Lo último en Nacional
- La Universidad española en cifras
- Aumentar los salarios para salir de la crisis
- Los Puentes de Madison o el porqué las encuestas quizás no se equivocaban
- Los jubilados sostienen al PP y PSOE, los jóvenes buscan la ruptura
- Valoración de líderes y factores del voto
- El legado del gobierno del Partido Popular
Comentarios
- ¿Por qué interesan las energías renovables?
Gracias a las renovables, todo el mundo podría tener energía a coste simbólico (... Leer - ¿Cómo se crea el dinero y quién se encarga de ello...
Como pueden jugar con la gente ahora somos esclavos del sistema financiero mundi... Leer - Física cuántica y cotidiana. Sonia Fernández-Vidal...
• Toda partícula/onda tiene masa • Todo lo que existe tiene masa • La última y l... Leer - El edificio del 78
Este edificio ha de ser reformado. Vamos!. Leer - Ser brecha o pared: Podemos y las terceras eleccio...
Discrepo ligeramente... A la vista de los acontecimientos, de la estadística y d... Leer
.
Conéctate
Quién está en línea
Tenemos 334 lectores conectadosNo es nuestra deuda y no es nuestro rescate |
No es nuestra deuda y no es nuestro rescate
5.0 out of
5
based on
5 votes.
Los bancos alemanes y franceses son los principales acreedores del sistema financiero español y, en consecuencia, los principales interesados en que las deudas se devuelvan. ![]() La mayor parte de esta deuda actual del sistema financiero español tiene su contraparte en los bancos alemanes (139.191 millones) y bancos franceses (115.261 millones), los cuales juntos poseen casi el 45% de la deuda total. Es decir, los bancos alemanes y franceses son los principales acreedores del sistema financiero español y, en consecuencia, los principales interesados en que las deudas se devuelvan. Este "rescate" únicamente consiste en proporcionar recursos al sistema financiero español para que pueda hacer frente a sus deudas, aplicando como condición duros procesos de reestructuración interna. ![]() Pero hay una cuestión aún más interesante desde el punto de vista de la economía política y que emerge cuando hacemos dos preguntas que van al corazón del problema: ¿debemos pagar estas deudas? y ¿son estas nuestras deudas? Ni las deudas se pagan siempre –la historia económica está llena de siglos de impagos y reestructuraciones de deuda-, ni las deudas han de ser asumidas por partes que no fueron las mismas que contrajeron el préstamo.Cualquier economista liberal se aterrorizará al pensar que hay quien propone no pagar e incluso no asumir como propias estas deudas. Puede ser que hasta los no economistas valoren muy negativamente la falta de moral de quien reniega de un compromiso asumido previamente. Pero lo cierto es que ni las deudas se pagan siempre –la historia económica está llena de siglos de impagos y reestructuraciones de deuda- ni las deudas han de ser asumidas por partes que no fueron las mismas que contrajeron el préstamo –el concepto de deuda odiosa o ilegítima-. El liberalismo económico siempre ha sido una ideología justificativa de determinadas políticas económicas, pero poco consistente en la práctica. De hecho, lo verdaderamente liberal sería asumir que dado que los bancos españoles están en quiebra –y no pueden pagar por si mismos sus deudas- aquellos que les prestaron también habrían de sufrir pérdidas por haber hecho una inversión ruinosa. De otra forma, como ocurre en la actualidad, existe el llamado riesgo moral: cualquier banco alemán puede prestar a los bancos españoles, aunque sepa que es para apostar en un casino, porque saben que siempre serán rescatados. El milagro español es la otra cara de la moneda del milagro alemán, y viceversa. ![]() Y tenemos que hacernos las preguntas adecuadas: ¿tiene sentido que los bancos alemanes que se arriesgaron prestando a bancos españoles, y ganaron tantos beneficios por ello, no tengan pérdidas ahora que se demuestra que fracasaron eligiendo a quién prestar? ¿tiene sentido, por otra parte, que las deudas de las entidades financieras tengan que ser pagadas por los trabajadores en forma de recortes sociales y económicos? No olvidemos que la economía española tuvo una burbuja inmobiliaria, promovida políticamente por los gobiernos del bipartidismo, para poder escapar de su falta de competitividad internacional. Esto fue una especie de huida hacia delante, permitiendo que durante algunos años se creara mucho empleo y el dinero fluyera hacia los bolsillos de los empresarios de la construcción, de las empresas financieras y de los políticos corruptos. Pero ese crecimiento económico sólo fue posible gracias a que países como Alemania reciclaban sus ingresos comerciales por la vía de préstamos a la periferia europea. Es decir, el milagro español es la otra cara de la moneda del milagro alemán, y viceversa. Un modelo simbiótico en el que ambas partes se necesitan y en la que ambas son responsables en un sentido agregado. Porque una vez que uno escarba en la superficie se encuentra con que los únicos que salían beneficiados de este modelo eran las grandes oligarquías de uno y otro país, con la mayor parte de la población de ambos sufriendo recortes en sus condiciones de vida. Δ Alberto Garzón. Economista y diputado http://www.agarzon.net/
|
Comentarios
Suscripción de noticias RSS para comentarios de esta entrada.