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Pintan bastos |
Pintan bastos
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![]() Y no solo adelgazarlo sino racionalizarlo, acomodarlo a las necesidades, gestionarlo con más eficacia y menos despropósito. Los que vivimos en la Comunidad Valenciana nos hemos acostumbrado ya a los despropósitos económicos del Consell, administrador de una de las Comunidades con mayor deuda del país y que lleva años lanzado al gasto suntuario al tiempo que escatima gastos necesarios. No pasa un día sin que alguien se queje del incumplimiento de las obligaciones del Gobierno valenciano. Cuando no son los abogados del turno de oficio son los directores de los colegios públicos que llevan meses sin cobrar la subvención para hacer Hay empresarios que después de llevar años de pingües beneficios en cuanto tienen un mal año ya quieren ahorrarse gastos y no son capaces de utilizar parte de aquellos beneficios para hacer más llevadera la carga a los trabajadores.frente al gasto de comedor. Y para no gastarse su parte en la distribución de ordenadores a los niños, alegan que producen miopía. Los gestores de las Universidades públicas pasan apuros para pagar los salarios de los profesores mientras que la iniciativa privada católica al respecto, cuya necesidad no parece demostrada, es la hija predilecta del Gobierno Camps. Las aventuras tipo Copa de América, que parecía iban a producir beneficios a la comunidad sólo producen gastos y hay más gastos de patrocinio e imagen en el mundo deportivo que parece solo tienen como fin el que los altos cargos se paseen y se hagan fotos como si ello produjera alguna satisfacción a los simples ciudadanos, muchos de los cuales están en el paro cuya cifra valenciana también es máxima en España. Los empresarios valencianos, que deberían crear empleo como contribución importante al futuro de la Comunidad, no parece tienen mucha iniciativa al respecto y se apuntan con entusiasmo a las medidas de reforma laboral que trasladan a los trabajadores las consecuencias de la crisis. Hay empresarios que después de llevar años de pingües beneficios en cuanto tienen un mal año ya quieren ahorrarse gastos y no son capaces de utilizar parte de aquellos beneficios para hacer más llevadera la carga a los trabajadores. Ellos siempre quieren estar a las maduras. El panorama no es muy alentador y así como la mayoría de nosotros nos vemos obligados a ahorrar, a gastar con criterio, nos sentimos en el derecho de pedir a los administradores del dinero público que se comporten como buenos padres de familia, con transparencia, con sensibilidad. Y si no lo hacen, nos veremos obligados a retirarles la confianza, única herramienta que tiene el ciudadano de castigar a los políticos. Δ Alberto Moncada. Sociólogo
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