Un estudiante japonés, suplantado en un examen por su padre |
Un estudiante japonés, suplantado en un examen por su padre
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Caballero, no se lo tome a mal. Los años pasan para todos, y teniendo en cuenta que su vástago tiene veinte primaveras y usted cincuenta y cuatro, es normal que el tribunal notase la diferencia, por mucho tinte que se echara. Y es que ese pobre hombre debía estar desesperado con el chaval, que no era capaz de conseguir el título que le permitiría trabajar en la empresa familiar. El padre, de la vieja escuela, debe ser de los que piensan que lo que no hace uno mismo no está bien hecho. Debería plantearse que quizá el chaval suspende el examen… a posta, para evitarse dolores de cabeza. La empresa familiar es lo que tiene. Δ
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