|
UNA PUERTA ABIERTA
Mucho se ha dicho ya y mucho más se va a decir sobre el inminente cambio de
milenio. Mucha es la expectación levantada y muchos son los que se preparan para vivir el
cambio como si de un acontecimiento único en sus vidas se tratara.
Pero, fiestas aparte, es importante comprender el verdadero significado
de este momento en la historia de la humanidad para que su auténtica dimensión y
realidad no se confunda en medio de tanta irrealidad.
En primer lugar, es vital destacar el hecho de que el tercer milenio no comienza en
realidad hasta dentro de un año. Es decir, el 1 de enero del 2001.
Siendo así, en realidad lo que ahora se va a vivir es la puerta de entrada a un periodo
de tránsito, periodo que ya está dejando su tarjeta de visita en este otoño, marcado
por acontecimientos mundiales de toda índole, y que incrementará su actividad en el
curso del próximo año.
La humanidad, como un todo, está sufriendo un examen, porque este cambio de milenio no es
algo que suceda la noche del 31 de diciembre, sino que abarca un ciclo mayor de tiempo
durante el cual todos debemos sintonizar con las condiciones marcadas por las energías
entrantes de la Nueva Era.
Porque, aunque el hombre se siga considerando el ombligo del Cosmos y,
en su ignorancia, se considere el regidor de su destino, en realidad la Tierra, con toda
la humanidad en su interior, es tan sólo un átomo navegando por el Cuerpo Cósmico, y
sujeto, por tanto, a las Energías que rigen el movimiento y el objetivo de ese Cuerpo
mayor.
Aunque el hombre, de momento, lo desconozca, el año 1999 ha marcado un punto de
inflexión en el tiempo y en los destinos de esta humanidad, puesto que un acontecimiento
de vital importancia ha tenido lugar el pasado verano, acontecimiento predicho por
Nostradamus y refrendado por la Cruz que se formó en los "cielos" y por el
eclipse solar que tanta expectación levantó a todo el mundo.
Dicho acontecimiento ha abierto una puerta dimensional y ha marcado un camino hacia el
futuro, camino que todo aquel que quiera formar parte de ese futuro tendrá que recorrer,
porque el pasado ha sido sellado y el futuro ha sido abierto.
Con todo ello, el próximo cambio de año en realidad no significa nada, porque es tan
sólo un suceso menor dentro de un ciclo mayor que ya empezó y que nos conducirá al
auténtico inicio del tercer milenio que es, repito, el 1 de enero del 2001.
Y en este ciclo intermedio lo que ocurrirá es que se derrumbarán las
mentiras creadas por el hombre. La naturaleza reclamará su sitio y su respeto y se
cobrará en vidas humanas todo el daño que el hombre le causa. La verdadera naturaleza
del hombre y su razón de ser, el porqué y para qué existe y fue creado, quedará claro
ante los ojos de los que quieran y necesiten ver la verdad. Los falsos "dioses"
y sus falsos seguidores quedarán en evidencia ante la fuerza de la verdad y el caos se
extenderá por toda la Tierra al perder el hombre la confianza en aquellos que se
aprovechan de su ingenuidad y le mantienen atemorizado y engañado.
Pero en medio de todo brillará la Luz que emana de la Puerta abierta, Luz que podrán
seguir todos aquellos que han comprendido que la Ley Superior marca como asignatura
obligatoria la práctica del Amor Activo, es decir, la entrega a los demás, el respeto a
todo lo creado, el dar como actitud de vida.
Todos somos UNO ante los ojos del Creador, y esa es la primera y más
importante de las verdades existentes. Mientras el hombre no la respete y la cumpla, su
camino hacia el futuro se verá cortado por sus propias y egoístas acciones que se
volverán contra él. Así sucedió siempre y así ahora se vivirá el examen final.
No existirá un fin del mundo, tal y como algunos esperan, sino un fin del dominio del
hombre sobre todo lo creado, porque la creación entera no le pertenece al hombre, sino a
su Creador.
Pero mientras el hombre reflexiona y aprende, ya se está creando un
futuro nuevo para aquellos que comprendan y rectifiquen.
Ahí radica la generosidad del Creador y la verdadera dimensión de su Amor.
Hay una Puerta abierta al futuro. Piensa, observa y da los cambios oportunos. Por
supuesto, si lo deseas. |