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Monira después de la operación de cirugía estética

Josna después de la operación de cirugía estética


Niñas desfiguradas en
Bangladesh


ACIDA VENGANZA

Texto: Elena F. Vispo / Fotos cedidas por Corporación Dermoestética

Están condenadas a ver la vida a través de un velo: tienen la cara destrozada. Son niñas y mujeres, víctimas de ataques con ácido, un tipo de agresión cada vez más frecuente en Bangladesh. Seis de ellas han estado en España para someterse a cirugía estética.

La amiga de Monira vivía en el espejo. No en un espejo determinado, sino en todos los del mundo. La niña del espejo tenía una bonita sonrisa, pero ahora ya no existe. La familia no se ponía de acuerdo sobre la titularidad de unas tierras, y le tocó pagarlo a ella: un familiar le arrojó ácido sulfúrico a la cara. Le dejó los tejidos tan destrozados que muchos no podrán regenerarse ni con cirugía. Cuando Munira se ve en el espejo, ya no encuentra a su amiga. Tiene doce años.

Monira vive en en Blangladesh y tiene una historia cada vez más común. Sólo en Dhaka, la capital, se producen unos 250 casos al año (censados). Son los mismos hechos con pequeñas variaciones: mujeres jóvenes que rechazan a un hombre, o cuyas familias no se ponen de acuerdo en la dote. Sea cual sea la afrenta, el resultado es el mismo: el hombre se venga arrojándole a la cara ácido sulfúrico. Para recibir atención médica pueden ir al Dhaka Medical College Hospital, el único con una unidad para quemados con ácido de todo Bangladesh, y que tiene ocho camas y cinco cirujanos plásticos. Existe un proyecto para ampliar a cincuenta plazas más, pero se estima que tardará años en realizarse.

El Hospital Aguas Vivas de Carcaixent está rodeado de verde. Es un lugar tranquilo. Aquí han vivido durante ocho meses las seis mujeres bangladesas que han venido a operarse. Lejos de las miradas curiosas, han tenido tiempo de reírse y jugar. En la rutina cotidiana se incluyen los análisis, los reconocimientos médicos, las operaciones. Cuando llegaron a España, los médicos no tenían más que una foto de cada una y una breve descripción de sus lesiones. Se ha partido casi desde cero. Tampoco ha faltado la ayuda psicológica: la terapia de grupo es fundamental.Mapa de Bangladesh

En el principio fue la televisión. En Corporación Dermoestética vieron un documental filmado de la BBC y la CNN sobre mujeres quemadas por ácido, y surgió el programa humanitario. Se llama Corporación Dermoestética por Bangladesh y consiste en pagar el viaje y la estancia a grupos de mujeres y poner a su equipo médico a trabajar para corregir los daños. Con el primer grupo ha venido a España el doctor Sen, cirujano plástico y Director Médico del Dhaka Medical College Hospital, para estudiar el tratamiento. También ha venido la doctora Luna Ahmad, como acompañante y traductora. Para que las familias de las chicas consintiesen al viaje, era necesaria una mujer en la que depositar su confianza. En Bangladesh las mujeres dependen de su familia hasta que se casan; entonces pasan a depender de su marido.

No es difícil conseguir ácido sulfúrico. Basta con vaciar una batería de coche. No es difícil tampoco consumar la venganza: la mayoría de las víctimas conocen a sus agresores y el ataque llega totalmente por sorpresa. La respuesta social a este tipo de actos es el rechazo: las víctimas suelen contar con el apoyo de familia y amigos, y el agresor es denunciado y termina en la cárcel. Sale enseguida, tras pagar una fianza de menos de 500 pesetas. Arrojar ácido a una mujer es tan común en Bangladesh que su tratamiento legal tiene una sección propia en el código penal. A raíz del proyecto español el gobierno de Bangladesh se ha comprometido a endurecer las penas.

A tenor de la iniciativa de Corporación Dermoestética se ha creado el "Grupo de Ayuda a las Mujeres Quemadas por Acido", impulsado por la British High Commission, en la que han manifestado interés los gobiernos de Canadá y Reino Unido, Unicef, el Rotary Internacional y diversas personalidades de Bangladesh. Los objetivos son ayudar a las mujeres a obtener tratamiento médico dentro y fuera del país, proporcionar ayuda psicológica y ayudar a las víctimas a encontrar empleo, así como dar soporte a las familias. También se presiona al gobierno de Bangladesh para crear un programa educativo que conciencie en contra de los ataques, y para reformar la legislación de modo que se castiguen de forma más dura.

Esto es lo que ocurre en Bangladesh. Pero podríamos hablar de otros lugares y otros hechos, los que informan de los casi dos millones anuales de ablaciones de clítoris; de más de un millón de niñas prostitutas, casi todas en Asia; de la "desaparición" sistemática de las niñas recién nacidas en muchos países asiáticos; de la violación como arma de guerra; de los millones de mujeres agredidas o muertas por sus compañeros; de cómo estos hombres son absueltos en la mayoría de los países... En cualquier parte del mundo cambian las circunstancias, pero la historia es la misma: los casos de Bangladesh son sólo una pieza más en el puzzle.

   

   
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Última revisión: abril 07, 2011. 
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