómo se titula la película?
-El vello durmiente./ El Cuñao