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TEXTO: MARILÓ HIDALGO Antes sólo eran unas pocas las
revistas que lideraban el sector rosa en nuestro país. Hoy este tipo de información ha
pasado a ser un espacio obligado en casi todos los diarios y revistas de información
general. La prensa rosa parece tener en sus páginas casi siempre a los mismos personajes, es como si estuviesen abonados. Es más, se podría decir incluso, que cada revista tiene sus propios personajes estrella, y los hay para todos los gustos, para ello sólo hace falta ser famoso, hijo de famoso o simplemente no hacer nada. Son personajes de alto standing denominados por la prensa del corazón como famosos por contrato, capaces de crear una noticia allí donde van. Este grupo de agraciados sólo se deben de preocupar por cumplir las condiciones del contrato, que consiste en generar un determinado número de noticias o colaboraciones -no importa qué- a cambio de una importante cifra con muchos ceros. Así se ganan la vida muchos de los llamados famosos en nuestro país. Otros utilizan la cheque-Press que no es una tarjeta de crédito pero que también es traducible en dinero. Se llama así en la prensa del corazón a la venta pactada de reportajes. Aquí entramos en un terreno donde todo vale: un viaje, un ir a buscar a los niños al cole, salir del dentista, conseguir la custodia de tu hijo, un vestido en una fiesta o una carrera en una media. Prima la información desenfadada, rosa, sin complicaciones. Tal es así que un periodista del género que se precie, sabe que si por esas casualidades de la vida se tropieza con una noticia negativa -que también las hay- acerca de un personaje, se verá obligado a cambiarla por una buena... porque vende más. Y es que los españoles y españolas dejan claro en los kioscos que antes compran una noticia alegre -bodas, nacimientos, etc.- que un escándalo o una desgracia. La guerra entre las distintas publicaciones hace que lleguen a publicarse rumores sin confirmar. A mayor escándalo, mayores ventas. En medio de todo este teatro no hay que olvidar el papel de las agencias, que son las que abastecen de noticias a las
publicaciones y también las que hacen de intermediarios entre el famoso y la prensa rosa.
Casi el 50% de la información que se publica en la prensa del corazón proviene de una
agencia. La vida y milagros de la gente guapa interesa a muchos españoles. Se venden bodas, divorcios, embarazos, riñas... Todo se compra o se vende. Nada es casual en la prensa del corazón. El sociólogo Amando de Miguel cambiaría el nombre de revistas del
corazón para denominarlas revistas cordiales. "Venden cordialidad -comenta el
sociólogo-, ofrecen el lado afectuoso de la vida y es lógico que tengan una demanda como
la que tienen, porque la vida es muy gris y aburrida. Se diferencia del amarillismo porque
éste sólo vende el lado siniestro de las cosas. Para la prensa amarilla todos son malos,
para la rosa son todos buenos. En España no hay prensa amarilla, fracasaron todos los
intentos. Por el contrario, la prensa del corazón tiene tanta acogida que el resto de las
revistas de información general y hasta los periódicos se han contagiado por esta
tendencia, incluyendo en lugares destacados información cordial". Hoy el colectivo de periodistas se ha hecho muy complejo. Muchas veces
se pierde el sentido de lo que debe ser el servicio a la sociedad, explica Félix Santos,
periodista corresponsal del Consejo de Europa para España. Ha llegado a importar más
-continúa- que una noticia tenga un reborde morboso, espectacular, escandaloso o
pintoresco que el impacto que pueda producir esa información en el lector. Eso se
advierte claramente cuando se manejan en la información -con gran alegría- datos
íntimos o datos que aluden a menores o a la vida personal de la gente (..) El periodista
-lamenta Santos- se ha convertido en un instrumento adiestrado para detectar
primordialmente lo que vende, es decir, la espuma de los acontecimientos". ¿Derecho a la intimidad? La ley tiene enormes lagunas a la hora de proteger a los ciudadanos. Aquellos grandes titulares, aquel estilo directo y ágil, los dibujos y caricaturas, las entrevistas rompiendo el texto consiguieron sin duda el primer objetivo de Pulitzer: convertir la lectura del periódico en un acto agradable y para todos. Ese cambio de forma iba por supuesto acompañado de un cambio en el contenido: hacían falta noticias que engancharan con el público, sentimientos con los que se pudieran sentir identificados. Es conocido como el padre de lo que se llamó el "I make news", algo así como "yo provoco la noticia". ¿Cómo lo hacía? Generando situaciones, pero sin inventar la noticia. Esta fórmula sería la que luego daría lugar al amarillismo puro y duro que llegaría en aquella época a límites imaginables. El profesor Timoteo Alvarez -catedrático de Historia de la Comunicación-define formalmente el amarillismo como "el dominio de un sensacionalismo exagerado que convierte el periódico en algo gritón, de colorines, sin fines fuera de sí mismo y al lector en mero engullidor de sensaciones impresas".
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