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Tenemos 185 lectores conectadosFuego sobre Gernika |
El primer avión apareció hacia las cuatro de la tarde, dejando caer algunas bombas. Quince minutos más tarde llegaron tres aeronaves más, volando muy bajo en formación triangular. Era el 26 de abril de 1937, día de mercado en Gernika, ciudad santa de los vascos, y en ese momento de la Guerra Civil Española comenzaba el bombardeo sistemático que duraría tres horas.
![]() La gente había corrido a los refugios, construidos apresuradamente unos días antes, algunos tan precarios que se desplomaron convirtiéndose en trampas mortales. Muchos se escondieron en las fábricas, las bodegas o los sótanos de los edificios. Otros decidieron abandonar la villa y se ocultaron en el monte, entre los matorrales, en las huertas y en los caseríos, hasta en las zanjas. Nunca se supo exactamente cuántas personas murieron ese día, ya que los escombros no se removieron hasta 1941. Algunas fuentes hablan de más de mil muertos, otras de 600. Incontables víctimas quedaron heridas, asfixiadas o quemadas, varios miles de personas, sin hogar. ¿Quién estaba detrás de la masacre? En un primer momento las fuerzas nacionales culparon a los 'rojos separatistas' y éstos a ellos, causando una gran confusión. José Antonio Aguirre, Presidente del Gobierno de Euskadi afirmó: "Ante Dios y ante la Historia que a todos nos ha de juzgar, afirmo que durante tres horas y media los aviones alemanes bombardearon con saña desconocida la población civil indefensa de la histórica villa de Gernika reduciéndola a cenizas, persiguiendo con el fuego de ametralladora a mujeres y niños, que han perecido en gran número, huyendo los demás alocados por el terror". A lo que respondió Francisco Franco: "Aguirre miente. Nosotros hemos respetado Gernika, como respetamos todo lo español". Hasta que el periodista británico George Steer se adentró entre las ruinas humeantes y comprobó que las bombas que no habían explotado daban testimonio de su fabricación alemana. Entonces desveló la verdad en una crónica que fue primera plana al día siguiente en el Times y el New York Times: los autores habían sido la Legión Cóndor alemana y la Aviación Legionaria italiana, en apoyo a las sublevadas tropas franquistas. Alemania tardó largos años en reconocer la autoría de ese tremendo crimen contra la humanidad. La devastadora táctica militar empleada en Gernika había sido, en realidad, un ensayo de los bombardeos masivos que se aplicarían dos años más tarde durante la Segunda Guerra Mundial, según las cínicas declaraciones hechas por los propios aviadores alemanes e italianos. El mundo enmudeció ante la barbarie. Pocas semanas más tarde Pablo Picasso pintó su célebre cuadro "Gernika", que simboliza los horrores de la guerra (y que es desde entonces un alegato antibelicista) y que fue exhibido por vez primera en la Exposición Internacional de París de 1937. Alemania tardó largos años en reconocer la autoría de ese tremendo crimen contra la humanidad. En 1997, en el 60º aniversario del brutal atentado, el presidente de Alemania Roman Herzog envió una carta a los supervivientes en la que admitía la implicación de su país en el ataque aéreo de 1937 y les pedía perdón. Los testigos supervivientes de la masacre le respondieron tendiendo la mano, en un generoso gesto de reconciliación, con esta emotiva carta: "Y nos lanzaron una lluvia de fuego, metralla y muerte. Y destruyeron nuestro pueblo. Y aquella noche ya no pudimos volver a cenar en nuestra casa, ni a dormir en nuestra cama. Ya no teníamos hogar. No teníamos casa. Pero aquel acto incomprensible para nosotros, no nos dejó un sentimiento de odio o de venganza, sino un deseo enorme, inmenso, de paz. El deseo de que aquello no debía suceder nunca más. Y que de las ruinas de lo que fue nuestro pueblo, debía surgir una bandera de paz para todos los pueblos del mundo". Hoy, cerradas ya las heridas del pasado, el Gernikako Arbola (Árbol de Gernika), un retoño del centenario roble, símbolo de las libertades vascas (que resultara milagrosamente ileso durante el bombardeo), sigue erigiéndose como testigo inmutable del paso del tiempo y ofreciendo su manto de sombra a los lehendakaris cuando juran proteger a Euskadi. Δ
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